Guías voluntarios y pruebas semanales entre escombros: así se entrenan los héroes caninos del terremoto de Turquía
Varios miembros de la Escuela Española de Salvamento y Detección con Perros, movilizados en Turquía a través del ERICAM, regresan hoy a España. Mientras, sus compañeros siguen trabajando en la Escuela Nacional de Protección Civil para que no falten perros de rescate listos para intervenir
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Iniciar sesiónEn Turquía y Siria, una semana después de los terremotos que han causado ya 39.000 muertos, según los últimos balances oficiales, ya solo esperan un milagro. Y si llega, será gracias al olfato de los perros de rescate, los únicos capaces de ... encontrar supervivientes entre una montaña de escombros. Están entrenados para identificar solo personas vivas siguiendo su olor corporal, explican los especialistas de la Escuela Española de Salvamento y Detección con Perros (ESDP), que han tenido durante diez días a cuatro guías con sus respectivos perros desplazados en Turquía a través del ERICAM (equipo Emergencia y Respuesta Inmediata Comunidad Autónoma de Madrid). Hoy vuelven a España. El resto del equipo, formado por una veintena de voluntarios, sigue trabajando en la Escuela Nacional de Protección Civil (Madrid), entrenando a los perros para que estén listos para cualquier intervención.
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El campo de entrenamiento de la ESDP cuenta con 7.500 metros cuadrados (150x50 metros) llenos de escombros y cinco plantas subterráneas que simulan un edificio derrumbado. Hay coches volcados, trenes, túneles... «Lo creamos a partir de nuestra experiencia en los anteriores terremotos de Turquía de 1999», cuenta Susana Izquierdo, instructora con más de 30 años de experiencia y presidenta de la organización que ha trabajado también en El Salvador (enero y febrero 2001), Argelia (2003), Marruecos (2004), Haití (2010) y Ecuador (2016), entre otros. Con todo, admiten los especialistas, en un entorno así los perros tardan un minuto en seguir un rastro. En las catástrofes reales, la falta de control sobre el terreno que pisan y el ruido dificultan mucho más el trabajo.
Los guías y sus perros entrenan en este decorado que parece sacado de una película apocalíptica al menos dos veces por semana, una jornada de día y otra de noche, para que se acostumbren a todo tipo de entornos. Pero el trabajo con los animales, que seleccionan desde cachorros y pasan un periodo de adiestramiento de unos dos años, es diario. «No solo es el entrenamiento en búsqueda, hay trabajo físico, de obediencia... Los perros viven con nosotros. La mía hasta duerme conmigo en la cama«, bromea Juan, informático de profesión. »Cuanto más pegados estén a nosotros mejor, porque más vínculo tenemos y mejor trabajan después«.
Desde cachorros
Primero, relata Izquierdo, se selecciona al guía canino, y después al perro. En este equipo de voluntarios hay sanitarios, bomberos, policías y hasta informáticos...«En los voluntarios se busca empatía, espíritu de trabajo y de sacrificio, porque al final tienen que abandonar muchas cosas para poder dedicar el tiempo suficiente para que el perro haga todos los ejercicios y prácticas necesarios para tener una buena operatividad«, relata la líder del equipo. A veces llegan al equipo juntos, pero en otras ocasiones se eligen primero al guía y luego a su acompañante canino.
Juan, otro de los miembros del equipo, explica que lo fundamental en los perros es que tengan ganas de jugar y sean activos. Al fin y al cabo, ellos se lanzan a seguir el rastro de las personas porque saben que, si consiguen encontrarlas, recibirán una recompensa, su juguete. Aunque el escudo del equipo es un San Bernardo, la mayoría de los héroes de la ESDP son mezcla de labrador o pastor belga, pero otros muchos son mezcla. «Se podrían adoptar, pero no se suele hacer porque no sabemos qué han pasado y quizás tendríamos que resolver antes ciertas situaciones. Es importante no educarles solo en la búsqueda, sino conseguir también que sepan estar en cualquier ambiente y comportarse con perros y personas«.
Aunque ellos ya han hecho el entretamiento de la jornada, Juan organiza una demostración rápida para demostrar cómo trabajan los perros. Rafa, otro de los veteranos, se esconde dentro de un coche volcado. Tiran un bote lleno de polvo para ver la dirección y fuerza del viento, que va a determinar la intensidad del olor que percibe el perro. En apenas unos segundos Nela, su perra, corre rauda hacia el vehículo y empieza a ladrar, sin alejarse mucho del lugar. Es la forma que tiene de anunciar que ha detectado alguien con vida.
Estos héroes caninos están educados para no moverse de la zona hasta que se acerquen sus guías, si es posible. «El guía no debe perderle de vista, pero en escenarios catastróficos no es tan fácil seguirlos, a veces ellos encuentran huecos que no están al alcance de los humanos o sus ladridos se pierden en el ruido«, reconoce Izquierdo. Ellos están casi tan en forma como sus animales, que reciben su juguete como premio y se retiran entonces a descansar. Al minuto llegan los bomberos, que evalúan cómo hacer las tareas de desescombro. Aunque en los vídeos virales de rescates milagrosos que se están difundiendo estos días por las redes sociales parece que los rescates se hacen en segundos, pueden tardar más de diez horas. Los guías se convierten entonces en el apoyo de los bomberos. Y, como ellos, tienen que hacer cortes, apuntalamientos, utilizan los geófonos para detectar ruidos claves...
Tras acabar la exhibición práctica, cuando Nela ya ha recibido su premio, suena el teléfono. Es Mari Luz, una de las guías desplazadas a Turquía. Su voz suena entre enferma y agotada. «Hay mucho frío y humedad, cuando se va el sol es impresionante lo que bajan las temperaturas. Hay estructuras muy complejas y complicadas. La verdad es que los perros son la caña, pero los bomberos realmente se están jugando la vida. Hemos intentado varios rescates, pero hasta el sábado solo habíamos realizado uno efectivo. Es superdifícil, pero hay que intentarlo«, admite. Este miércoles han concluido su misión y parten ya de vuelta a España.
Más tecnología
Con ocho o nueve años, estos perros de rescate dejan de participar en eventos internacionales, pero no se les 'retira' totalmente del trabajo que conciben como un juego. «Se les evalúa cada año y se les deja como perros de confirmación, porque aunque pierden habilidades por desgaste, la experiencia y fiabilidad que tienen es muy valiosa. Por eso los usamos para confirmar a veces el trabajo de un compañero más joven, con menos experiencia», indica Izquierdo.
Jóvenes o veteranos, estos héroes caninos están también a la última en tecnología. La ESDP participa en proyectos europeos para dotar a los perros con geolocalizadores y a sus guías trajes especiales que monitoricen sus constantes vitales y algunos peligros del entorno como la emanación de gases. Con todo, aún no hay máquina más eficaz que ellos para encontrar esperanza bajo los escombros.
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