Carl June, inmunólogo: «Aún me sorprende ver cómo tumores sin esperanza remiten»
El padre de los tratamientos CAR-T cree que la robotización abaratará los costes de una terapia revolucionaria que salva vidas
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Madrid
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Iniciar sesiónEl científico Carl H. June (Denver, 1953) recuerda sus primer casos tratados con CAR-T hace doce años, casi como si fuera ayer. Uno de ellos era un funcionario de prisiones de 65 años con leucemia al que ya le habían dado la extremaunción. ... Pero bastó una única infusión del tratamiento para que en menos de un mes su cáncer desapareciera. Algo parecido ocurrió con la pequeña Emily de seis años. No fue un milagro sino el fruto de una potente estrategia que hoy sigue salvando a muchos enfermos con leucemias y linfomas. Ese tratamiento consiste en extraer los linfocitos T de la sangre de los pacientes, modificarlos con ingeniería genética en el laboratorio para multiplicar su capacidad de matar células cancerosas y volver a inyectarlas, como si fuera un autotrasplante. Cientos de pacientes ya se consideran oficialmente curados gracias a este tratamiento del que June se puede considerar su padre científico y por el que siempre aparece en las quinielas del Nobel de Medicina. En España recogió ayer el 'Abarca Prize, un galardón que reconoce hallazgos médicos de relevancia internacional.
A los oncólogos les da miedo hablar de curación del cáncer. ¿Usted ha perdido ya ese temor?
Diez años después de tratar a nuestros primeros pacientes publicamos en la revista Nature unas pruebas muy sensibles donde demostrábamos la ausencia de leucemia y que las células CAR-T del tratamiento seguían funcionando. Ese artículo creo que marcó un hito, porque demostró que las células CAR-T podían sobrevivir durante mucho tiempo y eran seguras. A partir de ese momento podíamos afirmar que estaban curados. Una de esos pacientes es Emily Whitehead a quien tratamos cuando era una niña. Ahora es una estudiante de segundo año en la Universidad, sin leucemia
¿Continúa en contacto con ella?
Sí, ella es una joven normal, sana, feliz, y quiero decir, esa es la belleza de todo esto, que gracias al tratamiento Emily puede llevar una vida normal. Es lo mejor que puedes desear.
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¿Sabe cuántas vidas han salvado los tratamientos CAR-T?
Lo que sabemos es cuántas personas han sido tratadas. Se necesita un seguimiento de muchos años para comprobar que no ha habido una recaída. El pasado mes de diciembre se publicó una estimación por la que más de 34.000 pacientes fueron tratados con células CAR-T comercialmente aprobadas. Son los tratamientos que han desarrollado compañías farmacéuticas, pero a diferencia de otros fármacos, hay universidades y hospitales que están fabricándolas dentro de lo que se llaman ensayos académicos. En mi universidad tenemos 20 ensayos clínicos abiertos con células de nueva generación. Así que hay más de mil ensayos CAR-T abiertos en el mundo. Nadie sabe con exactitud cuántas personas han sido tratadas en ellos, pero son muchas. Probablemente sean 50.000 ahora. Se puede imaginar que nunca pensé que llegaríamos a este volumen cuando en 2010 tratamos a nuestros dos primeros pacientes. Estados Unidos fue pionero pero ahora el país más activo es China. Han dado una enorme prioridad nacional al desarrollo de la nueva generación de células CAR-T. Las cosas han cambiado radicalmente.
«Fuimos pioneros pero ahora el país más activo es China. Han dado una enorme prioridad al desarrollo de una nueva generación de células CAR-T»
En este tiempo habrá visto curaciones asombrosas, ¿cuál es el caso que más le ha impactado?
Bueno, eso es difícil elegir. Recuerdo a Bill Ludwig, uno de mis primeros casos que era funcionario de prisiones. El tratamiento le libró de la leucemia pero murió en 2021 por el Covid. Otro de mis pacientes ha cumplido ya 90 años de edad y ha podido disfrutar de sus siete nietos. Su principal problema no es la leucemia, es su corazón, como le ocurre a tantas personas de su edad. En cada congreso, en cada reunión veo a pacientes, algunos niños, que siguen vivos gracias al tratamiento. Ayer mismo, en una cena en Madrid, me senté con un médico cuyo padre había sido tratado para combatir un mieloma. Así que la terapia está por todo el mundo.
¿Sigue sorprendiéndose de casos sin esperanza que nunca pensaba que se pudieran curar y remiten?
Sí, todo el tiempo, aún me sorprende. No hay mayor recompensa que ver el impacto en tus investigaciones y también la colaboración científica entre países. Recibo visitas de científicos ucranianos que acuden a hablar de las células CAR-T mientras su país está en guerra contra los rusos. En mi laboratorio se han formado muchos científicos que ahora viven en China... No sabemos lo que puede ocurrir con Rusia, China y Corea del Norte, pero creo que la ciencia internacional puede ayudar.
