Cáncer a los 30: «Afecta a gente sana que se cuida, come bien y hace deporte ¿qué está ocurriendo?»

Ese goteo de casos se repite en la mayoría de servicios de oncología de los hospitales y no solo para los tumores de colon. La edad de diagnóstico de cáncer se está reduciendo ante el desconcierto de muchos médicos. No es solo una impresión, las primeras evidencias de este cambio de perfil de pacientes ya se plasman en estudios internacionales, como el publicado recientemente en BMJ Oncology. Este trabajo reflejaba un sorprendente aumento del 79% de casos en menores de 50 años respecto a 1990. Los que más crecen son los de mama, tras los de tráquea, pulmón, intestino y estómago.

Otras investigaciones advierten de que los nacidos después de 1990 tienen más probabilidades de desarrollar un cáncer antes de la quinta década de vida que generaciones previas con las consecuencias sociales y económicas que traerá aparejado.

César Rodríguez, presidente de la Sociedad Española de Oncología Médica, reconoce que existe esa tendencia de subida de casos en pacientes más jóvenes, pero insiste en no alarmar porque se trata de incrementos discretos. Las causas pueden ser ambientales y obedecer una mejora del diagnóstico, dice. «El consumo precoz de alcohol, el tabaco, la obesidad o los cambios en la dieta pueden explicarlo o la contaminación, aunque en esto último hay más dudas. No hay un único factor que lo explique», dice.

Son pacientes jóvenes que además llegan tarde al oncólogo y con la enfermedad avanzada porque fuera de las consultas especializadas aún resulta raro asumir que a su edad puedan tener un cáncer típico de otras etapas de la vida. Ni siquiera pasa por la cabeza del propio paciente. El cáncer es siempre la última posibilidad.

Luisa Maldonado encaja como un guante en ese perfil. A ella el diagnóstico le llegó con 32 años, pero llevaba dos años quejándose de un cansancio que no era normal. Sus médicos estaban convencidos de que era una anemia y la trataron con suplementos de hierro, hasta que su tumor de colon dio la cara con una hemorragia rectal que la llevó a urgencias. «Por edad, por antecedentes, nadie podía sospecharlo», recuerda. Ahora tras varios ciclos de 'quimio' y radioterapia y una cirugía muy agresiva, su enfermedad está en remisión; convencida además de que ha tenido «mucha suerte», pese a haberle tocado un lotería que da mucho miedo.

Aún se pregunta cómo a ella, a la chica con buenos hábitos que rara vez consumía 'comida rápida', le puede haber pasado. «Soy religiosa y cuando estaba en el hospital, tumbada en la cama de mi habitación, rezaba y lo hacía muy enfadada. Pensaba: si soy buena hija, si no he hecho nada malo, si ayudo a los demás, hago voluntariado... ¿por qué a mí?. Ahora he dejado de hacerme esas preguntas».

Tampoco quiere culpabilizarse por no haber insistido más a los médicos cuando se sentía mal y no le daban importancia a ese cansancio que arrastraba. «Quiero convertir lo que me ha pasado en algo bueno. Estaba opositando para la Unión Europea y he decidido no continuar, no quiero frustrarme más. Quizá empiece a estudiar de nuevo vinculado al mundo sanitario o me oriento a algún servicio de acompañamiento al paciente oncológico. Durante todo mi tratamiento he tenido siempre a mi familia, pero he visto a muchos pacientes que iban solos a la 'quimio'», cuenta esta paciente de la Fundación Cris contra el Cáncer.

Hay muchas líneas de investigación abiertas para intentar explicar el debut temprano de los tumores digestivos. Lo más curioso es que los tumores que aparecen en estos pacientes jóvenes no son necesariamente especiales, ni tienen características genéticas diferentes. El cambio de hábitos de las sociedades occidentales (obesidad, sedentarismo, dietas menos saludables...) es una de las teorías más asumidas. «Pensamos que podrían precipitar el desarrollo más rápido de los tumores o propiciar un envejecimiento acelerado del colon. Todo son conjeturas», asegura Elena Élez, jefa del grupo de cáncer colorrectal del VHIO. También se investiga el papel que tiene el microbioma y las bacterias asociadas al cáncer de colon, «aunque no sabemos lo que está ocurriendo realmente, algo se nos escapa», admite.

A Alejandro Segura, anestesista en Málaga, probablemente le salvó la vida ese runrún que siempre le había acompañado. «Llámalo premonición o lo que quieras, pero siempre he sido muy precavido y cada año me hacía una analítica de control por si acaso».

Y fue en uno de esos análisis cuando saltaron todas las alertas. El PSA, el marcador que indica el riesgo de cáncer de próstata, salió alto. «Es curioso porque con 44 años no se pide este tipo de pruebas, pero la enfermera que me iba a extraer la muestra de sangre decidió incluirlo. Recuerdo que cuando lo hizo le dije riéndome '¿tan mayor me ves?' y, probablemente, con esa decisión me salvó la vida».

Alejandro es médico y antes de aquel análisis no había notado ningún signo que le hiciera imaginar que en su interior se estaba gestando un cáncer. Sin antecedentes familiares, no había bajado de peso y se encontraba «en plena forma». «Había corrido dos maratones y estaba preparándome para un tercero. No podía entenderlo. Después, hablando con mi oncólogo me explicó que el cáncer de próstata puede permanecer silencioso sin dar síntomas mientras se forma».

En su caso el tratamiento fue muy rápido gracias a ese hallazgo casual, pero ha coincidido con otros pacientes demasiado 'jóvenes' para su cáncer como él que han sufrido un periplo de médicos hasta llegar a su diagnóstico.

Las pruebas de cribado para cáncer de mama (mamografía), colon (test de sangre oculta en heces) y próstata (tacto rectal y análisis de PSA) comienzan a los 50 años, la etapa en la que el riesgo aumenta. Se han diseñado para cazar tumores antes de los primeros síntomas, cuando aún están en desarrollo y es más fácil atajarlos. Pero el rejuvenecimiento de los pacientes los están dejando obsoletos.

Probabilidad de desarrollar

un cáncer por sexos en España

Año 2024. Datos en %

Hombres

Mujeres

0

40-44

45-49

50-54

70-74

10-14

15-19

20-24

25-29

35-39

55-59

60-64

75-79

30-34

65-69

80-84

Edad

0-4

5-9

Evolución temporal de la mortalidad estandarizada

por distintos tumores en España, por sexos

Tasa estandarizada por edad (mundial) por 100.000

Hombres

50

40

Pulmón

30

25

20

Colorrectal

15

10

Próstata

7

Páncreas

Estómago

5

Vejiga

4

3

2

1

Años

1955

1965

1975

1985

1995

2005

2015

Mujeres

15

Mama

10

Pulmón

Colorectal

7

5

Páncreas

Ovario

3

Estómago

2

1.5

1

Vejiga

0.8

0.7

Años

1955

1965

1975

1985

1995

2005

2015

Fuente: SEOM (Sociedad Española de Oncología Médica) / ABC

Probabilidad de desarrollar

un cáncer por sexos en España

Año 2024. Datos en %

Hombres

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Evolución temporal de la mortalidad

estandarizada por distintos tumores

en España, por sexos

Tasa estandarizada por edad (mundial) por 100.000

Hombres

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Años

1955

1965

1975

1985

1995

2005

2015

Fuente:

SEOM (Sociedad Española de Oncología Médica)

ABC

Por eso Estados Unidos y, recientemente, la Unión Europea recomiendan adelantarlo a los 45 años para el cáncer de mama, el tumor que más está notando esa explosión de casos a edades tempranas. Adelantar más la edad de la primera mamografía no es fácil porque la prueba implicaría una radiación anual en la mama que tampoco estaría exenta de riesgo. Se buscan otras opciones, como la técnica de la biopsia líquida que consiste en buscar en la sangre u otros fluidos corporales huellas del tumor cuando aún es invisible. Ya se ha probado la biopsia líquida de sangre para cáncer de colon o mama o la de saliva en cáncer oral. La leche materna es el nuevo fluido corporal a estudio y en el Vall d`Hebrón de Barcelona ya han demostrado que puede ser mejor opción que la sangre para detectarlo con rapidez. «La presencia de ADN tumoral que liberan las células cancerosas es mayor que en la sangre», justifica la jefa de la Unidad de Cáncer de Mama Cristina Saura.

El cáncer de mama tiene, por lo general, un buen pronóstico. El 87% de los casos se controla, pero un diagnóstico en los 30 años puede acabar con las opciones de ser madre. Tampoco se sabe por qué ya no es raro su aparición precoz, aunque existen muchas hipótesis: «Sabemos que puede contribuir el retraso en la maternidad. El embarazo a una edad joven actúa como factor protector, pero el tenerlo a más edad puede ser un factor de riesgo en años posteriores. También se estudia el impacto de la estimulación hormonal en las gestaciones por fecundación in vitro, aunque no parece haber una relación clara», explica Saura.

A Sara Raventós, sin embargo, su cáncer de mama le tocó con 34 años, una hija de dos años y otra en camino. El momento del diagnóstico se le ha grabado como el peor día de su vida. «Y yo que con mi embarazo me sentía protegida de todo.... Tuve que elegir entre abortar o seguir con la gestación y el tratamiento. Y decidí seguir adelante. Lola nació perfecta y yo he superado un cáncer de mama agresivo». Su tumor cayó como un bomba en su familia porque desveló una mutación genética que corría de madres a hijas. Su cáncer fue la voz de alarma y hoy gracias a ella han salvado la vida su tía, su madre, su hermana y su prima.