Cincuenta años del primer móvil: «Una cosa fea con botones»

Han pasado casi 50 años y aquel humilde invento ha transformado el mundo como pocos han logrado. Si en 1975 había 5.000 clientes de esta tecnología, hoy hay más de 4.000 millones, según las estadísticas de la GSMA. Una cifra que se espera que continúe subiendo. Precisamente esta organización es la impulsora del mayor evento anual de telefonía, el Mobile World Congress, celebrado cada año desde 2006 en Barcelona, que empezó como una feria expositiva de novedades y marcas y es, hoy, el mayor evento relacionado con la tecnología del mundo.

Precisamente ayer, día de apertura del congreso, la organización galardonó la dilatada trayectoria de Cooper, que a sus 94 años se mostró profundamente agradecido y destacó la apasionante revolución tecnológica que viene en todos los campos, y que servirá, según él, para acabar con la pobreza: «Yo no lo veré, pero de alguna forma la tecnología vivirá por nosotros».

Nacido y criado en Chicago, la gran depresión marcó la infancia del ingeniero, que imaginaba siempre, de niño, un mundo donde las personas llevasen integrados diferentes dispositivos en sus cuerpos. Aquella idea futurista, sin embargo, seguía siendo demasiado optimista incluso 30 años después, en los 60, cuando ya licenciado se dedicó a implantar teléfonos para automóviles, que pesaban más de 15 kilos.

«Resultaba impensable algo parecido a lo que tenemos hoy», relató el inventor durante la charla ayer en Barcelona. No fue hasta los 70 cuando los avances en electrónica permitieron reducir el tamaño de los dispositivos portátiles desde las dimensiones de un ordenador actual al de una bota y, después, al de una fina cartera.

De todos modos, una vez desarrollado el primer teléfono móvil, tuvo que pasar una década para que llegara al gran público. El Motorola DynaTAC 8000X salió a la venta en 1983 por unos 4.000 dólares, convirtiéndose en un símbolo del exceso 'yuppie'. «Era una cosa fea con botones», recordaba chistoso su creador en una entrevista concedida al 'New York Times', en 2013.

Durante estas cinco décadas, Cooper ha destacado en repetidas ocasiones la espectacular evolución de la industria, desde sus aparatosos comienzos, cuando los dispositivos median 4,5 por 8,9 centímetros; hasta la llegada en 2007 del 'smartphone' y revolución que supuso; para muchos, a la altura de la de Cooper.

«Nunca hubiéramos anticipado en los 70 la idea de poner una supercomputadora en un dispositivo portátil, porque entonces ni siquiera había circuitos integrados a gran escala», comentaba el inventor en una entrevista concedida en 2021 a la Academia Nacional de Ingeniería de EE.UU. «No hace falta ser un genio para darse cuenta de cuánto le dimos a la gente, ya fueran policías o bomberos, entre muchas otras profesiones», apuntaba.

La industria móvil es en la actualidad una piedra angular de la economía global. En 2022, la industria móvil contribuyó con 5,2 billones de dólares la economía mundial, lo que equivale a una cifra cercana al 5% del Producto Interno Bruto (PIB) del planeta. Es complicado hoy en día conocer a alguien que no tenga un teléfono inteligente, y la mayoría de países miembros de la OCDE superan, de hecho, la cifra media de dos dispositivos por persona. Un estudio de las Naciones Unidas mostró, además, en 2021, que más de mil millones de personas salieron de la pobreza extrema en los últimos 20 años, principalmente porque el teléfono celular les proporcionó los recursos para mejorar su productividad. «Esto es algo de lo que me siento profundamente orgulloso», explica Cooper.