El Ártico vio arder solo en 2019 y 2020 casi la misma superficie que en las últimas cuatro décadas

Un estudio de 'Science' advierte de que los grandes fuegos en el permafrost serán cada vez más habituales si el aumento de temperaturas continúa a este ritmo

Europa es el continente que más se ha calentado en los últimos 30 años

El aviso de la AEMET sobre el tiempo en noviembre en España: puede ser histórico

Incendio en el Ártico NASA

E. C.

Madrid

Solo en 2019 y 2020, en el Ártico ardió casi la misma superficie que en las últimas cuatro décadas. En 2020, hubo siete veces más incendios que la media desde 1982, dañando una superficie de turberas de permafrost -una capa de subsuelo permanentemente congelada ... que acumula gran cantidad de carbono- sin precedentes. Así se desprende de un estudio internacional publicado en 'Science' y liderado por Adrià Descals y Josep Peñuelas, investigadores del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) y del Creaf (Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales), que advierte de que estos grandes incendios serán frecuentes a final de siglo si las temperaturas siguen aumentando al ritmo actual.

La investigación demuestra cómo el calentamiento climático en el Ártico está provocando que aumenten los grandes incendios en el permafrost, de manera que el número de fuegos desatados durante 2019 y 2020 fue inusual, lo que disparó las alarmas de la comunidad científica. Los incendios deterioran el permafrost y contribuyen a la emisión del carbono en forma de gases de efecto invernadero.

«Solo en 2020 se detectaron en el Ártico siberiano 423 incendios, que quemaron unos 3 millones de hectáreas (extensión equivalente casi a la de toda Bélgica), lo que provocó la emisión de 256 millones de toneladas de CO2 equivalente«, expone Adrià Descals. Esa cantidad es similar a todo el CO2 emitido en España durante un año.

Aunque hasta el momento se dudaba sobre si el incremento de incendios era un hecho puntual, Descals apunta a que «con el futuro calentamiento, estos grandes incendios serán recurrentes a finales de siglo y tendrán diferentes implicaciones, tanto para el Ártico como para el clima global«.

Los científicos demuestran que los factores de riesgo de incendio relacionados con la temperatura han aumentado en las últimas décadas. «Las temperaturas están alcanzando un umbral crítico en el que pequeños aumentos por encima del promedio de verano de 10º C pueden aumentar exponencialmente la superficie quemada y las emisiones asociadas», señala por su parte Josep Peñuelas.

El verano más cálido

Así, según verifican los autores, el verano de 2020 fue el más cálido en cuatro décadas y la superficie quemada entre 2019 y 2020 no tiene precedentes, pues ardieron alrededor de 4,7 millones de hectáreas, generando unas emisiones de 412,7 millones de toneladas de CO2. «Muchos incendios se detectaron con solo escasos días de diferencia, por ello hipotetizamos que el incremento en tormentas secas y relámpagos son la causa principal de los incendios, aunque se requieren más investigaciones para demostrar en qué grado las actividades humanas en esta región remota pueden influir en estos incendios», dice Descals.

Alertan también de que la temperatura media de verano de 2020 -11,35 grados- será muy común en la segunda mitad de siglo si el calentamiento del Ártico continúa al ritmo actual, lo que incrementará a su vez los factores de riesgo de incendio.

En la investigación participan también David Gaveau, experto en incendios en TheTreeMap, investigadores del Centro e Investigaciones sobre Desertificación (CSIC- Universidad de Valencia), de la Universidad de Wageningen (Países Bajos), de la Universidad de Kioto y del Centro para la Investigación Forestal Internacional de Indonesia.

La investigación también sostiene que las olas de calor extremas, como en 2020 en el Ártico siberiano, aumentan la vulnerabilidad a la sequía, pues pueden desecar las plantas y reducir la humedad y por tanto incrementar la intensidad de incendios y las emisiones de carbono. También las olas de calor pueden provocar el aumento de las tormentas convectivas y relámpagos, que aunque ahora mismo son poco frecuentes en el Ártico, dice el estudio, irán aumentando con el calentamiento.

Así, el calentamiento climático «aumenta la susceptibilidad de la vegetación y de las tuberas al fuego y aumenta el número de igniciones provocadas por tomentas eléctricas», advierte Descals.

Artículo solo para suscriptores

Accede sin límites al mejor periodismo

Tres meses 1 Al mes Sin permanencia Suscribirme ahora
Opción recomendada Un año al 50% Ahorra 60€ Descuento anual Suscribirme ahora

Ver comentarios