«Ha sido como ir al infierno y volver»
James Cameron es el primer hombre que baja solo a 11 km, la fosa más profunda del océano
«Ha sido como ir al infierno y volver»
En lo más hondo del mar, a once kilómetros de la superficie, la oscuridad es absoluta. Y la presión, insoportable, unos 1.100 kilos por centímetro cuadrado. Es un territorio hostil e inexplorado, menos visitado que la Luna y, por supuesto, que las grandes montañas. ... En las Marianas, no lejos de la isla Guam, se halla la fosa más profunda del planeta. Once kilómetros separan las plácidas aguas del Pacífico de lo desconocido. Ayer, el cineasta James Cameron descendió a 10.898 metros solo, en un minisubmarino que él mismo ideó y ayudó a construir.
El gran público conoce a Cameron como el director de algunas de las películas más taquilleras de la historia, como «Titanic» y «Avatar». Sin embargo, según dijo a su regreso a la superficie, «el océano y la exploración ha sido siempre el hilo conductor más fuerte en mi vida». En su curriculum suma 72 inmersiones, 33 de ellas relacionadas con el Titanic, y en algún caso había bajado ya a 4,87 kilómetros. El descenso a las Marianas es el broche de oro de esa fiebre por el océano.
Hasta ahora, solo dos personas habían descendido a la gran fosa del planeta, el ingeniero suizo Jacques Piccard y el entonces teniente de la marina estadounidense Don Walsh. Fue el 23 de enero de 1960. Tardaron casi cinco horas en bajar, y más de tres en subir. Solo resistieron veinte minutos en el fondo del océano, sobre todo porque apenas podían ver nada, envueltos por el fango. Ni siquiera pudieron tomar una fotografía.
Carmeron, de 57 años, con el auspicio de National Geographic y Rolex, ha preparado este viaje durante siete años. Junto a un equipo de ingenieros y científicos de la Scripps Institution of Oceanography y de la Universidad de Hawaii construyó el Challenger Deep, un minisubmarino de siete metros de largo capaz de sumergirse verticalmente a entre 150 y 213 metros por minuto. Luego se preparó mental y físicamente. «Hice mucho footing y yoga, sabía que iba a ser un reto», explicó. El viaje de ida duró 2 horas y 36 minutos; el de vuelta, 70 minutos. En el fondo estuvo unas cuatro horas.
Nueva era de exploraciones
El cineasta describió ayer sus primeras impresiones de una experiencia «que tendrá un lugar en las películas que haga en el futuro». «Era una zona lunar, solitaria, aislada —añadió—. Me pareció que viajaba de un planeta a otro en un día. Ha sido como bucear en la oscuridad, como dar un paseo al infierno y volver... Aunque es bueno ver la luz del sol». Al contrario que en el descenso de Piccard y Walsh, esta vez sí habrá imágenes, fotos y vídeos en alta definición y tres dimensiones.
«Abyss» (1989) reflejó la pasión por el mar del director, que cree que el éxito de esta expedición abre una nueva era de exploraciones en busca de la última frontera. Más allá de los 6.000 metros, en la llamada zona hadal, hay miles de especies —se cree que en el océano hay 750.000 sin catalogar— a la espera de ser descubiertas y fotografiadas. En el fondo de las Marianas, en cambio, los científicos creen que vivirán pocas especies, muchas de ellas detrítivoros (se alimentan de materia orgánica), como gusanos o erizos.
El fin de las misiones imposibles —la Antártida o el Everest son ya expediciones comunes— sitúa el fondo del océano en la primera línea de interés. Muchos otros seguirán a James Cameron.
Ver comentarios