Cannabis, cocaína y alcohol: los jóvenes consumen desde los 15, pero tardan 20 años en pedir ayuda

En concreto, la edad de inicio de consumo se atrasó en 2024 en las tres drogas principales: el alcohol comienza a consumirse entre los 15 y 16 años, el cannabis entre los 16 y 17 años, y la cocaína en torno a los 20 años.

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Sara Medialdea

El informe también reveló la prevalencia de trastornos mentales entre las personas atendidas en Proyecto Hombre, que requieren tratamiento especializado. Los datos son contundentes: más del 75% presentó ansiedad severa, el 63% sufrió depresión severa y casi la mitad experimentó ideación suicida. Además, cerca del 30% intentó suicidarse.

Las mujeres, en particular, mostraron tasas más elevadas. La mayor vulnerabilidad femenina se debe a múltiples factores, como la carga de hijos, mayores índices de abusos emocionales y físicos, entre otros. El informe destacó la alta comorbilidad entre adicciones y trastornos de salud mental: un 75% de las personas atendidas sufre ansiedad severa, un 63% depresión severa y un 46% ideación suicida.

En cuanto al consumo de sustancias, la cocaína (41,6%) y el alcohol (36,1 %) se mantuvieron como las principales drogas por las que se solicita tratamiento. Sin embargo, se observaron diferencias significativas por género: mientras que el alcohol fue la sustancia principal entre las mujeres (47,6%), los hombres presentaron un mayor consumo de cocaína (43,9%).

El estudio también señaló que, aunque la cocaína y el alcohol siguen siendo las sustancias más consumidas, es necesario prevenir el consumo de cannabis, que se ha normalizado como una práctica habitual desde edades tempranas y suele combinarse con otras sustancias. De hecho, la organización alerta que el cannabis es la droga por la que más se solicita tratamiento en la Comunidad de Madrid (44,8%), donde su comsumo comienza antes de los 15 años.

Por otro lado, se observó un envejecimiento general de la población atendida, con una edad media que ha pasado de 37,9 a 40,1 años, siendo aún más elevada en el caso de las mujeres. La franja de edad predominante se sitúa entre los 34 y 49 años. En cuanto al nivel educativo y la situación laboral, el 45,6 % de las personas atendidas no alcanzó el nivel de estudios secundarios. Las mujeres, aunque en menor proporción, están más presentes en sectores feminizados y cualificados. El 10 % de las personas tratadas tiene estudios universitarios.

En el plano social y familiar, el 63,2 % de los usuarios eran solteros, una proporción significativamente superior a la de la población general. Las mujeres presentan mayores tasas de separación o divorcio, y un 25,5 % de las personas atendidas vivía fuera del entorno familiar, mientras que el 17,3 % vive sola.

Las mujeres, además, iniciaron el tratamiento con mayor carga familiar, el 13,9% de las mujeres tenían hijos a su cargo, frente al 1,7% de los hombres. El informe también destacó la alta prevalencia de situaciones de abuso emocional, y físico, especialmente entre las mujeres, lo que subraya la necesidad de enfoques terapéuticos con perspectiva de género.

El informe también abordó la dimensión legal del fenómeno adictivo. El 5,7 % de las personas atendidas inició tratamiento como resultado de medidas judiciales, siendo esta proporción mayor entre los hombres. Además, el 20,3 % tenía causas judiciales pendientes, principalmente relacionadas con delitos de posesión y tráfico de drogas.