El colegio donde las chicas no le tienen miedo a las matemáticas

Las niñas se sienten más inseguras con las matemáticas, hay pocas chicas a las que les guste competir en las olimpiadas matemáticas, conforme avanzan de curso aumenta el porcentaje que declara que no le gusta la asignatura. Todas son frases habituales en estudios sobre educación y resultados de pruebas sobre las niñas y las matemáticas.

El Guadalaviar, sin embargo, va contracorriente y es uno de los mejores en matemáticas de España cuando se ha evaluado en PISA, como pasó en 2019. En la actualidad, en el colegio, del Opus Dei, usan Monk, una plataforma de evaluación de matemáticas, y los datos evidencian que el rendimiento del colegio está por encima de la media y las niñas expresan más confianza con la asignatura que en otros centros. La peculiaridad de este colegio es que es sólo de niñas, una opción cada vez más cuestionada en nuestro país, no así en otros.

Del Guadalaviar salió Lucía García Fenollar, estudiante de Matemáticas en la Universidad de Sevilla, que se recuerda de niña preparando los problemas de la Jornada Matemática, un concurso abierto a otros centros que lleva organizando su colegio desde 1992: «Fue lo que me hizo querer acercarme más a las mates. Era una manera de verlas más atractivas, casi como un juego». Y eso que, como recuerda la catedrática Marta Macho-Stadler, matemática y divulgadora científica, «diversos estudios muestran que las niñas rinden peor que los chicos en entornos competitivos. En competiciones del estilo de las olimpiadas científicas, a medida que la prueba va avanzando, ellas sienten (y se resienten) la presión competitiva mientras que ellos 'se crecen' cuando esta presión aumenta. La percepción de que ellas son menos brillantes que los chicos las lleva a autoboicotearse». De ahí que no le extrañe que, sin chicos en clase, en pruebas como PISA las chicas del Guadalaviar lo hagan mejor.

En cualquier caso, en su opinión eso no debería llevar a considerar la diferenciación educativa como una opción: «Aunque la evidencia diga que segregar ayuda a las chicas a sentir menos 'ansiedad' hacia las disciplinas STEM, creo que lo deseable es que la educación de chicas y chicos no frustre a nadie y se haga en común. ¿Segregar para luego pedirlas que se integren en mundos muy masculinizados? No tiene ningún sentido». En el Guadalaviar, sin embargo, citan un estudio australiano (Henebey et al. 2019) que demostró que las alumnas en coles sólo de chicas desarrollan habilidades clave para mejorar su confianza y poder liderar en contextos tradicionalmente masculinos.

Al ser sólo de chicas, uno de los mejores colegios en matemáticas en PISA de España no puede comparar en sus clases con los niños, pero sí puede saber cómo lo hace con el resto. Y sale muy bien parado en la comparación ¿Por qué? La directora del Guadalaviar, Chus Bolinches cree que la motivación con las matemáticas la consiguen de una manera indirecta: «Es el resultado de una serie de proyectos presentes desde infantil, como robótica u horas extras de STEM en Primaria», y añade como factor fundamental un trabajo muy personalizado con cada alumna. Esa confianza en ellas mismas se acaba notando en el concurso de la Jornada Matemática: «Siempre tenemos a alguna alumna que gana un premio».

Esos consejos–extraescolares, atención personalizada– son los que proporciona Lucía Cobreros, economista del thinktank EsadePol, en su publicación Mujeres en STEM, desde la educación básica a la carrera laboral, para lograr minimizar la brecha en matemáticas.

¿Cómo puede influir el hecho de que solo sean chicas? «La educación diferenciada» es un factor determinante para la ausencia de roles de género. Es una ventaja: se consigue una verdadera igualdad de oportunidades, se evita la comparación y la posible influencia que puede ejercer en la elección de unas materias más científicas o técnicas frente a otras», explica la directora. Aunque el modelo segregado educativo es algo muy cuestionado por opciones políticas de izquierda, el hecho es que la mayoría de las iniciativas en marcha para conseguir que haya más chicas con vocaciones de ciencia o de tecnología están enfocadas a extraescolares solo para ellas, ya sea charlas de profesionales mujeres de esos ámbitos o talleres de programación. Lo que se ve extraño en el ámbito escolar no lo es en el extraescolar.

Mientras, al Guadalaviar le avalan los números: El 25% de las alumnas optan por el Bachillerato Tecnológico, una cifra muy superior a otros centros –no hay datos segregados por tipo de bachillerato desde 2008 pero, según la publicación de EsadePol, apenas un 3 y 6% de las chicas se examinan de Dibujo Técnico y de Física en la EBAU, asignaturas propias de la modalidad tecnológica–. En el Guadalaviar, en la prueba de acceso a la universidad tienen un notable de media en matemáticas, teniendo en cuenta que la cursan el 100% de las alumnas, es un indicativo de la buena preparación que llevan en esta asignatura». El examen de matemáticas de 2019 de la EBAU fue muy polémico en Valencia por la dificultad de la prueba y ese año cuatro alumnas del colegio consiguieron un diez, añade como dato ilustrativo la directora.

En el colegio practican la «educación preventiva»: detectan rápido dificultades. En Infantil ya hacen varias pruebas para una detección precoz de posibles necesidades y existe un aula de apoyo a la integración, donde se interviene con aquellas alumnas que requieren un tipo específico de apoyo. Para ser eficaces, usan la evaluación formativa: «Permite un seguimiento continuo y personalizado del progreso de nuestras alumnas, especialmente en la competencia matemática. Utilizamos herramientas como Monk, que nos proporcionan datos precisos para un análisis constante y la toma de decisiones pedagógicas». Es como tener un termómetro que va midiendo la temperatura de la clase a lo largo del curso y posibilita poner remedios a tiempo.

«En coles de chicas el estereotipo «carreras de chicos» o «asignaturas de chicos» casi que no existe en las aulas, porque nunca se ha planteado. Y como lo de que los chicos sean mejores o más válidos es solamente eso, un estereotipo, no crecer con él te permite elegir las cosas con verdadera libertad», añade Julia, la universitaria en Matemáticas. El debate está abierto. Lo suyo sería tenerlo con datos. Y existen.

Lucía Cobreros, de Esade, no se muestra extrañada por los resultados del Guadalaviar en matemáticas y, de hecho, cita un estudio de Malta que demostró que las niñas, asignadas al azar a colegios solo de chicas, lo hacían mejor que las de centros mixtos en matemáticas. «En el artículo se ve que tiene un impacto en la elección de asignaturas en secundaria. Las niñas en colegios diferenciados eligen más materias de ciencia», añade. Además, el estudio apunta a que hay un mejor clima escolar. En cualquier caso, en su opinión, «hace falta más investigación« y medir impactos no sólo académicos, también sociales.

¿Es suficiente este dato para considerar que la educación diferenciada es una opción? Según la economista, faltan estudios más rigurosos, amplios y que tengan en cuenta todos los factores, incluido cómo puede influir el tener menos relaciones personales con el otro sexo.

Miguel Dionis es uno de los fundadores de Igualesydiferentes.com, un thinktank que aboga por que la educación diferenciada sea una opción. Está recién llegado de Boston, de un congreso en el que han visto experiencias en centros solo de chicos por todo el mundo: «Tenemos muchos datos en línea con lo del Guadalaviar. A nivel global, la educación diferenciada está viviendo momentos esperanzadores porque da resultados, desde colegios de chicos en el Bronx a colegios de maoríes en Nueva Zelanda. Y, sí, salen más chicas a carreras tecnológicas desde los colegios diferenciados que de los mixtos porque no pesan los estereotipos».