China oculta muertes por Covid para tapar su caótica apertura

Pekín solo contará a los fallecidos por insuficiencias respiratorias, no a quienes tengan otras enfermedades agravadas por el coronavirus

Crematorios que no dan abasto, hospitales colapsados, calles vacías... El país sufre ahora la ola de contagios que ya ha pasado por el resto del mundo

Los enfermos en el hospital de Chongqing se acumulan desde la puerta de entrada AFP // Vídeo: Atlas

Pablo M. Díez

Corresponsal en Asa

Hospitales con los pasillos abarrotados de ancianos, que agonizan conectados a bombonas de oxígeno y botellas de suero o suplicando por ellas. Bolsas de cadáveres apiladas en las morgues y largas colas de furgonetas ante los crematorios. Calles desiertas y estanterías vacías en ... las farmacias, que se han quedado sin medicamentos contra los resfriados y la fiebre. Las trágicas imágenes que todos recordamos del estallido de la pandemia en 2020 se repiten casi tres años después en China, que levantó hace dos semanas sus estrictos controles y restricciones contra el Covid-19 y se enfrenta a su peor ola de contagios y muertes.

Tras fiarlo todo a su insostenible política de Covid 0, que estaba hundiendo la economía y acabó desatando las mayores protestas ciudadanas desde la revuelta de Tiananmen en 1989, la reapertura de China no se ha preparado debidamente y está provocando la misma catástrofe que el resto del mundo sufrió en los años anteriores.

Un efecto con retraso

No es que la emergencia que está ocurriendo ahora en China se vaya a repetir luego en otros lugares, como sucedió con el estallido en Wuhan en enero de 2020, que las autoridades consiguieron atajar con su confinamiento y el del resto de la provincia de Hubei durante 76 días para que no se propagara por todo el país. En realidad, es todo lo contrario. Las distintas oleadas que golpearon desde entonces al resto del planeta han llegado por fin a China, que había mantenido el coronavirus a raya con el cierre de sus fronteras y las draconianas medidas del Covid 0.

Pero su abrupto final por las históricas protestas de finales de noviembre, espoleadas por el incendio mortal de un incendio confinado en la región musulmana de Xinjiang, ha pillado con la guardia bajada al débil y desigual sistema sanitario chino. Con la eliminación de las pruebas PCR cada dos o tres días, del internamiento de los contagiados en centros de aislamiento y de las restricciones de movimientos, el virus se está propagando como la pólvora.

Tras dejar las pruebas masivas y sacar de las estadísticas a los asintomáticos, la Comisión Nacional de Salud solo informa de unos 3.000 casos diarios confirmados en su recuento diario. De forma más sorprendente aún, únicamente reconoce siete fallecidos por Covid desde que las restricciones fueran levantadas de forma oficial el 7 de diciembre.

Siempre en entredicho, los datos públicos de China quedan desmentidos por los vídeos que circulan por las redes sociales mostrando las pilas de bolsas amarillas y azules en los depósitos de cadáveres y las largas colas de las furgonetas fúnebres esperando a entrar en los crematorios.

Según calcula la consultora británica de datos sanitarios Airfinity, es probable que cada día haya 5.000 muertos y un millón de contagiados por Covid en China, informa la agencia Reuters. A tenor de sus estimaciones, la actual ola tendrá su pico a mediados de enero con 3,7 millones de infecciones diarias. Peor aún será la oleada que se espera con motivo de las vacaciones del Año Nuevo Lunar, en las que cientos de millones de personas que trabajan en las ciudades y fábricas vuelven a sus hogares en el campo. En 2023, dicha festividad caerá el 23 de enero y en marzo llegará el pico de contagios, con 4,2 millones al día. En total, durante los próximos meses se contagiará el 60 por ciento del país, lo que podría causar más de un millón de muertos según algunas proyecciones matemáticas.

Ancianos sin vacunar

Para ocultar su desastrosa apertura, las autoridades han cambiado su método de recuento y solo consideran muertes por Covid las causadas por neumonías o insuficiencias respiratorias directamente provocadas por el coronavirus. Eso excluye los fallecimientos de ancianos por infartos o con otras enfermedades agravadas por el Covid, que son la mayoría. Con tal baremo, China dejará sin contabilizar la muerte de cientos de miles de ancianos contagiados, que son la franja de población más vulnerable.

Bolsas de cadáveres acumulados en una funeraria de Chongqing, al suroeste del país AFP

Para colmo de males, los mayores de 60 años están especialmente desprotegidos por la insuficiente campaña de vacunación china, que al principio solo se centró en la población de entre 18 y 59 años y no ha potenciado la inmunización de los ancianos. A la menor eficacia de las vacunas chinas, que no son de ARN mensajero como las de Occidente, se suma que 25 millones de mayores de 60 años todavía no se ha puesto ninguna dosis. De los ya vacunados por encima de esa edad, un 30 por ciento no ha recibido la dosis de refuerzo necesaria para equipararla a las occidentales, que el régimen se ha negado a usar pero parece dispuesto a importarlas ahora que aprieta la emergencia. En los mayores de 80 años, el 60 por ciento no tiene todavía la dosis de refuerzo y las autoridades están intentando impulsar su vacunación, pero para muchos ya será tarde.

Caos en los hospitales

Controlada por la censura y la propaganda, la Prensa oficial no muestra las devastadoras escenas que se ven en los hospitales, donde buena parte del personal sanitario se ha contagiado ya. En un cambio radical, el régimen ha pasado del Covid0 a permitir que los enfermos con síntomas leves sigan trabajando para levantar lo antes posible la maltrecha economía. Así lo acaba de ordenar el presidente Xi Jinping tras perpetuarse en el poder durante el Congreso del Partido Comunista celebrado en octubre, que no quería ver enturbiado por un estallido del coronavirus para demostrar su mejor control de la pandemia frente a las democracias de Occidente.

Aunque el régimen habría preferido reabrir el país en primavera, las protestas y el impacto económico de las restricciones le han obligado a hacerlo en invierno, el peor momento posible por la amplia circulación de los virus respiratorios. En apenas un mes, China ha pasado del Covid 0 a convivir con el coronavirus… y morir con él. Pero no de él porque el Covid 0 será ahora contable.

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