La vacuna llegará a Italia en diciembre, pero se debate sobre la obligatoriedad

En mayo, Italia estableció una alianza con Alemania, Francia y Holanda, firmando con AstraZeneca un contrato para tener la garantía de recibir 400 millones de dosis . Después de esta iniciativa se han dado nuevos pasos, según ha explicado el ministro de Sanidad, Roberto Speranza: «La Comisión europea está negociando con otras empresas - Sanofi, Pfizer, Johnson - para aumentar la asignación de 400 millones de dosis garantizadas, que se destinarán a toda la población europea».

Según el ministro Speranza, «los primeros 60 millones llegarán a Europa en 2020» . Pero al principio a Italia podrían corresponderle algo más de tres millones. Las dosis no llegarán todas juntas, según aclara el ministro de Sanidad: «Esperamos que las primeras lleguen antes de fin de año. Cuando tengamos las dosis disponibles, serán pocas y se destinarán principalmente al personal sanitario y a los ancianos frágiles».

Mientras llega la vacuna, se ha iniciado ya un debate sobre si debe ser obligatoria o voluntaria. Incluso el gobierno italiano está dividido sobre su obligatoriedad. A este respecto, el primer ministro, Giuseppe Conte, ha declarado: «No creo que la vacuna deba ser obligatoria, pero debe estar disponible» .

Conte sido atacado dentro de la mayoría gubernamental. La diputada Lisa Noja ha lanzado una campaña de recogida de firmas para que el gobierno imponga como obligatoria para todos la vacuna. Noja, de Italia Viva, partido que forma parte del gobierno, ha escrito en un tuit: «No se bromea sobre la salud de las personas, especialmente la de los más frágiles. Por eso soy la primera firmante de la petición, junto con una quincena de jóvenes, lanzada por Italia Viva para que la vacuna contra el Covid sea obligatoria». El líder del partido, Matteo Renzi, ha atacado la posición del primer ministro Conte: «El gobierno no debe dar un paso atrás para para hacerle un guiño a los NoVax (el movimiento contra las vacunas). Llevamos meses encerrados en casa y si llega la vacuna, ¿dejamos libertad de elección? ¡No bromeemos!», ha declarado Renzi.

Dicen los expertos que, para que una vacuna sea eficaz, debe alcanzar una cifra sustancial de personas, es decir, gran parte de la población debería vacunarse. Hoy por hoy, es alto el porcentaje de los italianos que no están por la labor de vacunarse. Un reciente estudio de la Universidad Católica de Roma, el 41 % ha respondido «no» a esta pregunta concreta:" ¿Te vacunarías contra el Covid-19? “

El virólogo Fabrizio Pregliasco, director sanitario del Instituto Galeazzi de Milán, interpreta así el sorprendente resultado de la encuesta: «Revela que todavía es muy fuerte el sentimiento negativo de muchas personas hacia la vacuna contra el coronavirus, así como la oposición hacia la ley de Lorenzin (exministra de Sanidad) que instituyó la vacunación obligatoria en los niños». Favorable a la obligatoriedad de la vacuna contra el virus es el virólogo Andrea Crisanti de la Universidad de Padua, que realizó una brillante gestión de la emergencia del coronavirus en Véneto.

De todas formas, varios virólogos, entre ellos Fabrizio Pregliasco, consideran que la vacuna voluntaria podría ser suficiente para asegurar una barrera eficaz contra la propagación del virus, «siempre que las cifras de contagios sean pequeñas como hoy y los positivos no aumenten». Esta misma opinión la sostiene el Comité técnico científico que asesora al gobierno, según recoge hoy el diario «La Stampa»: «Si el 80% de la población se vacuna contra el coronavirus, lograremos la inmunidad colectiva». Es decir, se lograría el objetivo de bloquear la circulación del virus sin imponer ninguna obligación a la gente.

Al mismo tiempo, si la vacuna es voluntaria, se evitarían algunos riesgos, según explica el citado diario: «Si llega una vacuna lo hará quemando las etapas de experimentación, que normalmente duran al menos 5 años para probar la seguridad y eficacia. Ahora (para el coronavirus) estamos hablando de meses. Existe el peligro de que surja algún efecto secundario no deseado . Si se impone la obligación de la vacuna, aumenta el riesgo de ser abrumados por reclamaciones de indemnización. También porque, al inmunizar a casi toda la población, por un simple dato estadístico, después de una vacuna, se produce un cierto número de muertes y enfermedades, independientemente del antídoto. Pero si se impone la obligatoriedad de la vacuna, algunos podrían ser inducidos a extrañas correlaciones y pedir una indemnización económica».

Para hacer frente a este problema, los fabricantes de vacunas están estudiando con los gobiernos europeos una especie de escudo legal que funcionaría así, según «La Stampa»: «Mientras la experimentación esté en marcha, la responsabilidad recaería íntegramente en los Estados; luego habría una fase intermedia, con responsabilidad compartida al 50 % entre las empresas y los Estados; finalmente, después de un cierto período de tiempo, la responsabilidad recaería solo en las empresas».