Las exmonjas de Belorado piden 50 euros para apadrinar un árbol y apoyarlas «en su difícil situación económica»
Dicen estar «asfixiadas» pese a que la Federación de Clarisas sigue asumiendo la mayor parte de sus gastos
La juez archiva la causa penal abierta contra el comisario pontificio por las exmonjas de Belorado
Madrid
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónHace décadas, cuando las huchas del Domund eran todavía aquellas cabezas de cerámica del 'negrito', el 'chinito', el 'indio con sus plumas' e incluso un esquimal, también se ofrecía a los pequeños la posibilidad de apadrinar a un niño de su misma edad que ... vivía en alguno de aquellos lugares de misión. El donativo anual daba derecho, cuanto menos, a una foto del apadrinado, e incluso, con suerte, a una carta manuscrita en la que contaba cosas sobre sí mismo, el destartalado colegio donde estudiaba y el precario chamizo que llamaba hogar.
Ahora, las exclarisas de Belorado parecen haber rescatado aquella iniciativa, en una versión actualizada, y acaban de lanzar una campaña de 'ecoapadrinamiento' de árboles que plantarán en el monasterio de Orduña. Como entonces, el donativo viene con el set completo e incluye «la plantación de un árbol desde cero, poda, riego y cuidados». Además, a cambio de los 50 euros, prometen al padrino que recibirá «una foto o vídeo cada seis meses», y además «el árbol llevará tu nombre y será un trozo de tu corazón en el monasterio». Una «emotiva y simbólica campaña», en palabras de su portavoz, con la que «hacer llegar tu cariño a las religiosas y apoyarlas en su difícil situación económica».
En el restaurante de las exmonjas de Belorado
José Ramón Navarro-ParejaEn realidad, la iniciativa habla de la desesperada situación financiera que arrastran las exreligiosas desde antes incluso de ser excomulgadas, provocada por la mala administración de sus negocios en la última década. Pese a que, todavía hoy, la Federación de Clarisas sigue pagando parte de sus deudas (las cuotas de autónomos de las excomulgadas, los tres créditos que tenían suscritos y parte de los suministros mensuales de los monasterios), según su responsable de prensa, las exclarisas «están asfixiadas económicamente».
Lo cierto es que sus ingresos, en la actualidad, se reducen a los generados por el «restaurante de clausura» de Arriondas, la venta de perros de raza y las escasas ventas de los que, en otro momento, fueron sus productos estrella: las trufas y bombones. Aunque no facilitan datos, la situación del restaurante no parece boyante. Pasada la temporada alta veraniega, con un ticket medio que apenas llega a los 20 euros y una valoración media de tres sobre cinco en las reseñas de Internet, no parece que los beneficios sirvan para sostener a la comunidad. De hecho, en septiembre anunciaban en sus redes que cerraban los servicios los fines de semana y, hace un par de semanas, rectificaban y volvían a ofrecer sus servicios los sábados y domingos, aunque esta vez para grupos.
Un poco más rentable parece la venta de perros. A juzgar por los precios de cada cachorro, por encima de los mil euros, y las ventas que muestran, los ingresos no deben bajar de los seis o siete mil euros mensuales. Muy distintos serían los beneficios después de asumir los gastos del criadero y mantener, además, los cuatro lugares en que se encuentra repartida la ya exigua comunidad: los monasterios de Belorado, Orduña y Derio (aunque aquí las 'presencias preternaturales' hacen que sólo estén de paso), y el hotel-monasterio de Arriondas.
Desahucio en el aire
Así, y con el desahucio de Belorado ya sólo pendiente del recurso que presentaron a finales de septiembre en la Audiencia Provincial de Burgos, las exreligiosas parecen haber elegido Orduña como «el lugar de residencia principal de la comunidad». Así lo sostenían hace unos meses, y hasta allí, además de trasladar a las cinco monjas mayores que no están excomulgadas, llevaron también varios enseres desde Belorado, en previsión de que en cualquier momento se pueda ejecutar el lanzamiento.
Es en Orduña, precisamente, donde van a realizar esta plantación de árboles que «busca ofrecer un apoyo económico directo a la comunidad, que atraviesa momentos de dificultad y riesgo de desahucio, al tiempo que invita a 'enraizar' el proyecto espiritual y humano que las monjas representan», según su jefe de prensa.
«Cada pequeño acebo será plantado para que se convierta en un árbol, un gesto de solidaridad con estas mujeres valientes y perseverantes, que desde hace años afrontan con serenidad y fe las adversidades que amenazan su modo de vida», añade en un comunicado. A la par, reconoce que «el proyecto no solo contribuirá a cubrir gastos básicos y facturas esenciales, sino que también simboliza el compromiso con la tierra, la esperanza y la continuidad de una historia monástica que se niega a desaparecer».
«Cada árbol es un acto de fe. Cada raíz que crece es una promesa: 'aquí seguiremos y aquí floreceremos'», afirman. Aunque si la expresión trata de referirse metafóricamente a las exclarisas, parece compleja su permanencia cuando los juicios por desahucio lleguen a su fin. Sin embargo, el hecho de que hayan elegido Orduña para esta iniciativa puede estar relacionado con la mayor dificultad para que puedan ser desalojadas, ya que, al tratarse de un monasterio adquirido —aunque no pagado— a otra comunidad de clarisas, es necesario dilucidar primero la propiedad legítima antes de iniciar la demanda de desahucio.
Ante ello, afirman que «apadrinar el árbol es una forma de apoyar económicamente a las monjas actualmente asfixiadas por juicios y deudas económicas. Se trata de una forma de apoyar su lucha contra la adversidad y contribuir a que resistan ante tan difícil situación». Además, por si fuera poco, «con tu acción contribuirás a un mundo mejor, una comunidad más fuerte y un respiro para el medio ambiente».
La iniciativa recuerda a otras que resultaron fallidas, como el crowdfunding en PayPal de hace un año, con el que esperaban recaudar 20.000 euros, pero apenas alcanzaron los 2.700, apenas un 13 % del objetivo. Ahora, de 50 en 50 euros, el objetivo queda muy lejos, y necesitarían un buen bosque si quieren alcanzar esa cantidad. Sólo una recomendación final, por si las excomulgadas cayeran en la tentación de 'multiplicar' los arbolitos. En aquellos apadrinamientos de hace décadas, algunos descubríamos con estupor que aquel 'negrito' que habíamos apadrinado en exclusiva era exactamente el mismo que el de un compañero en la clase de al lado o incluso con la misma foto que nuestro hermano mayor había recibido años antes. Habrá que estar atentos por si «ese trozo de tu corazón en el monasterio» acaba siendo compartido.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete