El día con menos cumpleaños del año: ¿por qué el 25 de diciembre nacen menos españoles?
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El 25 de diciembre es el día que se celebran menos cumpleaños en España. La respuesta no es porque el día de Navidad eclipse cualquier otro festejo; sino una combinación de factores históricos, sociales, culturales y laborales, pasados y presentes, que hacen que, ... efectivamente, este sea el día con menor número de nacimientos de todo el año.
Biológicamente, deberían nacer el mismo número de bebés cada día, pero son muchos los factores que decantan la estacionalidad de la natalidad, con unos periodos por encima de otros. En el caso del 25 de diciembre confluyen principalmente dos: es festivo y es diciembre. Los días de fiesta nacen menos niños, un patrón cada vez más frecuente; y el mes de diciembre ha sido históricamente bajo en el número de nacimientos, aunque esta tendencia se ha suavizado las últimas décadas.
Primer factor: día festivo
Desde hace medio siglo en España, el momento exacto del nacimiento no depende exclusivamente de un proceso biológico aleatorio, sino que la programación, incluso la inducción, son actuaciones cada vez más frecuentes. «Hay un cambio claro cada vez más acusado en el patrón de nacimientos, concentrado en los días laborales. Los sábados nacen menos niños, y los domingos aún menos. Es un reflejo de la organización de los tiempos hospitalarios. Cuando es posible los partos se programan siguiendo la lógica de la organización médica», explica a ABC Josep Lledó, profesor del departamento de Economía Aplicada de la Universidad de Valencia y coautor de varias investigaciones sobre la estacionalidad de los nacimientos.
«El parto intervencionista es un auténtico patrón cultural de asistencia, adaptado a la organización del tiempo de trabajo, concentrado de lunes a viernes. A partir de los años setenta se aprecia una caída de los nacimientos en los domingos que se extiende, con mayor intensidad a partir de los años noventa, a los sábados», según constata en su estudio 'Transformación en la distribución semanal de los nacimientos'.
El 6 de diciembre, otro festivo nacional también del mes de diciembre, es el segundo día con menos cumpleaños, según la estadística del padrón municipal del INE con datos de 2021. Los siete días del año con menor número de cumpleaños son todos de diciembre, principalmente de fin de año y del puente de la Constitución y la Inmaculada. Son, en este orden, los días 25, 6, 30, 31, 23, 26 y 7 de diciembre.
A diferencia de otros festivos, el 25 de diciembre tiene el añadido de que siempre ha sido día de fiesta; y a diferencia de los domingos, que varían cada año, no cambia de fecha. En el día de Navidad hay, por tanto, una acumulación anual de factores contrarios a dar a luz. En el lado opuesto, el 1 de enero, también festivo, es el día con mayor número de nacimientos registrados. Sin embargo, según explica el INE a ABC, esto se debe a que a este día imputan los nacimientos sin fecha concreta, sobre todo de personas de mayor edad.
Segundo factor: diciembre
Históricamente, el mes de diciembre ha sido, década por década, uno de los meses con menor número de nacimientos, cuando no el menor. En el conjunto de todo el padrón, teniendo en cuenta que no todos los meses tienen el mismo número de días, diciembre es el mes con menos nacimientos al día de media, seguido de noviembre. En el lado opuesto están septiembre y mayo.
Para analizar esta situación importa sobre todo el momento de la concepción. Los niños nacidos en diciembre han sido concebidos en marzo. ¿Qué ocurre en marzo?
Un factor a tener en cuenta es el 'efecto Cuaresma', confirmado en otro estudio sociológico coelaborado por Lledó. En sociedades marcadas por la religión católica, el precepto de la abstención sexual durante la Cuaresma y la Semana Santa tendía a reducir el número de concepciones en ese periodo, que abarca gran parte o completamente, según el año, el mes de marzo. Este factor se ha ido diluyendo por la secularización de la sociedad, hasta dejar completamente de ser un condicionante en la estacionalidad de la natalidad a partir de los años ochenta, según su estudio con datos de Andalucía.
