«Ya no se entra en los mejores colegios por apellido y dinero»
Montserrat Viñamata es asesora de estudios en el extranjero desde hace 20 años

-Se ha dicho que usted hace «alta costura en educación en el extranjero»...
-Es verdad, porque diseñamos a medida, se hace un plan específico para cada estudiante, adaptado a su perfil, teniendo en cuenta sus cualidades y su potencial y dependiendo, claro, de la edad. Porque la educación es como las vacunas, que tienen una edad. Sobre todo cuando sales fuera. Por eso si alguien busca unos estudios muy especiales o un internado en Inglaterra sin un solo español, ese es nuestro trabajo. ¡Y eso implica conocer mucho!
-¿Conseguir que un niño ingrese en un colegio de fama mundial es al final cuestión de pasta?
-Para ese tipo de centros es muy importante el perfil académico. Lo que te ayuda a entrar es tu currículum, tus notas. Aunque se trate de un niño pequeño. Normalmente, te pedirán las notas de los tres últimos años, un informe del director del colegio y, a lo mejor, una entrevista. Hoy día no vale lo de «tengo un apellido, tengo dinero y entro». Ya no.
-Si alguien sueña con que su crío estudie en Eton, ¿qué ha de hacer?
-Lo primero que hay que saber es que a Eton no se puede ir un año, sino que hay que estar cuatro. Hay que haber pasado por un «prep school», colegios más pequeñitos de los 8 a los 12 años, haberte preparado muy bien, y entonces pasar unas pruebas. Si el chico tiene buenas notas y buen informe, va a entrar.
-¿Y cuánto cuesta la broma?
-El precio de los colegios ingleses desgraciadamente es muy parecido en todos. Hay dos divisiones muy claras: los «prep school» están en torno a las cinco mil libras al trimestre, y si vamos a un senior, a partir de los trece años, entre 6.000 y 8.000 libras.
-Qué barbaridad. Apto para muy pocos bolsillos.
-Esto es en un colegio privado británico. Hay una opción muchísimo más económica que es la de Irlanda. O Irlanda en colegio, con alojamiento en familia. Todo el mundo tiene que plantearse cuáles son sus prioridades. A veces las familias se gastan dinerales en tonterías como puede ser la ropa y en la educación pasan, cuando es lo que va a ayudar a los niños el día de mañana. No tenemos por qué ir a Eton, pero hay otros muchos colegios fantásticos que salen por trece mil euros al año.
-Pasemos al flanco universitario. ¿Cómo acceder a Harvard o Yale?
-El problema es que igual que las universidades buenas en Inglaterra son las públicas, en Estados Unidos son las privadas. Y son muy caras. Pero puede suceder que alguien acceda con beca si es buenísimo en un deporte, por ejemplo. Y, además de eso, lo que muy pocos saben es que Harvard, Yale y Columbia tienen unos cursos impresionantes en verano para chicos de 16 a 18 años. Casi nadie va, cuando es un plan estupendo.
-¿Por qué parece ya casi ineludible la reválida de estudiar fuera?
-Porque cada vez hay más competencia. El problema es que tenemos un nivel académico de los chicos inferior al del resto de Europa, peor que el de los franceses, alemanes, británicos, escandinavos... Y el fallo está en el sistema, claro, no en los alumnos. En las universidades escandinavas lo que se lleva desde hace años es, por ejemplo, mezclar una ingeniería con economía y derecho. ¿Para qué? Pues para llevar la ciencia al mercado, y aquí seguimos en lo mismo, cuadriculados en todo.
-Los sociólogos estiman que muchos padres quieren colegios de elite no en busca de educación excelente, sino de «capital social». O sea, de que sus hijos se hagan amigos de «niños bien».
-Eso sigue ocurriendo, aunque yo me estoy encontrando con mucha más frecuencia con padres concienciados. Y ahí está también la labor del profesional. Si te equivocas, ese niño no se adaptará y a las tres semanas lo tienes de vuelta. ¡Ahora hay colegios que están de moda y a mí me parece tirar el dinero porque están llenos de españoles!
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