La carta viral de un profesor de la Universidad de Cádiz ante las faltas de asistencia: «Es continuo desde la primera semana»
Fernando Ojeda, catedrático de Botánica de la Universidad de Cádiz, ha mostrado su preocupación por el absentismo «generalizado» en la universidad española. En el texto, también hace autocrítica
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ABC
El pasado 21 de febrero, Fernando Ojeda, catedrático de Botánica de la Universidad de Cádiz, compartió en sus redes sociales una carta abierta dirigida a los estudiantes de su universidad. El escrito no ha tardado en compartirse en las redes sociales. En él, Ojeda ... muestra su preocupación ante «una falta de asistencia generalizada» de los estudiantes a clase. Argumenta que no es una situación exclusiva de su docencia sino que califica como una «fenómeno frecuente» de la Universidad española.
Asegura estar frustrado en su labor como docente: «En la mayoría de los casos, el absentismo a clase es continuo desde la primera semana. En otros, los menos, se trata de ausencias esporádicas frecuentemente asociadas a estudiar exámenes parciales de otras asignaturas, exámenes que no están programados en el calendario docente oficial».
Sin embargo, en su diagnóstico, este profesor no solo culpa a los alumnos, sino que dedica también unas palabras de autocrítica para él y sus compañeros. «Estamos dejando que os engañéis a vosotros mismos, en ocasiones, deliberadamente», dice Ojeda, en referencia a otra carta publicada por un profesor de la Universidad de Granada, que también mostraba su preocupación por el absentismo y lo atribuía al engaño de los docentes a sus estudiantes.
El catedrático explica que en muchos casos se da una docencia «lineal, enciclopédica y aburrida que es más fácil de impartir y de evaluar» y que a los profesores les cuesta «transmitir interés y afán por desarrollar un pensamiento crítico en la materia», escudándose en definiciones y conceptos.
«Debemos enseñaros a consultar y comprender los contenidos de esas fuentes para plantearos después cuestiones o ensayos que reten vuestra curiosidad intelectual y fomenten vuestro afán de aprender. Debemos conseguir que estudiéis casi sin daros cuenta de que estáis estudiando», apunta. Plantea también la cuestión de que si los estudiantes pueden tener los contenidos en diferentes páginas de internet «¿para qué ir a clase entonces?» y critica que si solo memorizando se sacan buenas notas quizá es el profesor el que no reta lo suficiente y, por lo tanto, no están aprendiendo.
Crítica a los alumnos por no ir a clase
No obstante, a pesar de unas líneas de autocrítica, insiste en que el problema no reside solamente en la forma de impartir las asignaturas. Suele preguntar a sus estudiantes qué creen que hace falta para aprobar y la respuesta habitual suele ser «estudiar».
Explica que asistir a clase, conferencias, seminarios y otras actividades es fundamental «sobre todo para aprender». Explica que imparte una asignatura de cuarto curso en la que cabe esperar que los alumnos tengan cierto interés.
«En los últimos 10 años la asignatura ha tenido una media de 22 estudiantes por curso de los que solo entre cuatro y ocho asistían a clase con cierta regularidad. En sus créditos prácticos, la asignatura ofrece tres excursiones (gratuitas) de un día completo para visitar parques naturales de la provincia de Cádiz, a las que no más del 50% de los alumnos asiste cada curso. Es cierto que, cuando presento la asignatura cada año, informo a los estudiantes de que las clases teóricas no son obligatorias, las prácticas no son obligatorias y las excursiones no son obligatorias. Ni siquiera estudiar es obligatorio. Pero, seguidamente, les digo que todo ello es conveniente si quieren aprender y, por ende, aprobar con solvencia», relata.
Adjunto copia de una carta abierta dirigida a los estudiantes de Universidad que me gustaría que empujase a una reflexión necesaria en la universidad española. Ruego difusión. pic.twitter.com/M696Z39Yu5
— Fernando Ojeda Copete (@ojeda_copete) February 21, 2023
Se pregunta si hay que obligar a los estudiantes, que son mayores de edad, a asistir a clase. Les recuerda la lucha que han tenido que emprender en muchos países para poder estudiar, sin ir más lejos, la de las mujeres en Afganistán. «Tenéis todas las facilidades económicas y todos los derechos», les dice a sus alumnos. Unas facilidades que a su parecer los alumnos no parecen «interesados» en ejercer. Para terminar, les pregunta cuánto tiempo dedican a ver su serie favorita. «Si la respuesta es «más del que debería» no tengo más preguntas», acaba.
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