El porqué de las costumbres que rodean al Día de Todos los Santos

Inicialmente, la idea era ofrecer algo vivo que pudiera brindar alegría, considerando la muerte como un aspecto natural de la existencia. Sin embargo, algunos de inclinación supersticiosa creen que estas flores deben ser frescas para que puedan ser replantadas junto a la tumba, como si de alguna manera el difunto pudiese encontrar entretenimiento en ello. En esta jornada, los crisantemos son las flores preferidas para este propósito.

Algunos creen que el círculo simbolizado por la corona actúa como una barrera definitiva, impidiendo que el espíritu regrese.

¿Cuál es la razón detrás de la representación de Don Juan Tenorio? El personaje de Zorrilla solía ser representado de manera consistente en los teatros de España el primero de noviembre, ya que el desenlace de la obra ocurre durante la noche de Todos los Santos.

El origen de este dulce relleno de crema, chocolate o nata es un misterio. Según la tradición, se dice que cuando disfrutas de un buñuelo, estás contribuyendo a la liberación de un alma del Purgatorio.

Elaborados a partir de masa de mazapán y con una forma que no se asemeja a huesos en absoluto, estos dulces presentan un color beige que justifica su nombre, que es muy adecuado para la ocasión.

Representa un acto de respeto y duelo hacia la persona que nos deja, aunque el color negro no siempre fue la elección predominante. En la antigua Roma, por ejemplo, solían vestirse de blanco. La preferencia por el negro se debe a la creencia de que la ausencia de color «cierra el cuerpo de todas las formas posibles, evitando que las emociones de los vivos, como el dolor de los familiares, se desborden hacia el exterior» (según «Historias de supersticiosos»).

Para algunos, su origen se atribuye al antiguo temor humano a ser poseído por los espíritus de los difuntos. Según ciertos estudios antropológicos, en las ceremonias funerarias de sociedades primitivas, las personas solían pintarse el cuerpo de negro como un medio de camuflaje, con la intención de evitar que el alma del fallecido encontrara un nuevo anfitrión para alojarse. Esta teoría podría encontrar respaldo en la práctica de ciertas tribus africanas que, en funerales, cubren su piel con cenizas blancas para ocultar su color negro original.

Esta expresión se relaciona con la antigua costumbre griega de exponer el cuerpo fallecido en la casa antes de llevarlo al cementerio, tal como se menciona en una página del Ministerio de Educación. Según Pedro Pablo G. May en su libro «Historias de supersticiosos,» se argumenta que «si uno entra en la vida con los pies por delante, debe abandonarla de la misma manera». Sin embargo, hay quienes sostienen que si el cuerpo se coloca en la casa con la cabeza en primer lugar, el espíritu del difunto podría sentir que está renaciendo, perderse y permitir que su fantasma deambule eternamente por la vivienda.

Las personas más supersticiosas creen que de esta manera se influye en el espíritu de alguien que acaba de fallecer.