Las sirenas de alarma no sonaron cuando las llamas arrasaban la isla de Maui

La posibilidad de que se encuentren más víctimas es muy cierta. Todavía hay cientos de vecinos no localizados y las autoridades reconocieron que las labores de búsqueda dentro de los edificios calcinados por el fuego en Lahaina no había comenzado hasta el viernes.

«Durante la próxima semana, estaremos todo lo cerca posible de una revisión completa», dijo el viernes a la cadena CNN el gobernador de Hawái, Josh Green. «A veces, en desastres naturales, o incluso en desastres en tiempo de guerra, y en lo que concierne a Lahaina parece una zona de guerra, algunas veces se descubre después de un tiempo que alguien ha fallecido, porque ha sido quemado por completo».

«Esperamos que haya malas noticias en los próximos días», reconoció uno de los dos senadores del estado, el demócrata Brian Schatz. El incendio que sufrió Maui es ya el más letal de la historia de EE.UU. tras superar al que mató a 85 personas en el norte de California en noviembre de 2018.

El luto por los muertos de Lahaina y la desolación de los supervivientes que lo han perdido se mezcla con el cuestionamiento de la respuesta de las autoridades a este desastre natural. Hay dos asuntos en el punto de mira: la gestión del tendido eléctrico y su impacto en la propagación del fuego; y el funcionamiento de las sirenas —o su ausencia— cuando las llamas llegaron a las zonas residenciales de Lahaina.

Cuatro días antes de que se registraran los incendios en Maui -varios fuegos en diferentes zonas de la isla, ninguno tan mortífero como el de Lahaina por afectar a zonas poco pobladas- algunos meteorólogos advirtieron de la posibilidad de la presencia de fuertes vientos que dispararían el riesgo de incendios. Un huracán avanzaba y se dirigía a una región del Pacífico muy distante de Maui, pero sus vientos se sentirían con fuerza en la isla.

Todavía no hay una causa determinada de qué provocó los incendios, pero una posibilidad que se maneja es que los daños en el tendido eléctrico -postes electrificados caídos, chispas en nudos de transmisión- estuvieran detrás de ello. La sequía severa que sufre parte de Maui y el cambio de uso del terreno que ha experimentado la isla —antiguas plantaciones de piña o caña de azúcar que han desaparecido y ahora están cubiertas de matorral— son un combustible ideal para cualquier llama inicial. El viento fuerte hizo el resto.

La compañía eléctrica estatal no dio el paso de cortar el suministro eléctrico ante estas condiciones de riesgo. Tomó otras medidas de precaución, pero no esta, la más agresiva, que no es popular y que puede suponer una respuesta airada de los votantes. Es una medida que sí se aplica con más frecuencia en California desde los fuegos trágicos que sufrió en 2017 y 2018.

Los vecinos también se preguntan por qué no sonaron las sirenas de alarma en Lahaina, algo que podría haber ayudado a que los vecinos reaccionaran más rápido ante el avance de las llamas. Un portavoz de la Agencia de Gestión de Emergencias de Hawái reconoció a 'The Washington Post' que no hay registro de que las sirenas se activaran, pero sí otros sistemas de alarma -interrupción de la señal de radio y televisión con avisos, mensajes a móviles-, aunque no detalló en qué momento del avance del fuego.

Las autoridades «subestimaron la letalidad, la rapidez del fuego», criticó la diputada Jill Tokuda, que aseguró que los sistemas de alerta de emergencias tenían fallos. Green, el gobernador del estado, aseguró que se hará una revisión oficial de la respuesta de emergencias al incendio.