Covid-cero, muchas dudas: el incierto rumbo de China

La primera «optimización» de las restricciones coincide con casos máximos desde el traumático confinamiento de Shanghái y acrecienta el descontento ante un escenario sin salida

China registra las primeras tres muertes por Covid en seis meses

Varios ciudadanos hacen cola para hacerse la prueba del Covid-19 en Pekín Afp

Jaime Santirso

Corresponsal en China

Los gigantes acostumbran a moverse tan despacio que sus gestos a veces pueden pasar desapercibidos. China ha iniciado una relajación parcial, aunque significativa, de la política de Covid-cero que desde hace dos años y medio mantiene al país sometido al virus y aislado ... del resto del mundo. Avances que, sin embargo, coinciden con un repunte de casos sin precedentes desde el traumático confinamiento de Shanghái. Las autoridades aspiran a mitigar el enorme impacto económico y social, pero la ausencia de claridad en los términos a corto plazo y de una solución a largo alimenta la incertidumbre, con ella el miedo y el descontento.

Tras la conclusión del XX Congreso del Partido Comunista que confirmó a Xi Jinping como el líder chino más poderoso desde Mao Zedong y, por ende, la regresión personalista de la segunda potencia mundial, el recién nombrado Comité Permanente dedicó su encuentro de noviembre a discutir la estrategia sanitaria. Los siete hombres a la cabeza del régimen proclamaron una adhesión «inquebrantable», exigiendo «medidas más resolutivas» y a la vez «minimizar su impacto en el desarrollo»; una fórmula mágica, por antitética, pendiente de enunciación.

En respuesta a estas órdenes enfrentadas, la Comisión Nacional de Salud publicó el pasado viernes una lista de veinte puntos destinados a «optimizar» su actuación. Este nuevo protocolo redujo a ocho días las cuarentenas para viajeros procedentes del extranjero y retiró los límites a las aerolíneas ante la detección de positivos a bordo de vuelos internacionales. En clave doméstica, acabó con el rastreo de contactos próximos de contactos próximos de infectados y con el establecimiento de zonas «de riesgo intermedio», prácticas ante las que un solo contagio provocaba una cascada con miles de afectados.

Pruebas por billones

Dicha actualización deja las PCR generalizadas, que toda la población del país realiza de manera obligatoria al menos cada tres días, como el principal mecanismo de defensa ante el virus. Las autoridades, no obstante, han dado a entender que también estas experimentarán una reducción. Ciudades como Shijiazhuang llegaron a anunciar esta semana que suspenderían las pruebas, pero ante la perplejidad generalizada han optado por dar marcha atrás.

Semejantes titubeos responden al criterio dispar con el que las administraciones locales implementan las instrucciones contradictorias del Gobierno central, a las que se suma el desestabilizador impacto presupuestario de la campaña de testeo. Tanto es así que algunas urbes como Guiyang han comenzado a cobrar a los ciudadanos, imposición popularizada como «el impuesto del ácido nucleico». Pekín ha clausurado numerosos centros de pruebas en espacios públicos al mismo tiempo que varios distritos requerían un resultado diario, lo que aumentado las colas y el desconcierto.

«Existe una diferencia de percepción. Los líderes aseguran que no habrá cambios, pero para la gente de a pie estos resultan sustanciales», explica por teléfono Yanzhong Huang, investigador del Council on Foreign Relations especializado en salud global y profesor del Seton Hall School of Diplomacy. «Todo esto genera confusión y caos, sobre todo ante una política tan draconiana como la de covid-cero».

Estos desbarajustes, además, llegan cuando el virus marca cotas máximas en seis meses y amenaza con quedar fuera de control. La Comisión Nacional de Salud reportó el jueves 23.275 casos en las 24 horas previas, cifras ínfimas en un contexto internacional que ni siquiera contabiliza las infecciones, pero inquietantes para un país cuyo modelo aspira al cero. Las subvariantes de Ómicron BA.5.2 y BF.7 protagonizan esta última acometida, que alcanza una expansión geográfica inaudita: hasta 206 ciudades han detectado rebrotes en noviembre y, según datos de la consultora Gavekal, solo diez entre las cien más pobladas no han establecido restricciones.

Por China no pasa el coronavirus y, por tanto, tampoco el tiempo. Pekín, donde los contagios diarios se cuentan por cientos, ya ha decretado nuevos cierres. En el distrito de Chaoyang, el eje de la capital, centros educativos y todo tipo de locales comerciales excepto supermercados han bajado la persiana hasta nuevo aviso. Portavoces municipales no han corroborado que medie un mandato expreso de confinamiento, aunque han solicitado a los residentes que minimicen sus salidas al exterior a lo largo del fin de semana. En provincias distantes el secretismo gubernamental resulta aún rígido: algunas zonas de Xinjiang cumplen tres meses en cuarentena; en Zhengzhou, Henan, más de un mes, según ha podido saber ABC por medio de testimonios anónimos.

Hartazgo y revueltas

El foco crítico se sitúa en Cantón. La megalópolis de 15 millones de habitantes detectó el jueves 8.761 casos y ya acumula 46.000 en noviembre. La exasperación popular ha estallado en el céntrico distrito de Haizhu, donde se han producido violentas protestas en las que masas enfurecidas han derribado las empalizadas dispuestas ante edificios aislados. Esta zona supone la más afectada por el rebrote, y medios oficiales informan que casi 100.000 vecinos han sido desplazados a campos de cuarentena.

«Pese a tener muchos contagios, en Cantón no hay casos graves y más del 97% son asintomáticos», señala Huang. «Podría ser una buena oportunidad para abandonar la mentalidad de Covid-cero, profundizar la relajación y redefinir la narrativa, presentando la estrategia como un éxito».

Dos obstáculos considerables dificultan el regreso a la normalidad e inciden en la tensión entre soluciones a corto y largo plazo: la insuficiente tasa de vacunación de colectivos vulnerables y la escasez de recursos médicos. China ha obviado ambos frentes de acción para priorizar arreglos inmediatos capaces de mantener su modelo a flote, como las pruebas masivas y la construcción de hospitales de campaña en los que recluir a enfermos e, incluso, contactos próximos no infectados.

«Las vacunaciones entre la tercera edad se han detenido desde mediados de año, lo que refleja que el Gobierno no está preparando una reapertura inmediata con los sueros disponibles, sino que permanece a la espera de algo mejor. El problema es que quizá no tengan tiempo suficiente», apuntaba Ernan Cui, analista de Gavekal, en un informe reciente. «Las trayectorias más probables pasan por una reapertura controlada con el apoyo de avances médicos, o una caótica forzada por una epidemia fuera de control». China aspira a la primera, pero el riesgo de la segunda crece con cada día que pasa. A diferencia de los gigantes, los virus se mueven muy rápido.

Artículo solo para suscriptores
Tu suscripción al mejor periodismo
Anual
Un año por 15€
110€ 15€ Después de 1 año, 110€/año
Mensual
5 meses por 1€/mes
10'99€ 1€ Después de 5 meses, 10,99€/mes

Renovación a precio de tarifa vigente | Cancela cuando quieras

Ver comentarios