La inmunoterapia es un milagro, pero no siempre funciona. En el futuro, ¿será posible anticipar quiénes serán los mejores candidatos para la terapia?
Sí. Lo que sabemos ahora es que hay tasas de curación diferentes. En niños y adultos jóvenes tenemos una tasa de remisión completa del 90% para la leucemia aguda que es realmente asombrosa. Pero en la leucemia linfocítica crónica, sólo un tercio de ellos se curan. Cada tumor posee mecanismos de resistencia diferentes y cada paciente tiene un sistema inmunológico diferente. En algunos casos es realmente bueno, como el de los atletas olímpicos. Y en otros, el sistema inmunológico no es muy bueno y entonces no funciona. Estamos en el punto de analizar todos estos datos para predecir lo que usted pregunta y solucionarlo. Una solución fácil es que las personas con un mal sistema inmunitario utilicen las células de otra persona que sí lo tengan. La Inteligencia Artificial también nos ayudará a descubrir por qué algunas personas responden y otras no.
Los mejores resultados se obtienen en leucemias y linfomas, pero no en tumores sólidos. ¿Por qué no funciona igual? ¿Cómo se puede sortear la barrera de un cáncer de mama o de páncreas?
Bueno, eso es un gran problema. En el cáncer de sangre, las células CAR-T se dirigen a la médula ósea y llegan allí de forma muy eficiente. No hay ningún problema de acceso. En los tumores cerebrales hemos probado a inyectar directamente muchas células CAR-T y ha funcionado, sin embargo en cáncer de páncreas no. Las células no llegan, es como un castillo con un foso. Y el foso hace imposible que la célula CAR-T entre. El cáncer gana siempre.
¿Cuál sería la mejor estrategia para que funcione en otros tumores?
Bueno, una estrategia es obtener células CAR-T más potentes y seguras y otra combinar la inmunoterapia con anticuerpos o virus oncológicos. Tenemos un ensayo muy interesante en la Universidad de Pensilvania que se está llevando a cabo en colaboración con Barcelona, con el científico español Ramón Alemany. Se trata de un ensayo de fase I en cáncer de páncreas.
¿En qué consiste?
Se recurre a un adenovirus que es capaz de disolver ese foso que protege al cáncer de páncreas. Hemos tratado a seis pacientes con el adenovirus diseñado en Barcelona y después añadimos el tratamiento con CAR-T. Estamos obteniendo mejores resultados que cuando damos sólo las células, así que soy muy optimista sobre las combinaciones que serán necesarias para mejorar los resultados en el cáncer de páncreas.
«Se busca rejuvenecer el sistema inmune con CAR-T. Es un proyecto de investigación apasionante»
¿Confía en que la inmunoterapia se convierta también en un tratamiento antienvejecimiento?
Uno de mis estudiantes, Daniel Baker trabaja a tiempo completo en este área. Busca rejuvenecer el sistema inmunológico, aunque de momento solo tiene estudios en ratones. Está muy lejos de tener una terapia aprobada por la Agencia del Medicamento de Estados Unidos, pero que es un proyecto de investigación apasionante.
La FDA alertó hace un año del riesgo de que estos tratamientos provocaran un nuevo tumor. ¿Fue una alerta injustificada?
Fue un informe preliminar y, realmente, fue una sorpresa. La conclusión es que los pacientes que tienen un cáncer hematológico poseen un riesgo mucho mayor de contraer un cáncer de sangre secundario, con independencia del tratamiento. Así que hay datos de que una vez que tienes un cáncer de sangre, tienes una probabilidad cinco veces mayor de contraer otro. Los pacientes que tratamos habrían muerto sin nuestra terapia. Vivieron lo suficiente como para tener lo que estaban destinados a tener de todos modos. Así que probablemente es sólo una ilusión. Las células CAR-T no tienen nada que ver con eso. Desde hace veinte años se sabe que la quimioterapia causa cáncer. Esto significa que un 5-10% de las mujeres tratadas con cáncer de mama o de ovario, aunque se curen, podrían contraer una leucemia por la quimioterapia. De eso nunca se habla en la prensa.
La terapia CAR-T necesita aislar las células del paciente, modificarlas, volverlas a infundir... es un proceso casi artesanal, ¿cómo se puede abaratar y acelerar el proceso?
Esa es claramente la cuestión más importante. Una fórmula es la que se hace aquí, en España, con hospitales que elaboran sus propios tratamientos más baratos, los llamados CAR-T académicos. En la Universidad de Pensilvania nos cuesta unos 50.000 dólares cada terapia; las empresas farmacéuticas cobran 350.000 dólares. Nosotros no tenemos los gastos generales que tienen, ni gastos de publicidad. Otra solución es la fabricación robotizada porque la mano de obra especializada es lo que más lo encarece. Eso es lo que va a pasar en la próxima década.
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