Los expertos habían detectado la activación de un flujo de magma subterráneo que anticipaba una «probable» erupción. A las 6.30 hora local, se activó, además, un enjambre sísmico que ha precedido a las primeras deformaciones en el área de Sundhnuk e incluso dentro de Grindavik, según la Oficina Meteorológica islandesa.
Una portavoz de Protección Civil, Hjordis Gudmundsdottir, ha confirmado en ese momento la activación de un protocolo de evacuación en cuanto se conocieron los primeros avisos y en previsión del peor escenario posible. Según fuentes policiales citadas por la cadena pública RUV, solo ocho personas han decidido quedarse en la localidad, donde viven unas 3.500 personas.
La Oficina Meteorológica de Islandia (IMO por sus siglas en inglés) observó una deformación y cambios en la presión de los pozos operados por HS Orka (empresa energética islandesa) y señaló que las mediciones son «un signo claro del comienzo de una intrusión de magma».
A finales de 2023, poco antes de la primera erupción volcánica en la región, la mayoría de los habitantes de Gríndavik fueron evacuados. Desde entonces, casi todas las casas han sido vendidas al Estado, y la mayoría de habitantes se han ido.
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