Cazas Eurofighter, fusiles antidrones y más 4.000 efectivos para garantizar la seguridad en el funeral del Papa Francisco
Las autoridades italianas han activado el nivel 1 de alerta, el máximo en el sistema de seguridad del país, comparable al de cumbres como el G7
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Los llamativos fusiles antidrones de la unidad '16º Stormo' del Ejército del Aire italiano son la muestra más evidente en la plaza de San Pedro del complejo dispositivo de seguridad que se está desplegando en el Vaticano y la ciudad de Roma tras la muerte del Papa Francisco. Además de estos inhibidores de drones portátiles, las calles de la Ciudad Eterna se van llenando progresivamente de miembros de los diferentes cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, imposibles de citar uno a uno en el complejo laberinto italiano: Polizia di Stato, Carabinieri, Guardia di Finanza, Alpini, Vigili del Fuoco, Aeronautica Militare… A los que se sumarán, ya dentro de los muros vaticanos, las exiguas fuerzas de la Guardia Suiza y la Gendarmería Vaticana, hasta llegar a los más de 4.000 efectivos que se espera desplegar en el funeral de este sábado.
Con la asistencia de más de 130 delegaciones internacionales, 50 jefes de Estado y 10 monarcas, además de un millón de fieles esperados en un espacio abierto como el de la plaza de San Pedro, el funeral se convierte en el momento de mayor riesgo para la seguridad. Por esa razón, las autoridades italianas han activado el nivel 1 de alerta, el máximo en el sistema de seguridad del país, comparable al de cumbres como el G7.
Los últimos eventos equiparables son las exequias de Benedicto XVI y, sobre todo, las de Juan Pablo II, con la gran diferencia de que ahora en Europa hay una guerra en curso, en Ucrania, y que Donald Trump está trastornando los equilibrios mundiales. Muchos antiguos aliados, hoy enemigos, se acabarán reencontrando 'sul sagrato' de la basílica de San Pedro (la explanada previa), donde se ubicarán el altar y el féretro y, junto a ellos, los celebrantes y principales autoridades.
En esas circunstancias, más allá de los futuristas fusiles antidrones que llaman la atención de los fieles, el operativo más importante será el que no se puede percibir a simple vista. Sobre la cúpula que diseñó Miguel Ángel para la basílica de San Pedro –en realidad sobre toda Roma y buena parte de la región de Lacio– se desplegará un doble domo antiaéreo, un «doppio cupolone» invisible para evitar cualquier tipo de ataque proveniente desde el cielo.
A 5.000 km/h
La operación, coordinada por el Comando Operativo di Vertice Interforze (Covi) desde Centocelle, incluye un doble escudo antiaéreo sobre la parte central de Italia. En el mar, frente a la costa del Lacio, un destructor de la Marina italiana, equipado con el radar S1850M, el más avanzado del ejército italiano, vigilará un radio de 400 kilómetros. Este sistema puede rastrear hasta mil objetivos simultáneamente, incluidos aviones furtivos y misiles balísticos, y está armado con misiles Aster 30, los mismos utilizados contra los drones de los hutíes en Yemen y por las baterías ucranianas que protegen de los misiles rusos. Un arma capaz de alcanzar blancos a más de 120 kilómetros a una velocidad de 5.000 km/h.
En el aire, el Quarto Stormo de la Aeronautica Militare, con base en Grosseto, desplegará cazas Eurofighter, considerados por los expertos entre los mejores interceptores del mundo. Están equipados con misiles Iris-T y Meteor, y un cañón de 27 mm. El objetivo de estos cazas es patrullar el cielo para responder de forma inmediata a cualquier amenaza, incluido el escenario del posible secuestro de un vuelo civil, como ocurrió en los atentados del 11-S. Nadie quiere hablar de la posibilidad de un ataque de este tipo, que es bastante remota, pero llegado el caso, los protocolos establecidos prevén que cualquier decisión de derribar un avión en manos de terroristas sea tomada por el presidente del Consejo o su delegado, un tema que genera un debate jurídico en Italia, con la duda de sobre quién recaería la responsabilidad penal de esta decisión.
En tierra, la plaza de San Pedro estará custodiada por esos más de 4.000 agentes de policía, Carabinieri y Guardia di Finanza, apoyados por francotiradores, escuadrones caninos y equipos especializados en detección y desactivación de explosivos. A ello se suman las patrullas fluviales en el cercano río Tíber y más de 400 agentes de tráfico para controlar los accesos y el paso de delegaciones internacionales, todas escoltadas por fuerzas especiales. Los fieles que no puedan acceder a la plaza podrán seguir la ceremonia en pantallas gigantes instaladas en Via della Conciliazione, Plaza Pía y Plaza Risorgimento, aunque también tendrán que pasar estrictos controles con detectores de metales.
Restricciones de tráfico y veto a las manifestaciones
Fuera de la plaza de San Pedro, las medidas de seguridad se concentran en torno a Villa Taverna, la residencia del embajador de Estados Unidos donde se alojará Donald Trump y parte de su séquito. Ubicada en los jardines de Villa Borghese, alrededor del lugar se ha establecido una «zona verde» con restricciones de tráfico, prohibición de manifestaciones y transporte de materiales peligrosos.
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