Sumersión lingüística: «Lo de Cataluña no es inmersión, su único fin es anular al castellano»
Pedagogos y lingüistas coinciden en que el modelo de lenguas catalán, único en Europa, «es discriminatorio y perjudica a los alumnos castellanohablantes»

Cataluña ha vertebrado a través de la lengua su proyecto nacionalista; la ha blindado en la escuela con una ley educativa propia (la LEC de 2009) que la perpetúa en las aulas como única lengua vehicular en detrimento del castellano, cooficial en la ... comunidad y que, según reconoce el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) en su último fallo del pasado 17 de diciembre, ha pasado a tener una «presencia residual» en el sistema.
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La inmersión lingüística que se aplica en Cataluña se ha vendido durante años como un modelo exitoso de cohesión social en la escuela, aunque cada vez hay más voces discordantes que advierten de los riesgos pedagógicos de este modelo, único en Europa, que empezó a extenderse en la escuela catalana a comienzos de los años ochenta con el objetivo de impulsar el uso social del catalán y preservarlo.
Análisis «profesional»
Pedagogos y lingüistas llevan años reclamando un análisis «sereno y profesional» sobre el modelo lingüístico catalán, «alejado de intereses partidistas». ABC ha contactado con expertos en la materia que, desde diferentes perspectivas, abordan el controvertido debate. Diferencias al margen, en su mayoría coinciden en que la inmersión lingüística vigente en Cataluña es «una clara excepción en Europa» y en que «es incorrecto hablar de inmersión porque, al aplicarla, no hay respeto manifiesto hacia el resto de lenguas del sistema». «Lo que hay en Cataluña no es inmersión sino sumersión», subrayan la mayoría de los profesores y lingüistas consultados. El derecho a la educación en lengua materna se articuló internacionalmente como derecho de la infancia hace más de medio siglo. Europa se rige en estas cuestiones por la Carta Europea de las Lenguas Regionales y Minoritarias (1992), que especifica que los hablantes de lenguas minoritarias deben poder educarse en su lengua materna, pero deja claro que «el sistema no ha de ser obligatorio para todos los niños», como es el caso de Cataluña.
Mercè Vilarrubias, catedrática de inglés en la Escuela Oficial de Idiomas Drassanes de Barcelona y experta en lenguas, tiene claro que el modelo de la escuela catalana no es el de inmersión. «La inmersión implica que el estudiante reciba las clases en una segunda lengua que no es la suya. El objetivo del método es que los alumnos que se inmersionan sean competentes en ambas lenguas, y la condición para el éxito es el respeto hacia las dos, algo que en Cataluña no sucede» , señala. A su juicio, el sistema catalán se acerca más a un «aprendizaje por sumersión».
«La finalidad de la sumersión es la asimilación de la lengua mayoritaria, con la pérdida de la propia . Las segundas lenguas quedan anuladas y desprestigiadas y se las considera un obstáculo para conseguir la primera», dice Vilarrubias. Cree, además, que el modelo de Cataluña es «discriminatorio». «Dentro del sistema hay alumnos que tienen como lengua materna el catalán, es decir, no están inmersionados en una lengua que no es la suya, por lo que parten con ventaja con respecto al resto», aclara. Autora de los libros ‘Sumar y no restar. Razones para introducir una educación bilingüe en Cataluña’ y ‘Por una Ley de Lenguas’, Vilarrubias tiene claro que la inmersión catalana es «una rara avis» en Europa. «No hay un solo país o región europea con más de una lengua oficial que tenga un modelo escolar como el catalán, monolingüe en la práctica y obligatorio», señala. A su juicio, la mejor opción es «que se respete la lengua materna en comunidades con más de una lengua oficial». Así lo aplican todos los países europeos. Algunos usan una doble red (los padres escogen la lengua en la que quieren educar a sus hijos) y otros optan por una educación multilingüe -bilingüe o trilingüe-, es decir, que todos los centros impartan asignaturas en cada una de las lenguas oficiales. Un ejemplo de esta última opción es Luxemburgo, donde las clases se imparten en luxemburgués, alemán y francés, que introducen gradualmente en este orden. Como ejemplos de doble red, se encuentran Finlandia (finés y sueco), Gales (inglés y galés) o Irlanda (irlandés e inglés).

Berta Romera, profesora de Lengua Castellana y miembro de la Asociación Cataluña por España (ACPE), considera también un «despropósito» referirse al modelo de lenguas catalán como un modelo de inmersión. «No lo es puesto que se aplica de manera total, obligatoria y precoz, y su intencionalidad no es integradora y de respeto hacia la lengua española. Tampoco contempla la diversidad y los ritmos de aprendizaje individuales», advierte Romera y explica por qué, a su entender, debe hablarse de sumersión. «La lengua primera de un alumno hispanohablante (lengua materna) no es valorada, se la considera un obstáculo para adquirir su segunda lengua, el catalán», precisa. Advierte, igualmente, de los riesgos para el alumnado. «Social y emocionalmente es un mazazo para el desarrollo del alumno», dice.
Peores resultados en PISA
Carmen Leal, licenciada en Filología Románica y profesora de Lengua Castellana en Cataluña durante 35 años, también cree que el modelo de lenguas catalán es un modelo de sumersión, ya que «se pretende sustituir totalmente la lengua materna de los hablantes de español por la lengua catalana». Leal tilda de «devastador» el efecto en los alumnos. «Al sentimiento humillante de constatar que tu propia lengua no sirve para aprender se suman los peores resultados que obtienen los alumnos castellanohablantes. Los informes PISA demuestran un fracaso escolar de diez puntos por encima», precisa Leal.
María José Ibáñez, también profesora de Lengua Castellana y miembro de la Asociación de Profesores por el Bilingüismo (APB), denomina el modelo lingüístico catalán «de imposición directa». «No hay ni la más mínima intención de respetar los derechos humanos en esta comunidad. El modelo es impositivo, contrario a derecho, inconstitucional y profundamente discriminatorio. Su único fin es anular al castellano», alega. Por su parte, Francesc Xavier Vila, director del departamento de Filología Catalana y Lingüística General de la Universidad de Barcelona (UB), discrepa del resto de expertos consultados. Defiende la inmersión y asegura que el modelo que se aplica en Cataluña «es el que ofrece más garantías» de los vigentes en los territorios con dos lenguas oficiales. «No es sumersión porque el sistema no ignora el castellano, ni lo discrimina», mantiene. «La sumersión se produce cuando toda la sociedad de acogida espera que el alumno deje de hablar su lengua. Esto aquí no ocurre», afirma. Niega también efectos perniciosos de la inmersión en los alumnos castellanohablantes.
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