La ONU insta a dar pasos reales contra el cambio climático

En Tianjin, una de las ciudades más boyantes pero al mismo tiempo contaminadas de China, se decide estos días el futuro de la lucha contra el calentamiento global. Tras acoger el mes pasado la cuarta reunión del Foro Davos de verano en el gigante asiático, esta megalópolis portuaria del norte de China acoge hasta el sábado la Conferencia Marco de la ONU sobre el Cambio Climático.

En realidad, este encuentro es una sesión preparatoria de la cumbre que se celebrará entre el 29 de noviembre y el 10 de diciembre en Cancún (México) , última oportunidad para alcanzar un acuerdo internacional contra el cambio climático tras el fracaso de la reunión de Copenhague el año pasado. El objetivo consiste en sentar los límites mundiales a la emisión de gases contaminantes a partir de 2012, una vez concluido el Protocolo de Kioto.

De cara a esa trascendental cita, más de 3.000 delegados procedentes de 170 países han acudido a Tianjin, situada a unos 130 kilómetros al este de Pekín, con el fin de limar las diferencias en los dos borradores que se discutirán en Cancún. Al igual que ocurrió en la capital danesa, el acuerdo no parece fácil porque desde entonces poco han cambiado las posturas entre los países más avanzados y las naciones en vías de desarrollo.

Para empezar, la propia secretaria ejecutiva de la Convención, la costarricense Christiana Figueres, reconoció sus dudas sobre la posibilidad de alcanzar un trato vinculante en México, pero admitió que la prioridad ahora es “sentar las bases para que ese acuerdo sea posible en el futuro”, en alusión a la cumbre que tendrá lugar el próximo año en Johannesburgo.

En primer lugar, habrá que concretar la financiación de los 30.000 millones de dólares (21.895 millones de euros) prometidos en Copenhague por los países ricos para ayudar a las naciones pobres a luchar contra sus emisiones contaminantes durante los próximos tres años. Según Figueres, “ya se han identificado 28.000 de los 30.000 millones de dólares para ese fondo”, pero aún falta mucho para llegar a los 100.000 millones de dólares (73.078 millones de euros) anuales previstos hasta 2020.

Junto a la financiación, la transparencia es otro de los escollos de esta reunión que China se ha empeñado en celebrar en plenas vacaciones por su Día Nacional. Aunque en principio no estaba prevista en el calendario, Pekín insistió en celebrarla quizás para mostrar sus esfuerzos en la lucha contra el calentamiento global.

El coloso oriental , el mayor emisor mundial de gases contaminantes, se comprometió a reducir entre un 40-45 por ciento su intensidad de carbono en 2020 con respecto a los niveles de 2005 . Dicha medida servirá para mejorar su eficiencia en el uso de la energía, pero sus emisiones de dióxido de carbono (CO2) seguirán aumentando, lo que ha provocado las críticas de otros países, como Estados Unidos, que no ha ratificado el Protocolo de Kioto.

Por ese motivo, la secretaria ejecutiva de la Conferencia pidió a China “flexibilidad” en las negociaciones, pero el mediador de Pekín, Xie Zhenhua, insistió en no someterse a verificaciones internacionales para “no interferir en la soberanía de un país en vías de desarrollo”.

Encabezadas por China, las naciones emergentes, como la India, Brasil y Suráfrica, esgrimen que los países industrializados vienen contaminando desde hace dos siglos y deben correr con el grueso de la financiación y acometer las medidas más drásticas contra el cambio climático. Para ellas, tales medidas supondrían ralentizar su crecimiento económico de los últimos años si no reciben ayuda económica de los Estados ricos.

Aunque cada vez menos, todavía hay tiempo para detener, o al menos limitar, el calentamiento global y sus catastróficos efectos sobre el planeta, como las últimas riadas en China y Pakistán y los violentos incendios de Rusia.