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Mascotas

El síndrome del «gato volador»

Una causa de atención veterinaria frecuente por traumatismos en gatos es el llamado síndrome del gato paracaidista. Y es que, a veces, los felinos pierden el equilibrio y se precipitan al vacío

Un gato precipitándose desde las alturas ABC

CARMEN ANIORTE

Un numero elevado de los gatos politraumatizados que acuden a los Centros Veterinarios con sus afligidos propietarios son víctimas de u na caída desde grandes alturas .

Casas verticales, pisos a modo de gigantestas fortalezas de hormigón, acero y cristal, donde nuestros gatos han resbalado, precipitándose al vacío , profundo abismo que precede al duro asfalto. El golpe es terrrible. Toda la energía potencial primero, y cinetica despues, se transforma en choque. El duro suelo devolve en forma de reacción, toda la cantidad de movimiento que arrastra como un proyectil el cuerpo del felino. Y las consecuencias conforman un conjunto de síntomas conocidos como Sindrome de gato volador o paracaidista.

Animales rotos y propietarios asustados, estresados, en busca tras el pasmo y la incredulidad inicial de una segunda oportunidad para su fiel felino... haciendo realidad el famoso dicho, mito o leyenda de las llamadas siete vidas del lindo gatito .

¿Mito o realidad de las siete vidas del gato?

«Los síntomas son variados. El animal está materialmente "machacado". Es un politraumatizado bajo un manto de estres y dolor», comenta el doctor Javier Álvarez de la Villa del C entro Veterinario Víctor de la Serna .

Una situación podría ser esta: El propietario de un gato lo echa de menos al llegar al hogar. No ha salido a recibirle como de costumbre. Le llama, le busca y pregunta a los vecinos. Luego le viene la sospecha repentina de una ventana abierta y, después, el presentimiento hecho realidad: ¡Se ha caído! Siguen momentos de angustia hasta llegar al Centro Veterinario, donde son atendidos sin demora. Luego, la larga espera, donde la esperanza debate con el miedo.

«Este suceso es frecuente, hasta tal punto de merecer un estudio aparte . Se trata de un accidente sin culpables, pero por sus tragicas consecuencias y momentos tan densos en angustias y sufrimientos, es preciso intentar evitarlo», confirma del doctor Álvarez de la Villa.

Los síntomas -tras la caída- son variados como consecuencia de daños orgánicos. Van desde leves a muy graves, e incluso mortales . Los problemas toracicos, como el neumotorax, donde el aire exterior penetra en el espacio pleural, colapsando los pulmones, o la contusion pulmonar, en la cual el esponjoso y aireado parenquima pulmonar se empapara en hemorragia e inflamacion, o las costillas fracturadas...

Pues bien, los problemas que afectan a la caja torácica y sus órganos son, estadisticamente, los mas frecuentes . Pero cualquier otro organo puede verse afectado. Rotura de vejiga urinaria con derrame interno de orina y consecuente peritonitis uremica; contusion hepatica con inflamación y disfunción de este importante organo; rotura de bazo con derrame hemorrágico intraabdominal; rotura de diafragma que permitirá el paso de las visceras a la cavidad toracica; fracturas de huesos largos; fracturas de paladar duro con comunicacion oronasal y fracturas de columna vertebral , con graves transtornos locomotores, que pueden terminar en paraplejia y tetrapejia o lo que es lo mismo: gatos paralíticos.

Rápida intervención del veterinario

Un veterinario experimentado procurará de inmediato, alivio al estrés dolor y disnea. Los derivados morfinicos de altisima potencia analgesica, alivian rapidamente el dolor mas intenso. Los ansioliticos y sedantes suaves, disminuyen la inconmensurable carga de estrés .

La jaula de hospitalizacion, UCI, promueve un refugio seguro enriquecido con oxigeno. Luego, en segunda instancia, se valoran los daños y se aplican los tratamientos pertinentes. Un gran numero de nuestros incautos compañeros sobreviviran.

De ahí el refran, «Siete vidas tiene el gato» . No obstante, es mejor no tentar a las suerte. Si se tiene un gato y se vive en las alturas, hay que proteger las ventanas con mosquiteras discretas También hay que vigilar al minino, sobre todo, en la terraza cuando se acerca al balcón. Se puede caer, es frecuente y la conducta, un tanto temeraria del felino, forma parte de su íntima naturaleza.

Es decir, no le podremos advertir del peligro para que no lo haga, es un aspecto no educable ; unicamente impediremos el hecho con nuestra vigilancia y medidas preventivas mencionadas.

Gato de campo, gato de ciudad

Pero, ¿que les sucede realmente a nuestros gatos? ¿Por qué se caen? Como bien decíamos al principio nadie es culpable y menos ellos.

La postura que adopta un gato al caer ABC

Son animales cautos, muy ágiles y sigilosos, saben donde colocar cada paso, pero en el bosque. El periodo de domesticación no ha sido suficientemente largo para adaptarlo a las estructuras urbanas. Los materiales modernos son muy diferentes a las jugosas y rugosas cortezas de los árboles, donde pueden «hincar» sus uñas con facilidad.

Ademas, las alturas del bosque equivalen a una planta baja de la ciudad. Si un gato montés se cae, el mullido suelo de humus tapizado de hojas actuaría de colchón y el aterrizaje sería feliz. En un edificio de ciudad se conjugan varios factores nefastos para los gatos: en primer lugar, las imponentes alturas desde 7 a más de 30 metros ; en segundo lugar, el felino no ha ascendido por si mismo, pues no tiene una clara noción de donde se encuentra respecto al suelo. En tercer lugar, las superficies de las terrazas, barandillas y ventanas, son muy resbaladizas e invulnerables a sus afiladas garras, es decir, nunca se podrá «enganchar», pudiendo resbalar en un descuido y precipitarse al vacío.

¿Se ha confiado demasiado?, ¿ha sido incauto? La verdad es que no podemos culparles, las nuevas urbes son las responsables, donde la lucha por el espacio obliga a la edificación vertical. Resumiendo pués, el gato podría disculparse diciendo: «Me subieron muy arriba, no tuve noción de la tremenda altura, quise investigar y tomar un poquito el aire, y mis uñas me fallaron cuando las necesité ».

Cuanta más altura, menos lesiones

Otro misterio aclarado, es por qué a partir de alturas muy elevadas (7ª planta en adelante) las lesiones parecen disminuir en proporción.

La explicación es que a partir de cierta altura, los gatos ya no adquieren mayor velocidad . Su sistema vestibular permite entonces adoptar una postura horizontal con la cola hinchada y en vertical a modo de paracaídas. En esos momentos el gato desciende a velocidad constante, con los músculos relajados para absorber con mucha mayor eficacia el impacto final.

Todo lo anterior no desaconseja la idea de tener un gato en nuestro hogar de las alturas, únicamente nos informa de un hecho que amenaza en la sombra, pero conociéndolo podemos evitarlo disminuyendo al máximo las desgraciadas estadísticas.

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