Hazte premium Hazte premium

Una de las víctimas del cardenal Pell falleció por sobredosis de heroína con 35 años

La Justicia australiana decidirá la próxima semana si el responsable de finanzas del Vaticano entra en prisión

El Papa Francisco saluda a George Pell, en 2014 en el Vaticano, aún siendo arzobispo de Sídney EP
Juan Vicente Boo

Esta funcionalidad es sólo para registrados

A los dos días de la vigorosa cumbre mundial antipederastia presidida por el Papa, la condena del cardenal australiano George Pell por abuso sexual de dos menores en 1996, emitida ayer por un tribunal de Melbourne, es «una noticia dolorosa que, lo sabemos bien, ha escandalizado a muchísimas personas, no solo en Australia», según declaró ayer el portavoz del Vaticano.

Alessandro Gisotti añadió que «como ya hemos afirmado en otras ocasiones, reiteramos el máximo respeto por las autoridades judiciales australianas. Y por eso esperamos el resultado del proceso de apelación, recordando que el cardenal Pell ha reiterado su inocencia y tiene el derecho a defenderse».

La presunción de inocencia suele mantenerse hasta la «sentencia firme», es decir, no sujeta a posterior apelación, pero el daño causado a la credibilidad de la Iglesia por esta primera condena de un alto cargo del Vaticano es muy fuerte ya que se basa en el veredicto unánime de un jurado, emitido el pasado 11 de diciembre, y confirmado formalmente por el juez.

Lejos de los menores

La breve declaración del portavoz del Vaticano repetía en buena parte comunicados anteriores de la Santa Sede y del presidente de la conferencia episcopal de Australia. Pero añadía como información nueva que el Papa «ha confirmado las medidas de precaución impuestas por el ordinario del lugar al regreso del cardenal Pell a Australia». Se trata, según Gisotti, de «la prohibición del ejercicio público del ministerio (sacerdotal) y, como indican las normas, cualquier contacto con menores de edad».

No aclaró si la expresión «ordinario del lugar» se refiere al arzobispo de Melbourne, donde está siendo juzgado, o al arzobispo de Sidney, la archidiócesis que Pell presidía antes de trasladarse a Roma como secretario de Economía en 2014.

Los mandatos en el Vaticano duran cinco años, que en este caso se cumplieron el domingo 24 de febrero, pero se entiende que la persona sigue en el cargo si no se anuncia lo contrario. A veces hay retrasos. El mismo Pell dejó de formar parte del consejo de nueve cardenales que asesoran al Papa el pasado mes de octubre, pero el Vaticano solo lo anunció en diciembre.

En todo caso, el cardenal George Pell, de 77 años, antiguo arzobispo de Melbourne y de Sidney, es con gran diferencia el personaje mas emblemático de la Iglesia australiana, y también –en espera del juicio de apelación–, el cargo más alto del Vaticano condenado por abuso de menores.

Aunque la prensa australiana agiganta su responsabilidad a «número tres del Vaticano», no es ni siquiera el número diez pues hay muchos otros por encima en importancia. Su caso no es comparable al de Theodore McCarrick, expulsado del cardenalato y del sacerdocio.

El secretario de Economía del Vaticano inició su excedencia en junio de 2017 para comparecer a juicio ante el tribunal de Melbourne, el lugar donde tuvieron lugar los hechos denunciados: abuso sexual, en diciembre de 1996, de dos niños de trece años, miembros del coro de la catedral, en la sacristía y en un corredor cercano, sumando cinco delitos contras los dos denunciantes. El cardenal Pell se negó a responder en el proceso, un gesto que suele no gustar a los jurados, y fue defendido por un abogado de famosos, Robert Richter, experto en repreguntar a denunciantes y testigos.

El veredicto unánime de culpabilidad fue emitido el pasado 11 de diciembre, pero se publicó tan solo fuera de Australia, pues el juez había impuesto un mandato de silencio total para no interferir en un previsto segundo juicio por otra acusación, que ahora acaba de desestimar.

De los dos denunciantes, uno falleció por sobredosis de heroína con 35 años y el otro pide que se mantenga su privacidad. Su padre responsabiliza al cardenal Pell de la muerte de su hijo. El juez Peter Kidd ha convocado a los interesados hoy para las audiciones previas a la sentencia, que dictará la próxima semana, posiblemente de cárcel.

Entretanto, Pell continúa disfrutando de libertad bajo fianza, y sus abogados pedirán que se prolongue durante el proceso de apelación, que podría ganar. Es probable que el Vaticano espere al resultado de ese segundo proceso , en principio breve, antes de tomar sus propias medidas.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación