De campo de refugiados a ciudad inteligente solo para ricos: las faraónicas obras de Ellinikón

Con el despilfarro de las olimpiadas llegaron las vacas flacas y la crisis financiera, y la sala de llegadas del aeropuerto, el campo de hockey y el de béisbol, acabaron convirtiéndose en un improvisado campo de refugiados que llegó a alojar a más de 3.500 personas: en el año 2015, en el campo de hockey se instalaron las primeras tiendas de campaña para alojar a 300 migrantes de Pakistán, Irán y Marruecos.

En 2016, el cierre de las fronteras europeas a los afganos provocó la llegada masiva de migrantes a las instalaciones de Ellinikón. «El hacinamiento y la falta de instalaciones de drenaje dentro del edificio hacen que la situación sea insoportable. Muchas personas, incluidos niños, mujeres embarazadas y ancianos, duermen en tiendas de campaña fuera del edificio en busca de una privacidad rudimentaria», denunciaba en un informe Amnistía Internacional.

Durante más de un año estas personas vivieron en condiciones insalubres dentro que las destartaladas instalaciones del aeropuerto hasta que fueron desalojados por la policía griega en el verano de 2017.

No era la primera vez que esta enorme explanada se convertía en lugar de acogida de refugiados: en 1922, tras la catástrofe de Asia Menor, hospedó a los primeros refugiados llegados de la ciudad turca de Soumerna. En 1938, comenzó la construcción del aeropuerto, que acabaría convirtiéndose durante la II Guerra Mundial en una base de operaciones del ejército nazi, y más tarde, de las fuerzas aéreas de Estados Unidos.

En 1976 el gobierno griego tomó la decisión de construir un nuevo aeropuerto en la localidad de Spata, al norte de Atenas, que no empezó a funcionar hasta un cuarto de siglo después.

El plan de renovación urbanística más ambicioso de la historia del país, transformará el espacio del antiguo aeropuerto de la capital helena, -un área que ocupa tres veces la superficie de Mónaco-, en la ciudad inteligente más grande de Europa.

En el año 2020, y gracias a una inversión estratosférica, comenzaron las obras que otorgará a Grecia el parque costero más grande del Mediterráneo, su primer rascacielos y duplicará sus espacios verdes. El proyecto faraónico incluye zonas residenciales, instalaciones deportivas, centro cultural y de negocios, hoteles, casino un acuario y un puerto deportivo que contará 337 amarres.

El proyecto se ha inspirado en el concepto de planificación urbana de la ciudad de 15 minutos. De este modo, los residentes y trabajadores de Ellinikón podrán acceder a escuelas, parques, oficinas, tiendas, e incluso a la playa, en menos de un cuarto de hora. Además, el diseño pretende convertirse en paradigma mundial de diseño inteligente y sostenible, incorporando tecnologías avanzadas como Internet de las cosas, análisis de inteligencia artificial, redes de fibra óptica, 5G, navegación de RA, IoT en espacios residenciales y comerciales, y sensores inteligentes del nivel de agua para la protección costera, entre otras innovaciones tecnológicas para facilitar la vida diaria de residentes y de trabajadores. Desde el punto de vista medioambiental, Ellinikón será autosuficiente en lo que respecta a las necesidades de riego y electricidad.

La empresa responsable del proyecto compró el terreno en el año 2014, en plena crisis financiera, cuando Grecia se encontraba en bancarrota y un proyecto de esta envergadura parecía una historia propia de una película de ciencia ficción.

Sin embargo, los promotores aseguran que para 2037 atraerá anualmente a un millón de turistas adicionales, creará más de 80 mil nuevos puestos de trabajo y generará ingresos anuales de más de diez millones de euros. No obstante, este espacio con sus centros comerciales, hoteles, su puerto para megayates y sus restaurantes exclusivos y de lujo, estarán solo al alcance de unos pocos y que los atenienses temen que se convierta en un «parque temático solo para los ricos».