Agustinas de la Conversión: la comunidad de monjas contemplativas jóvenes que respalda el Papa León XIV

La congregación se fundo hace 25 años y está compuesta por más de cuarenta religiosas repartidas en tres monasterios, en Perú y Estados Unidos, además del Ávila

Como superior de los Agustinos, Robert Prevost las visitó cuando comenzaban y alentó su labor: «Adelante, os ayudaré»

'Los Domingos' entra en el monasterio de clausura: «El guion lo podríamos firmar cualquiera de nosotras»

Unas hermanas agustinas de la Conversión, entre ellas algunas novicias, rezan en la capilla de la comunidad ignacio gil

José Ramón Navarro-Pareja

Sotillo de la Adrada (Ávila)

Si algo sorprende en el monasterio de la Conversión –por contraste con otros conventos– es la juventud de la treintena de hermanas que componen la comunidad. Todo es nuevo en este paraje, alejado un par de kilómetros de Sotillo de la Adrada (Ávila): ... las dependencias del monasterio, conformado por varios edificios independientes enclavados en medio del monte; la propia orden, fundada hace apenas un cuarto de siglo; y las hermanas, postulantes, novicias y consagradas, con una exultante vitalidad, donde la más mayor pasaría por joven en la mayoría de cenobios de vida contemplativa de España.

El origen de la congregación se remonta a septiembre de 1999, cuando cuatro religiosas agustinas de Talavera de la Reina se plantearon la posibilidad de un carisma más contemplativo y marcharon a la diócesis de Palencia, donde el entonces obispo, Rafael Palmero, las acogió en una casa junto a la comunidad cisterciense de San Andrés del Arroyo. Pocos meses después se trasladaron a un antiguo seminario agustino en Becerril de Campos. Entre aquellas cuatro fundadoras se encontraba la que hoy es madre federal, Prado González. Tras un tiempo dependientes de la comunidad de Lecceto (Siena, Italia), alcanzaron la autonomía en 2005, año en que celebraron su primer capítulo.

En aquellos momentos fue clave el respaldo de quien era el superior de los Agustinos, el padre Robert Prevost, hoy Papa León XIV. En 2003, las ocho religiosas que entonces conformaban la comunidad monástica recibieron su visita en Becerril de Campos. «Nos avisó una mañana de que estaba en España y de que quería vernos. Pensábamos que venía a hablarnos y se dedicó a conocernos una a una y nos preguntó las razones por las que empezábamos esta nueva vida en la orden», explicaba a ABC la Madre Prado en mayo pasado, unos días después de que Prevost fuera elegido Papa. «Nos ratificó, nos reconoció y nos dijo: «Adelante, os ayudaré». Y así ha sido estos 22 años restantes», añadía la religiosa. Aquel fue el inicio de una relación que se mantiene hasta el día de hoy.

Además del monasterio de Sotillo de la Adrada, que se comenzó a construir en 2007 y se inauguró cinco años después, cuentan con otras dos fundaciones, en Lima (Perú) y New Lenox (Illinois, EE.UU.). También se encargan del acompañamiento pastoral a peregrinos en el Camino de Santiago en un albergue parroquial en Carrión de los Condes (Palencia). «De ahí han surgido varias vocaciones», nos explican las hermanas, que se plantean también una fundación vinculada al Camino.

Las hermanas de Sotillo de la Adrada muestran en sus móviles las imágenes de la comunidad con el entonces padre Robert Prevost José Ramón Ladra

«Comunión y conversión» son las dos palabras que definen el carisma de la comunidad, que quiere ser «una nueva presencia agustiniana desde la fraternidad apostólica, desde la contemplación, el estudio y la evangelización, haciendo del monasterio un lugar de oración, de conversión y de comunión, tanto para los miembros de nuestra Orden como para toda la Iglesia». De ahí que una parte importante de su apostolado sean los grupos de laicos y los retiros, para jóvenes y adultos, que organizan en las dependencias del monasterio abulense.

Apertura al mundo

Una apertura al mundo, desde la clausura, que lleva a quienes las conocen bien a destacar el «valor de su vida de profunda contemplación que lleva a los demás a lo contemplado». Fieles al carisma de la familia agustiniana, el estudio y el desarrollo intelectual forman parte de la vida de la comunidad del monasterio de la Conversión. «Además de promover el estudio de la Teología y la lectura, procuramos ver en la comunidad películas interesantes que susciten después un debate y reflexión. Es también una forma de conocer el mundo actual», explica la Madre Carolina, superiora del monasterio de la Conversión. Uno de los títulos que incorporaron a ese particular cinefórum fue 'Cinco lobitos', la primera película de Alauda Ruiz de Azúa, por lo que la experiencia que vivieron con ABC y 'Los Domingos' no les llegó de nuevas.

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