Andalucía y Cataluña no quieren el móvil en el aula ni para aprender
La Generalitat plantea desterrarlo en todas las etapas educativas y retirar las pantallas hasta los seis años
Madrid ultima un decreto para restringir aún más el uso de tabletas y ordenadores en todos los centros sostenidos con fondos públicos
«¡Mamá, lo tienen todos!»: frente común de las familias para no dar el móvil a los 12 años

Andalucía se adelantó y dio, en marzo de 2024, un paso al frente al vetar el móvil en escuelas e institutos de la Comunidad, incluso con fines educativos, hasta el tercer curso de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) –la normativa vigente a nivel estatal ... lo permite en esta etapa si el proyecto pedagógico lo justifica–. Ahora, Cataluña va más allá y propone desterrarlo definitivamente de todo el ciclo educativo sin excepciones.
El debate sobre el uso de móviles en las aulas se ha avivado en los últimos años a raíz de la creciente preocupación de las familias por el uso abusivo de estos aparatos y su supuesto perjuicio en el rendimiento académico. Mientras PISA subrayó en pleno pico del debate el efecto positivo de usarlos de forma moderada, la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) se ha pronunciado de forma contundente desaconsejando su uso como fórmula más efectiva para proteger la privacidad de los alumnos.
Tras el manifiesto malestar de las familias por los efectos del uso temprano y abusivo de los móviles por parte del alumnado, la Consejería de Educación, que dirige Esther Niubó, ha creado una comisión de expertos (Comisión para una Digitalización Responsable) que deberá evaluar en los próximos meses el impacto que tendría erradicarlo de todas las etapas educativas y evaluar «la restricción de las pantallas en la Educación Infantil».
En esta comunidad y en el resto del Estado, a raíz de la normativa de enero de 2024 impulsada por el Consejo Escolar de Estado y validada por el Ministerio de Educación, no se permite el uso de teléfonos móviles en toda la etapa de Educación Primaria, mientras que en la ESO se autoriza solo si el profesor lo requiere con fines educativos.
Ahora, el planteamiento del Govern es que no se pueda utilizar ni siquiera en estos casos. Las autoridades educativas catalanas proponen, además, retirar las pantallas en las aulas hasta los seis años. Según avanzó Niubó, se prevé que los trabajos de la comisión finalicen «a finales de junio» para que, de cara al próximo curso, se diseñe una guía de buenas prácticas y recomendaciones para los centros educativos y los profesionales, y otra para las familias.
«Es necesario establecer unas pautas sobre el uso de las pantallas; por ello nos proponemos pararnos a pensar para actuar, para encontrar el equilibrio entre la necesaria alfabetización digital –la necesidad de saber identificar una 'fake new'– y garantizar su uso responsable», precisó la consejera cuando lanzó su propuesta. A su juicio, con esta nueva comisión «se da un paso más» en la regulación que ya había hasta ahora, que afectaba exclusivamente a los móviles, ya que ahora se extiende a todas las pantallas y a los dispositivos y recursos digitales en el aula.

Centros en los que se permite
a los alumnos de ESO
el uso de móvil con
fines educativos
Porcentaje de centros
por CC.AA. y curso escolar
Fuente: Ministerio de Educación,
Formación y Deportes / ABC

