El Sínodo de Amazonia sugiere un sínodo universal para estudiar la ordenación sacerdotal de hombres casados

Las «relaciones» de los doce grupos de trabajo por los principales idiomas, presentadas el viernes, son una especie de «acta» de lo tratado en cada grupo, y orientan el trabajo de preparación del borrador de documento final que, en todo caso, es una mera lista de sugerencias al Papa, pues el Sínodo de Obispos no tiene poder decisorio.

Aún así es interesante constatar que diez de los doce grupos de trabajo debatieron la posible ordenación sacerdotal de hombres casados para paliar la escasez de párrocos y misioneros en la Amazonia.

Seis grupos de trabajo reflejan mayorías a favor, incluyendo dos grupos portugueses que lo piden con fuerza. Otro grupo portugués, en cambio, se opone, lo mismo que uno italiano que llega a manifestar «perplejidad» -léase molestia- por el hecho de que se debata. Tres grupos proponen estudiar más a fondo el tema, de gran envergadura para toda la Iglesia católica y que requiere un debate a cargo de especialistas.

En los doce grupos de trabajo -cinco en español, cuatro en portugués, dos en italiano y uno en inglés y francés- han intervenido con toda libertad tanto los 185 padres sinodales -casi todos obispos, salvo algún sacerdote y un hermano- con derecho a voto del documento final como el resto de participantes , que tiene voz en los debates pero no voto en el texto de sugerencias que se propondrán al Papa.

Se trata de seis delegados fraternos de otras iglesias cristianas, 12 invitados especiales -expertos en economía, climatología, derechos humanos, etc.-, 25 expertos en temas variados y 55 auditores, entre los que figuran 16 representantes de etnias indígenas. Son personas muy variadas que enriquecen el análisis sobre la realidad de Amazonia, pero no expertos en organización sacramental de la Iglesia.

La posible ordenación de indígenas casados, propuesta vigorosamente por algunos obispos brasileños, ha sido utilizada como arma arrojadiza contra Francisco por grupos norteamericanos que le acusan falsamente de querer acabar con el celibato.

En ninguno de los grupos se ha propuesto abolir la norma del celibato sino, simplemente, aumentar el número total de sacerdotes añadiendo algunos indígenas casados y de probada virtud, que conozcan los 240 idiomas de los pueblos amazónicos y vivan en comunidades a los que los misioneros llegan con dificultad pocas veces al año.

Muchos participantes han criticado este enfoque «clerical» que prolonga el letargo de de los laicos, hombres y mujeres, la verdadera «mina de oro» en la evangelización de la Amazonia.

En siete de los doce grupos de trabajo se ha estudiado la posibilidad de ampliar a las mujeres el diaconado permanente que ahora se limita a los hombres casados . En cuatro de los grupos la postura es mayoritaria. Pero en todos ellos ha habido voces en contra de «clericalizar» la vida cristiana, y hay mayorías mucho mas amplias a favor de aumentar los «ministerios laicales» de hombres y mujeres.

La próxima semana, con la votación del documento final el sábado 26, permitirá ver el cuadro completo de las propuestas al Papa.