Cuatro de cada diez alumnos de máster, en riesgo por el rodillo del catalán
Catedráticos alertan de una posible fuga de estudiantes latinoamericanos hacia otras comunidades sin barreras lingüísticas
«Perderemos a los universitarios de posgrado. Al borrar el español de los campus arrastrarán también al inglés»
Cataluña pierde un 50% de los universitarios del resto de España
Barcelona
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Iniciar sesiónEl plan de la Generalitat para impulsar el uso del catalán en las universidades –pretende que en el horizonte de 2025 ocho de cada diez asignaturas de grado se impartan en esta lengua y que el catalán aumente también de forma notable en los ... estudios de posgrado– no solo le pasará factura a la hora de recibir alumnos de otras comunidades, que ya han caído un 50 por ciento, sino que podría costarle la pérdida de cuatro de cada diez de los actuales alumnos de máster y de doctorado.
Según las últimas cifras que maneja el Ministerio de Educación, recogidas en el informe 'Datos y Cifras del Sistema Universitario Español. 2022-2023', consultado por este diario y que recoge los últimos datos disponibles referentes al curso 2021-2022, el 36,4 por ciento de los alumnos que cursan actualmente un máster en esta comunidad (10.289) son de nacionalidad extranjera. En el caso de los doctorados (6.078), el porcentaje es incluso superior, un 38,6 por ciento.
Los estudiantes procedentes de América Latina y Caribe son, según las cifras del informe, el grupo más presente en los estudios de posgrado en España (un 66,3 y 52,9 por ciento del total, respectivamente). La tendencia, según constatan los datos aportados por algunas universidades catalanas, se mantiene en esta comunidad y son también el grupo más numeroso. Por lo que respecta a los grados, la proporción de alumnos de fuera de España es inferior, pese a que ha aumentado en los últimos años. Actualmente suponen un 8,4 por ciento del alumnado en Cataluña, un total de 15.141 estudiantes.
En las tres grandes universidades catalanas, la Autónoma (UAB), la de Barcelona (UB) y la Politécnica de Cataluña (UPC), la cifra de estudiantes extranjeros en los estudios de posgrado ha ido a más en los últimos años e incluso en algunos centros supera a la media de Cataluña.
En la UAB, una de las más potentes en recepción de alumnado de fuera, el porcentaje de extranjeros inscritos en másteres y doctorados durante el curso 2021-2022 (el último del que se tienen cifras) es de 912 y 1.754, respectivamente. Porcentualmente suponen entre un 30 y 35 por ciento con respecto al total. En el caso de los másteres propios el impacto de alumnos foráneos alcanza el 41,8 por ciento (848 con respecto a los 2.046 totales), según consta en las cifras del Portal de Transparencia de la UAB. Los estudiantes procedentes de Latinoamérica representan el 24 por ciento (másteres) y el 24,6 por ciento (doctorados), respectivamente, según los datos facilitados a ABC por la universidad.
La mayoría, latinoamericanos
La tendencia es similar en la otra gran universidad catalana, la UB. El curso 2021-2022 se matricularon 2.285 alumnos extranjeros en másteres (un 35,7 por ciento de los 6.397 matriculados), y 1.699 en doctorados (un 33,5 por ciento de los 5.007 matriculados). Las nacionalidades más presentes en los cursos de posgrado de la UB son Colombia, China, Chile, Ecuador y Perú. En los doctorados, las nacionalidades más comunes son Chile, Italia y Colombia, según datos facilitados por la universidad.
La Universidad Politécnica sigue la tónica de las anteriores. En el último curso del que tiene datos, se matricularon un total de 1.454 alumnos foráneos en los másteres (un 27,4 por ciento del total) y 1.148 de doctorado (un 54,56 por ciento). Con respecto a las nacionalidades, un 22,69 por ciento y un 23,4 por ciento de los matriculados en másteres y doctorados, respectivamente, procedían de países latinoamericanos.
Catedráticos consultados por este diario advierten de los riesgos de imponer «barreras lingüísticas artificiales» en los estudios universitarios, especialmente en los de posgrado. «Este tipo de barreras causan pérdidas tanto para los profesores como para el alumnado», asegura el catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Barcelona, Jorge Calero.
«Habrá más endogamia»
En cuanto a las posibles repercusiones en la docencia apunta tres: «Pérdida de competencia, endogamia y proteccionismo». A su juicio, el objetivo que se ha marcado el gobierno catalán de imponer el uso del catalán en ocho de cada diez clases de grado y de aumentar también notablemente la presencia de la lengua autonómica en los másteres y doctorados, ya está pasando factura a las universidades con el «desplome» este curso de la cifra de estudiantes procedentes de otras comunidades autónomas. «Está claro que con esta imposición idiomática les va a resultar más cómodo estudiar en otras comunidades en las que no se les imponga una lengua que no conocen», precisa Calero.