Estacionalidad de los nacimientos
En paralelo, hay un efecto rebote al final de la Cuaresma, un pico después de las restricciones. Este efecto coincide además con otro más determinante aún en las sociedades previas a la transición demográfica: el efecto de la primavera. Las concepciones en mayo y junio se ven reflejadas en los nacimientos en febrero y marzo. Estos meses son los más habituales entre los españoles nacidos en las décadas de los años treinta, cuarenta y cincuenta. Además, el calendario agrícola invitaba a estos nacimientos en invierno, el mejor momento para el cuidado de parturientas y recién nacidos, y para liberar de carga a las mujeres en primavera y verano para ayudar en el campo.
El mayor número de horas de sol determina biológicamente un aumento de la actividad sexual de los animales. En sociedades con poco o ningún control de natalidad, como en la España previa a la transición demográfica, esto se traduce en un mayor número de concepciones, según explica Antonio Quesada, investigador de Antropología Biológica, Paleoecología Humana de la Universidad de Granada. Como resume el refrán, «la primavera, la sangre altera».
«La estacionalidad de los nacimientos en la especie humana es un fenómeno complejo, que depende tanto de factores biológicos como culturales», explica Quesada. «A medida que mejoran las condiciones de vida de las poblaciones la estacionalidad tiende a atenuarse. ¿Desaparece totalmente? No tiene por qué, pues a medida que la influencia de los factores naturales pierde importancia en los grupos humanos, aumenta la de los factores culturales. Y eso hace que puedan aparecer nuevos patrones estacionales. En los últimos años está influido por los periodos festivos».
La fecundidad ha pasado a ser un acto voluntario. Una evolución desde patrones de fecundidad natural, en los que los factores ambientales juegan un papel fundamental en la regulación de la natalidad, hasta los años sesenta en el caso de España, hacia modelos definidos por factores de tipo sociocultural.
«Antes no era una fecundidad azarosa. Los periodos de asueto eran determinantes. Las fiestas, donde empezaban los noviazgos y se celebraban las bodas, coincidían con el final de la cosecha. La propia comunidad establecía un control de la fecundidad fijando, por ejemplo, cuándo casarse. La fecundidad estaba ligada a la nupcialidad, porque una vez casada una mujer, el embarazo era casi inmediato», explica Julio Pérez Díaz, demógrafo del CSIC. «A partir de los años sesenta, incluso más tarde, se generalizan en España los anticonceptivos fiables y baratos», apunta como clave para la transición demográfica.
Años 70 y 80
En las décadas de setenta y ochenta, el efecto vacaciones es determinante. Los nacidos en mayo, concebidos en agosto, son mayoría. «Las concepciones en periodo vacacional influyen sin duda en el mayor número de nacimientos en mayo en las décadas de los setenta y ochenta», asegura Lledó. «En la España industrial, las vacaciones se disfrutaban a la vez de forma mayoritaria», corrobora Pérez Díaz.
Esa estacionalidad, sin embargo, cambia a partir de los noventa. «Esto se rompe en la economía de servicios, más atomizada, con sectores diversos. Eso hace que parezca que la estacionalidad puede acabar, pero hay otros condicionantes, como los laborales. Por ejemplo, las regiones turísticas están condicionadas por el empleo de temporada», matiza el demógrafo del CSIC.
A partir de los años 90
«Ahora, la distribución de nacimientos por meses es prácticamente uniforme, con un ligero pico en septiembre, creemos que debido a un mayor número de concepciones en diciembre por las fiestas navideñas», según Lledó. Quesada corrobora este punto que explica el mayor número de nacimientos de septiembre: «Hay un pico de concepciones justamente en torno al día de fin de año, tradicionalmente día festivo y propicio para una mayor actividad sexual; y en contexto más amplio con lo que puede ser toda la Navidad».
Pérez Díaz apunta además como posible hipótesis el efecto psicológico de comienzo de año: «Las decisiones individuales tienen ahora más peso. Incluso a nivel psicológico. El paso de un año a otro hace que las personas sean más proclives a hacer planes de futuro».