Cataluña ignoró durante años el mayor vertido de pélets de España
Sin la atención mediática de Galicia, la playa de La Pineda es la más contaminada de España
Cataluña tiene la playa más contaminada por pélets de España: «Nuestros abuelos ya lo veían»
Vilaseca (Tarragona)
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Iniciar sesiónLa costa norte de España vive esta semana en estado de alerta. Grandes titulares, peleas entre partidos y un comprensible aroma a Prestige se han instalado en la normalidad ante la aparición de unas pequeñas bolitas de plástico en las playas de Galicia, ... Asturias y Cantabria. La llegada repentina del llamado pélet —materia prima de cualquier producto plástico— es sin duda una desgracia medioambiental, pero para nada algo nuevo en nuestros arenales. Miles de playas en España, de hecho, sufren este fenómeno desde hace décadas, ignorado por la mayoría y al margen del contexto electoral gallego.
Un ejemplo de ello es la contaminada playa de la pedanía de La Pineda, en Vilaseca (Tarragona), donde el Ayuntamiento y diversas asociaciones denuncian desde hace años el terrible estado de la arena, convertida, por su alta concentración de pélets, en la más contaminadas de nuestro país. Tal y como informó ABC, la aparición de estos microplásticos en Tarragona se debe sobre todo a la presencia del mayor complejo petroquímico del sur de Europa, responsable del 60 por ciento de la producción de plásticos en España. A pesar de que estos pélet fueron detectados ya durante los años setenta, la problemática no salió a la luz hasta que la asociación Good Karma Project y la ONG Surfrider empezaron a denunciarlo en 2018.
A pesar de la alarmante concentración de estos polímeros en La Pineda, la Generalitat no actuó hasta el pasado mes de noviembre, cuando abrió un expediente de responsabilidad medioambiental contra ocho de la treintena de empresas químicas del complejo petroquímico. Se sospecha que están detrás de pérdidas masivas de pélets en distintas fases de su cadena de valor, especialmente en el transporte, donde estos plásticos se cargan en contenedores y camiones a través de enormes silos, como si fueran cualquier tipo de granel. El resultado, con el tiempo, es un reguero de pélets que termina dispersándose en el puerto y las distintas playas de Tarragona a través del río Francolí.
Las empresas denunciadas fueron Basell Poliolefinas, SK Primacor, Transformadora de Etileno, Katoen Natie, Schmidt Ibérica, Ravago Plásticos, Repsol Química y Dow Chemical Ibérica. Posteriormente, ya con la atención mediática centrada en Galicia, el Departamento de Acción Climática abrió expediente contra otras cinco empresas, cuyo nombre todavía no ha trascendido.
«De cara a la galería»
Al margen de contenedores extraviados o intereses políticos, en esta playa catalana están acostumbrados a vivir con estos gránulos sintéticos desde hace décadas. El alcalde del municipio, Pere Segura, explica a ABC que hace más de cinco años que, tanto ellos, como Good Karma y Surfrider, denuncian esta situación, pero que hasta ahora nadie había actuado. «Al principio, el Govern decía que era imposible comprobar el origen de estos plásticos, que 'pueden llegar desde cualquier lugar del Mediterraneo'», lamenta el edil, que no duda en tildar cualquier acción que venga por parte del Govern de «cuidado de imagen» y de «cara a la galería».
El líder municipal, además, asegura que no se ha activado ninguna medida correctora durante este tiempo, y atribuye las medidas tomadas recientemente por el departamento de Acción Climática de la Generalitat a la denuncia en Fiscalía por los pélets del Cantábrico, «que han hecho ver las orejas del lobo a más de uno». Por su parte, la consejería dirigida por David Mascort, asegura que el expediente abierto a las trece empresas químicas no tiene nada que ver con el mediático problema de la costa norte española. Según explican a este diario desde el departamento, ellos recibieron la denuncia de la ONG Surfrider contra las ocho primeras empresas en octubre, realizaron los estudios pertinentes y, en noviembre, les abrieron el citado expediente. En el caso de las otras cinco empresas, ha sido la Agencia Catalana del Agua (ACA) quien ha abierto el expediente sancionador por vertidos contaminantes.
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A pie de playa, el destrozo es evidente, aunque la mayoría de la población no parece preocupada. Miles de millones de gránulos de plástico forman parte inseparable de la arena. «La limpieza no es la solución. Son demasiado pequeños, no mayores de cinco milímetros cada uno», asegura Rodri Castellví, voluntario de Good Karma Project. Visiblemente enfadado, toma un puñado de arena y se dispone a separar el plástico: «Imposible», lamenta, «es demasiado». «No pedimos el cierre de la Petroquímica ni nada que esté fuera de lugar, luchamos por una normativa común europea que establezca, entre otras cosas, que los pélets son un producto tóxico y que debe ser tratado como tal durante su transporte», apunta Castellví.
Numerosos voluntarios se congregaban el jueves para tratar de limpiar —sin éxito— el desastroso panorama. Para ello, utilizaban bateas para filtrar el plástico y guardaban el remanente en varios sacos. Una labor imposible.
Los pélets de plástico son la segunda mayor fuente directa de contaminación por microplásticos en el océano, después de las redes de pesca. Se estima que anualmente llegan a los cursos de agua diez billones de estas bolitas, que son similares en tamaño y forma a los huevos de peces, lo que hace que los animales marinos los confundan con alimento. Según explica Xavier Curto, biólogo y activista de Surfrider, los gránulos de plástico pueden absorber toxinas como las dioxinas del agua y transferirlas a la red alimentaria marina y potencialmente a la dieta humana, «lo que puede poner en riesgo a la vida silvestre y los humanos».
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