A su entender, «una lengua mantenida artificialmente no es beneficiosa ni para las personas ni para la propia lengua». Y lanza una reflexión: «Siempre se habla de los derechos de una lengua pero las lenguas no tienen derechos, son las personas las que tienen derechos lingüísticos. Es un matiz importante». La 'catalanización' de los campus, según el catedrático, «impactará de lleno» en los estudios de posgrado.
«Los entornos lingüísticos artificiales se crean siempre en base a una población cautiva. En el caso de los másteres, los alumnos no son esa población cautiva y por ese motivo, si son latinoamericanos, lo más probable es que elijan otra comunidad autónoma en la que puedan estudiar en español; es lógico. Imponer el catalán va a suponer claramente un riesgo de pérdida de ese alumnado», señala el catedrático, que critica la 'esquizofrenia política' de la Generalitat, que aprueba un decreto para prohibir los porcentajes en la educación obligatoria, es decir en las etapas de Primaria y Secundaria, y, por contra, los impone, «y elevados», en el ámbito académico. «Lo que trasciende de ello es que más que un impulso al catalán lo que hay es cierta hispanofobia en el uso político de las lenguas», añade Jorge Calero.
Critica, asimismo, la forma en la que la Generalitat fiscaliza el uso del catalán en los centros universitarios, a través de las quejas anónimas de los alumnos que protestan cuando una asignatura anunciada en una lengua se imparte finalmente en otra.
«Chivateo totalitario»
Los profesores –hasta que la Generalitat no imponga su plan– tienen la libertad de impartir la clase en la lengua que deseen (catalán, castellano o inglés) y deben especificar su elección en el plan de la asignatura. Si no respetan la lengua anunciada y la cambian por otra pueden ser objeto de una denuncia. Calero censura esta fórmula de delación anónima que tilda de «chivateo totalitario».
El catedrático de Economía Aplicada, con una sólida trayectoria académica, cree que la Generalitat tiene mecanismos indirectos para imponer el uso del catalán en la docencia como «el impulso de incentivos económicos para aquellas facultades o departamentos que apuesten por reforzar el idioma» pero afirma que «no puede imponerlo de una forma directa». De hacerlo, él, según avanza, se rebelaría sin lugar a dudas. También Juan Carlos Aguado, profesor titular de la Escuela de Ingeniería Aeroespacial y Telecomunicaciones de Castelldefels de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC), cree que hay fórmulas para que el Govern pueda materalizar su meta lingüística.
«La 'catalanización' de los campus va a ser un suicidio»
«Puede aumentar la presión social para que las universidades impartan más clases en catalán, aunque si la Generalitat cumple el objetivo de 'catalanización' absoluta de los campus va a ser un suicidio. Con un 80 por ciento de docencia en catalán nos quedaremos sin alumnos de posgrado», apunta. Recuerda, asimismo, que el 50 por ciento de alumnado de otras universidades ya ha empezado a dejar de lado a Cataluña.
«Este año se ha pasado de un 18 por ciento (2022) a un 8 por ciento (2023) de alumnado extranjero en las preinscripciones de las universidades catalanas», añade el profesor. Aguado señala que la Generalitat y las autoridades académicas catalanas «han rebajado» el compromiso que se fijó en un primer documento estudiantil que suscribieron los rectores, y «es comprensible –añade– porque saben que se juegan mucho». En este sentido, precisa que «el primer documento impulsado por un movimiento estudiantil bajo el nombre de 'Compromiso contra la Crisis Educativa' apuntaba entre otras metas la de 'lograr un mínimo del 80 por ciento de catalán en la docencia de cada grado, posgrado y máster'. Ese objetivo fue suscrito por todos los rectores catalanes pero ahora esa meta se ha suavizado y en los planes de lengua de las universidades se habla de un 80 por ciento de catalán en grados y un aumento notable del catalán en másteres y posgrados».
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Por otro lado, el profesor de la UPC considera «un contrasentido» que el Gobierno catalán censure el uso de porcentajes en la educación obligatoria y pretenda después imponerlo en el ámbito académico.
«En mi universidad el 90 por ciento de los estudios de posgrado están orientados a los alumnos extranjeros. Al matar al castellano van a arrastrar también al inglés», advierte Aguado, que ve «motivación política» tras el plan del Govern de convertir al catalán en la lengua dominante en los estudios universitarios. «Lo visten o argumentan con que dominar el catalán abre puertas al alumnado para insertarse en el mercado laboral, aunque es un mercado realmente muy limitado; el castellano se las abre a un mercado de 500 millones de personas, y el inglés a un mercado global», concluye.
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