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Al tercer Papa fue la vencida para Julián, enfermo con parálisis cerebral

El Santo Padre recibió la carta de un cordobés en la que le explicaba cómo vivía su fe

El cardenal Stella recibe la carta de Julián en su visita a Montilla ABC

David Jurado

El teléfono rompió el silencio de la casa a las 16.45 horas del pasado Lunes de Pascua. Nada hacía presagiar que la paz y calma de este hogar de Montilla iba a a ser quebrada para dar paso a una inmensa alegría y revuelo. Al otro lado de la línea, una voz pausada y con acento argentino preguntaba si en ese momento se encontraba en casa la persona que le había escrito una emotiva carta en la que le expresaba su ilusión y deseo por conocerle. Era el mismo Santo Padre quien estaba al teléfono preguntando por Julián Manuel Barranco Luque, un vecino montillano de 47 años, con parálisis cerebral, y que vive la fe cristiana con una intensidad que sobrecoge a todos quienes le conocen.

¿Pero qué animó al Papa Francisco a realizar esta llamada? El motivo fue la carta que le hizo llegar el cardenal Beniamino Stella, quien estuvo en representación de la Santa Sede en la apertura del Año Jubilar de San Juan de Ávila el pasado 6 de abril en Montilla. Fue en ese acto donde este hombre le entregó al Prefecto de la Congregación para el Clero la misiva dirigida al sucesor de San Pedro. En la carta explicaba su voluntad de llegar a conocerlo y relataba cómo es su vida cristiana. A pesar de tener una parálisis cerebral, sus limitaciones no le impiden ser conocido en su entorno como un hombre entusiasta y comprometido con la Iglesia católica.

Volviendo a la llamada, fue la madre quien atendió al obispo de Roma puesto que su hijo, además de tener limitada su movilidad , no puede hablar. Al escuchar la voz del Papa Francisco, la mujer corrió hacia Julián y activó la función manos libres del teléfono. Él, aunque no pudo dirigirse al Papa con palabras sí que pudo celebrar con gestos la llamada y transmitirle al Santo Padre la enorme alegría que estaba experimentando. Sus familiares señalan que desde entonces sueña con el momento de «poder ser abrazado por el Papa».

La llamada era también un premio a su constancia. Fuentes familiares indicaron que había escrito otras dos misivas a los Papas Juan Pablo IIy Benedicto XVI. Ambas le fueron contestadas por escrito. Pero la de este martes se saltó esa norma.

El Papa Francisco le transmitió vía telefónica que rezaba por él y su familia. Y pidió a madre e hijo que también rezaran por su pontificado. Durante la conversación, la madre pudo hablarle al Papa de la relación que une a la familia con la madre Adriana, de las Hermanas Carmelitas de Lucena, a las que también telefoneó en la Navidad de 2016. Para ellas, el Pontífice tuvo recuerdos.

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