Centros en los que se permite a los alumnos de ESO
el uso de móvil con fines educativos
Porcentaje de centros por CC.AA. y cursso escolar
2016/17
2018/19
2020/21
2022/23
Fuente: Ministerio de Educación, Formación y Deportes / ABC
Galicia y Madrid, las dos comunidades pioneras en poner límite al uso de los móviles en escuelas e institutos (en Galicia la normativa es de 2015 y en Madrid de 2020) tienen opiniones diferentes respecto a la propuesta catalana de máximos. En Galicia, en 2015 se prohibió su uso en las instalaciones educativas en horario lectivo, y en 2022 se amplió la restricción y se vetó también en los recreos. Pese a ser pioneros en sacar los móviles de las aulas, las autoridades gallegas no se plantean, por el momento, dar un pasó más allá como Cataluña o Andalucía y prohibirlos incluso cuando lo justifica el proyecto educativo, informa Noela Vázquez.
«La prohibición, que figura en nuestro decreto de convivencia de 2015, estaba prevista para el uso de móviles durante las actividades lectivas. El uso libre que tiene un alumno de un dispositivo electrónico, sea móvil, una tableta o incluso un ordenador, dentro de lo que es una hora de clase, obviamente distorsiona», señala en declaraciones a ABC Judith Fernández, directora general de Ordenación e Innovación Educativa, dependiente de la Consejería de Educación, Ciencia, Universidades y Formación Profesional.
«Después, –añade–, hace un par de cursos, pusimos en marcha la 'Estrategia de Convivencia 2025' y recogimos ahí el dar un paso más, que fue la prohibición o la restricción de uso, más bien, en todas las entradas, salidas y recreos«. Según Fernández, el motivo de la restricción fue la convivencia. Explica que la experiencia de centros que ya han vetado los móviles en el recreo demuestra que »sin ellos hay otro tipo de interacciones entre los niños, muchos conflictos desaparecen. Y claro, eso al final redunda en el bienestar del alumno».
«Alumnos aislados con la cabeza metida en el móvil»
«Soy inspectora de Educación y he visitado muchos centros educativos. Y en los últimos 6, 7, 8 años, veíamos un uso abusivo por parte del alumnado, sobre todo en la Secundaria, en los momentos de recreo. Momentos en los que se supone que el chaval tiene que desconectar de la clase, hablar con sus compañeros, jugar. Lo que veíamos eran alumnos sentados en rincones, aislados, con la cabeza metida en su teléfono, en su dispositivo personal y sin interactuar con los demás«, explica Fernández.
Desde la Consejería gallega defienden, no obstante, el uso pedagógico de los 'smartphones'. «El tipo de dispositivo que se emplea en cada materia lo define el profesor, es un tema de metodología. En Galicia tenemos una alta digitalización de la enseñanza. Esto no es incongruente con el hecho de restringir el uso del móvil. Defendemos que el uso de cualquier dispositivo o herramienta tecnológica tiene que estar supervisado por un docente. El smartphone no es un elemento disruptivo si hay un profesor detrás, si hay un control y un orden en el aula«, dice Judith Fernández.
Con respecto a la propuesta catalana, se muestra cauta. «Desconozco la propuesta en concreto pero sí nos podemos referir, a lo mejor, al informe que recientemente ha publicado el Ministerio, que va un poco en la línea de denostar o demonizar el uso de la tecnología. El uso tiene que ser equilibrado, supervisado por un docente y progresivo con las edades«, afirma Fernández. »Lo que es el teléfono en sí, como herramienta de trabajo, como recurso pedagógico, tiene muchísimas posibilidades. El problema es para qué se usa«, puntualiza.
Pioneras en vetarlo
La Comunidad de Madrid, junto a Galicia una de las que dio los primeros pasos para vetar los móviles en las aulas, ultima un decreto para «limitar aún más el uso de dispositivos digitales (ordenadores, tabletas o similares) de forma individual en los centros educativos (Infantil, Primaria y Secundaria) sostenidos con fondos públicos».
Fuentes de la Consejería de Educación, Ciencia y Universidades de Madrid consultadas por ABC recuerdan que desde el curso 2020-2021 «el decreto de convivencia de centros recoge que el uso de teléfonos móviles y otros dispositivos electrónicos no estará permitido a los alumnos en los centros docentes durante la jornada escolar, el tiempo de recreo y los períodos dedicados al desarrollo de las actividades complementarias y extraescolares». Según la citada normativa, aún vigente, «los centros, en ejercicio de su autonomía, podrán permitir su uso puntual si está expresamente previsto en su proyecto educativo con fines específicamente didácticos. Asímismo, podrán limitar su uso en otros períodos, actividades y espacios de su competencia».
Un reciente estudio de la Universidad de Birmingham (Reino Unido), en el que han participado 1.200 menores y 30 institutos, ha avivado más el debate al concluir que prohibir el móvil en el aula no mejora el rendimiento y la actitud de los alumnos. Según la investigación, los adolescentes compensan el veto con un exceso de horas fuera de clase, lo que sí impacta en su salud mental.
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