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El MIR del profesor solo tendrá un año de prácticas

La propuesta del ministerio se reduce a dar clases durante un curso bajo la supervisión de un tutor y una doble evaluación por el centro y un tribunal

El MIR del profesor solo tendrá un año de prácticas ÁNGEL DE ANTONIO

MANUEL TRILLO / MIRIAM SÁNCHEZ

La propuesta con la que Alfredo Pérez Rubalcaba se estrenó como candidato socialista, el «MIR» para los profesores, se limita a un curso de prácticas certificado por una doble evaluación, primero en el centro educativo y después mediante una prueba ante un tribunal. Así lo detalla el borrador del nuevo reglamento sobre el acceso al cuerpo docente que Educación ha hecho llegar ya a los sindicatos y que el propio Ministerio identifica con la propuesta de «MIR» de Rubalcaba.

Al menos sobre el papel, en la actualidad el decreto vigente desde 2007 ya prevé un periodo de prácticas de entre un trimestre y un curso de duración como parte del procedimiento selectivo, con lo cual las mayores novedades radican en el tiempo y en el sistema de evaluación.

La fórmula de Rubalcaba resulta menos ambiciosa que el «MIR» que propuso a principios de este año el diputado del PP y ex secretario general de Educación Eugenio Nasarre, que planteaba un periodo de tres años dividido en dos fases: un curso teórico-práctico (master), impartido en centros superiores de formación del profesorado, y dos años como profesor en prácticas, con una «retribución adecuada», al final de la cual se obtendría el diploma de aptitud.

En MIR auténtico, el de los médicos, establece para la mayoría de especialidades entre cuatro y cinco años como residentes.

Las palabras de Rubalcaba —que ya en noviembre había hablado de la posibilidad de un «MIR» para los maestros— y el borrador de decreto del Ministerio han topado con críticas de los sindicatos. Para Nicolás Fernández, presidente de ANPE, el borrador «no es un MIR». «Que sea eso a lo que se refería la propuesta de Rubalcaba es una interpretación del Ministerio, porque, aunque incremente el periodo de prácticas, el sistema MIR tiene unas connotaciones totalmente distintas. Y el borrador, la estructura que sigue sobre el sistema de selección es la misma», asegura.

El sindicato CSI-CSIF cree que el texto «no responde a las expectativas» y la fase de prácticas resulta «excesivamente farragosa, muy burocratizada y no tiene en cuenta la capacitación docente previa de los opositores». Según este sindicato, «una excesiva proliferación de pruebas» no van en la dirección de «inyectar calidad al proceso».

El 50% del horario

El borrador del Gobierno prevé que la fase de prácticas se desarrolle en un centro público que imparta las enseñanzas de la especialidad a la que se presenta el candidato, y cuente con un plan de prácticas que incluya las actividades de formación y la programación de clases y tutorías, en compañía del profesor titular.

El aspirante impartiría docencia directa en grupos de estudiantes de los cursos o niveles y la especialidad por la que fue seleccionado durante un máximo del 50 por ciento de su horario y el resto lo dedicaría a lo que determine el plan de prácticas del centro. Durante esta fase, elaboraría la memoria didáctica que luego defenderá ante el tribunal.

La evaluación de la fase de practicas constaría de una primera evaluación en el centro y una prueba final por un tribunal. La primera, de la que el aspirante saldrá «apto» o «no apto», correría a cargo de una comisión formada por un representante del equipo de ciclo o departamento, otro del Consejo Escolar, el tutor, el director y el inspector del centro, y debería emitir un informe justificativo.

Quienes resulten «aptos», quedarían seleccionados para la prueba final, mientras que para los «no aptos» la Administración educativa podría autorizar la repetición de esta fase por una sola vez. Si no lograsen superarla, «perderían todos los derechos en el proceso selectivo de ingreso».

La prueba final, «de carácter empírico», busca comprobar que se han adquirido las competencias y capacidades necesarias para el ejercicio docente. Constaría de dos partes: la A, que consistiría en defender una memoria didáctica, y la B, en la preparación y exposición de actuaciones ante un supuesto práctico, elegido entre tres propuestos por el tribunal.

En caso de no superar esta prueba final —para lo que es necesario obtener un mínimo de cinco puntos de un total de diez— se podría repetir la fase de prácticas una vez.

El borrador prevé que las administraciones educativas puedan regular la exención de la fase de prácticas de quienes acrediten haber impartido docencia al menos durante un curso completo en centros públicos o privados. Sin embargo, sí deberían presentarse a la prueba final.

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