Seis muertos y varios heridos tras una avalancha en los Alpes franceses

Según la Prefectura regional, la avalancha tuvo una longitud de 500 metros y 1.600 de desnivel. Los partes meteorológicos nacionales, regionales y locales no habían previsto cambios significativos de temperatura, en una región muy frecuentada por turistas, alpinistas, aficionados al esquí y la marcha de media y alta montaña.

Ante la confusión y ausencia de información meteorológica las estaciones de esquí próximas, los servicios de bomberos y seguridad, policía y servicios turísticos no habían previsto medidas de seguridad particulares, durante uno de los fines de semana más importantes del año. De ahí la sorpresa, el pasmo, cuando impresionantes cantidades de nieve comenzaron a fundir (parcialmente) y deslizarse de la manera más amenazante para varios grupos de esquiadores y alpinistas aficionados.

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François Barbier, alcalde de Contamines-Montjoie, comenta el angustiado estupor en la región y los pueblos más cercanos: «El glaciar Armancette tiene un gran atractivo turístico, para los aficionados y esquiadores bien confirmados. Suben a pie hasta la cumbre, a unos 3.600 metros, para descender esquiando hasta el pueblo, Contamines, a 1.100 metros. Desde hace días, los albergues estaban ocupados, se esperaba un fin de semana de maravilla. El cambio brusco de las temperaturas provocó el alud, precipitando una ola de inquietud dramática, a corto y medio plazo. A corto plazo, ¿qué sería de las víctimas de la catástrofe? A medio plazo, ¿qué está cambiando para que se produzcan estos cambios tan repentinos de la temperatura? Estamos ante una de las avalanchas más dramáticas de los últimos veinte o treinta años».

La confusión se prolongó durante la tarde y noche del domingo, la madrugada y primeras horas del lunes. Los primeros trabajos de búsqueda de las posibles víctimas tropezaron con la falta de información sobre el número exacto de turistas, alpinistas y esquiadores que se encontraban en la zona.

Lentamente, a lo largo de la madrugada y primeras horas de la mañana del lunes comenzó a descubrirse la dimensión trágica del alud. Hasta seis muertos fueron descubiertos y rescatados. Una pareja de enamorados. Hombres jóvenes de menos de cuarenta años. Tres guías de alta montaña, de 39 y 49 años.

Dos helicópteros y varias unidades de socorro de alta montaña protagonizaron la aventura épica de la búsqueda y rescate de las víctimas, hasta dar por terminada esas operaciones, seguidas con emoción contenida en toda Francia, a través de las cadenas de televisión de información permanente.

«Ha sido una tragedia nacional», declaró el presidente Emmanuel Macron, agregando: «El Gobierno, el Estado, se ha movilizado para prestar socorro y ayuda a las familias, en nombre de la solidaridad nacional, en un momento de drama que reclama nuestro pésame y acompañamiento moral».

El «aumento rápido y significativo» de las temperaturas ha sorprendido a la opinión pública y los especialistas, por su carácter imprevisto muy fuera de lo común, consecuencia aparente del cambio climático, en una zona con cierta densidad demográfica, potencialmente amenazada, en un futuro menos lejano de lo que pudiera parecer.

El alud de Armancette es uno de los más dramáticos de los últimos veinte años. Entre el 2002 y el 2021, Francia ha sufrido una decena de avalanchas graves, cobrándose de 4 a 13 muertos.