Si tiene ansiedad que no le receten lorazepam, acuda a un sindicato

«Vamos a promover la prescripción social como alternativa», anunció. Y puso como ejemplo: «Se trata de poder prescribir deporte en vez de rubifén (fármaco para el déficit de atención), asociaciones feministas en lugar de sertralina (antidepresivo), o un sindicato en lugar de lorazepam (ansiolítico).

González se apoyó en las elevadas cifras de consumo de medicamentos psiquiátricos para respaldar su argumento: España es el segundo país europeo que más ansiolíticos consume solo por detrás de Portugal, y el cuarto en consumo de antidepresivos. Este aumento, contó, es especialmente preocupante en la población joven porque las estadísticas muestran que entre los 20-24 años, el consumo de antidepresivos ha aumentado un 52 por ciento desde 2017, un 40,4 por ciento entre los jóvenes de 25-29 años.

En su opinión, se tiende a medicalizar los problemas sociales, lo que deriva en una mayor demanda del sistema sanitario y en una subida de las listas de espera porque se intentan resolver con herramientas sanitarias lo que, en realidad, son problemas sociales. «Con frecuencia identificamos que lo que realmente necesita un paciente no es un psicólogo, sino un abogado laboralista y, frente a la impotencia de no hacer nada y la falta de tiempo para generar un relato más ajustado a los problemas sociales, se opta por la prescripción de psicofármacos», insistió.

El argumento del Comisionado de Salud Mental choca con el de otros especialistas en Psiquatría. El expresidente de los psiquiatras, Celso Arango, pregunta dónde está la evidencia científica y los ensayos clínicos que demuestren que darse de alta en un sindicato puede ser beneficioso para la salud mental. "Este argumento es tan ridículo que no merece más comentario. Es un insulto para los pacientes y sus familiares", dice.

Cree que alguien debe recordarle a la ministra de Sanidad que los factores sociales son más importantes en el cáncer de colon, en el de mama y en la diabetes que en el trastorno bipolar o el autismo. "La esquizofrenia genera pobreza, no la pobreza esquizofrenia. Inferir causalidad de asociaciones demuestra el nivel de conocimiento que se tiene en el ministerio sobre estos temas", concluye.

Sin embargo, la primera directora del recién creado Comisionado de Salud Mental del Ministerio de Sanidad, también psiquiatra, centra en los condicionamientos sociales una parte importante de la explosión de diagnósticos en salud mental. Uno de sus primeros pasos será un proyecto para reconocer el sufrimiento psíquico derivado del trabajo. «El trabajo cada vez es más difícil, más intenso, más rápido y más precario. Y cada vez hace más daño. Es una responsabilidad como Gobierno que tomemos cartas en un asunto que ya es un problema de salud pública», señaló.

La intención del Ministerio de Sanidad es establecer un marco común para saber reconocer este sufrimiento mental como primer paso para señalar las condiciones laborales que hacen enfermar. En ese proyecto participará un grupo multidisciplinar de expertos que estará formado no solo por profesionales en salud mental, sino por sociólogos y filósofos.

Entre otros planes que la comisionada desgranó ante la comisión de sanidad del Congreso también figura un refuerzo de la atención al suicidio. El Ministerio de Sanidad es consciente de que no basta con el teléfono 024 de atención a la conducta suicida. La intención de Belén González es poner en marcha un plan de acción específico para descubrir las condiciones y desencadenantes. Este nuevo plan de acción contará con financiación independiente.

El anuncio es la demostración de que el primer plan de salud mental de Pedro Sánchez, anunciado a bombo y platillo, se queda corto. Dotado entonces con cien millones, fue criticado por la escasez de recursos con los que nacía.