Calvo: «El feminismo del que vengo no cree que las mujeres son mejores que los hombres»
La próxima presidenta del Consejo de Estado evita responder a Belarra (Podemos), tras acusarla esta de mantener posiciones «tránsfobas»
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Madrid
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Iniciar sesiónUn día después de que el Consejo de Ministros la nombrase presidenta del Consejo de Estado, en el salón Cátedra del Ateneo, en Madrid, Carmen Calvo ha presentado este miércoles 'Nosotras: el feminismo en democracia' (Planeta, 2024), un ensayo ... político en el que la veterana socialista reflexiona sobre las bondades del feminismo clásico y su fuerza transformadora basada en un pilar: la igualdad entre hombres y mujeres. La exvicepresidenta del Gobierno reivindica la lucha de sus predecesoras, esas a las que guillotinaban por reclamar sus derechos o las que trabajaban en el hogar, sin ningún reconocimiento, mientras sus maridos aportaban los ingresos a la familia.
En los últimos años, el movimiento feminista se ha partido en dos por cuestiones como la prostitución y la transexualidad. Desde los partidos a la izquierda del PSOE, y también desde asociaciones de la sociedad civil, se ha acusado con frecuencia a Calvo de asumir posiciones «tránsfobas». Sin ir más lejos, este martes, la secretaria general de Podemos, la exministra Ione Belarra, criticó con ese mismo argumento el nombramiento de la exvicepresidenta al frente del máximo órgano consultivo del Estado. Ella, preguntada en la rueda de prensa para la presentación de su libro, ha evitado contestar directamente a la dirigente izquierdista, pero ha lanzado varios mensajes que dejan claras sus posiciones: «El feminismo del que yo vengo no practica la idea de que las mujeres son mejores que los hombres».
«Estoy en modo Umbral», ha contestado cada vez que se le han planteado cuestiones polémicas que pudiesen enfrentar al PSOE con Sumar o con Podemos, pero no ha dudado en dar la batalla de todas las ideas que ha defendido en política. Este lunes renunció a su acta de diputada, tras casi tres años de menor protagonismo desde que dejó de ser vicepresidenta del Gobierno en 2021, para poder asumir su nueva responsabilidad como presidenta del Consejo de Estado. Un encargo que le llega después de que el Tribunal Supremo anulase el nombramiento de la exministra socialista Magdalena Valerio por no ser idónea para el puesto.
«Para quien lleva tantos años en el ejercicio de responsabilidades públicas, la crítica está tan naturalizada que de muchas ni me entero. Vamos, que paso», ha respondido, preguntada por los reproches que ha recibido en los últimos tiempos de distintas corrientes feministas. Calvo ha remarcado la prostitución como uno de los ámbitos en los que las mujeres se dividen y ha reiterado su apuesta por la abolición de «la esclavitud más antigua de la humanidad». Pero más allá de su opinión, ya conocida, ha admitido que el movimiento es «plural» porque las mujeres, ha apuntado, son tan diversas entre sí como los hombres. «Otra cosa muy diferente es —ha añadido— que haya posiciones que se dicen feministas y para mí no lo son. El feminismo es igualdad de oportunidades para hombres y mujeres».
Defiende que el aborto debería estar consagrado en la Constitución
Calvo vivió un duro enfrentamiento con Unidas Podemos la legislatura pasada durante la tramitación de la ley trans por su oposición al reconocimiento de la libre autodeterminación de género. Una controversia que a punto estuvo de impedir que prosperase la norma en el Congreso, que finalmente la aprobó con los votos socialistas, pero la abstención de la que había sido titular de Igualdad hasta la entrada de Irene Montero (Podemos) en el Gobierno en 2020. Ahora, con la cartera de nuevo en manos del PSOE, concretamente en las de la ministra Ana Redondo, Calvo ha evitado decirle qué tiene que hacer o dejar de hacer.
Para el futuro del feminismo, ha dicho, son claves los hombres padres de hijas. Preguntada por qué debería hacer el padre de una niña trans, Calvo se ha limitado a responder, sin entrar en polémicas: «Respetarla, escucharla, acompañarla e impedir ningún tipo de discriminación o de acoso». La exvicepresidenta se ha mostrado preocupada por las estadísticas del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), que en enero desvelaron que un 44 por ciento de los hombres considera que el feminismo ha llegado tan lejos que los discrimina. Ella lo achaca a lo que ha definido como un «neomachismo», muy presente, sobre todo, «en varones jóvenes de ultraderecha». Para frenarlo, cree que es clave cortar el acceso a la prostitución y, a edades tempranas, a la pornografía. Otro debate que, según ella, urge en la sociedad.
La socialista ha señalado también la necesidad de apuntalar conquistas feministas, como el derecho al aborto, y ha incidido en que, como está estudiando Francia, España debería plantearse incluirlo en la Constitución. «El campo conservador dirá que esto es suyo [el feminismo] porque se han hecho feministas también, pero recurren las leyes y quitan las consejerías de igualdad», ha lanzado, en un velado ataque al PP por sus acuerdos con Vox. Calvo presenta libro, 'Nosotras', atrapada entre ese «neomachismo» que denuncia y un feminismo más joven que se siente encorsetado por el que ella representa.
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