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Ley de la Infancia o Ley Rhodes

Sexo contra género: el lenguaje de Podemos que provoca (por segunda vez) el rugido feminista de Ferraz

Critican que Podemos da salida a una norma en la que encaja por la puerta de atrás argumentos de la teoría «queer»

Vídeo: Voces del PSOE piden modificar la ley de la Infancia por ser «contraria a los derechos de las mujeres»
Érika Montañés

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Tres meses después de la pandemia, volvemos al punto de partida: una ley social (y sexual) dispara el enfrentamiento entre los dos partidos del Gobierno, PSOE y Podemos. Lo hace a cuenta de un concepto que se nutre de postulados diferentes, a veces con matices sutiles, otras diametralmente opuestos: el feminismo . En marzo fueron Irene Montero y Juan Carlos Campo (titulares de Igualdad y Justicia), los que se enfrentaron por el difícil, cuando no imposible, encaje jurídico de términos de « la ley del solo sí es sí » de la ministra; ahora es el enconado rifirrafe por l a ley de la infancia promovida por el departamento de Pablo Iglesias contra el que se rebelan socialistas, como la vicepresidenta Carmen Calvo . Según un argumentario promovido de urgencia el martes por las dirigentes del PSOE, la llamada «ley Rhodes» se olvida de lo fundamental y más sencillo, «las niñas y la violencia ejercida sobre ellas» al difuminar este hecho biológico.

El feminismo que defienden los socialistas dista del que promueve Podemos en algunos puntos, sobre todo en el abolicionismo o legalidad de la prostitución. También en el activismo «queer» , a favor de transexuales y transgénero, que domina el ideario feminista de Podemos y que olvida las desigualdades específicas que padecen las mujeres por el hecho natural de serlo, como la mutilación genital o ablación.

Segundo cisma

Y esa es la raíz del cisma actual en el seno del Gobierno de coalición: según fuentes socialistas, Podemos da salida a una ley en la que encaja por la puerta de atrás argumentos de la teoría «queer» . ¿Qué defiende esta corriente? Que el género, la identidad sexual y la orientación, no están inscritos en la naturaleza biológica humana, sino que es el resultado de una construcción social.

Mientras, para el PSOE, como expone en su argumentario, «el sexo es un hecho biológico y el género una construcción social» . Los socialistas quieren evitar el segundo término, el género, pero Iglesias lo ha encajado en el transcurso de toda su ley, aducen. «El activismo “queer” desdibuja a las mujeres como sujeto político y jurídico, poniendo en riesgo los derechos, las políticas públicas de igualdad entre mujeres y hombres y los logros del movimiento feminista», recoge el argumentario socialista. Y sus promotoras lanzan una pregunta, a cuenta de los conflictos jurídicos que suscita: si se niega o «borra» la definición de mujer como tal en las leyes, «¿cómo afecta a la violencia de género? ¿Podría un maltratador señalar que se siente mujer y por tanto no poder ser juzgado por este delito?». La ley de la infancia «niega la realidad de las mujeres» por el debate mal construido de sexo contra género. Si se niega el primero, se pone en jaque, afirman, la estructura jurídica del país.

Para el PSOE, se está tergiversando el debate entre sexo y género para anular el primero y satisfacer las emociones y el voto de las personas transexuales, un colectivo al que siempre ha defendido el partido de Pedro Sánchez, alegan. «La lucha contra la discriminación y las políticas de inclusión son una obligación para las democracias. Y no pueden utilizarse torticeramente o como coartada para socavar las conquistas en materia de igualdad. Como socialistas, defendemos el respeto a la diversidad», señalan en su comunicado, en el que piden además no llevar a la tramitación parlamentaria esta ley con marcadas lagunas jurídicas.

La presidenta de la Federación de Colectivos Trans o Plataforma Trans, Mar Cambrollé, dice que este argumentario enmarca el «viraje» ideológico que defiende el PSOE «en la misma línea de la extrema derecha», al negar la legitimidad de las personas trans como mujeres y hombres de pleno derecho, desde «una visión reduccionista y genitalista». Lo ve como un ataque «extremadamente grave» a las posiciones de los derechos del colectivo vertido por Ferraz.

En cambio, para la que fuera Consejera de Educación del Gobierno socialista en Asturias y actual miembro del Consejo de Estado, Amelia Varcácel, el argumentario es «una prueba de hermosa sensatez» . «Las ficciones jurídicas no deben encontrar espacio en la legislación española. Ahora hay que hacerlo realidad», exhortó, a través de Twitter, la exportavoz de Igualdad Socialista, Ángeles Álvarez. Y es que las socialistas han pedido que esta ley no llegue así a su tramitación parlamentaria. Al debate se han sumado la histórica dirigente del PSOE andaluz, Amparo Rubiales, o feministas reconocidas como la filósofa Alicia Mirayes, quienes difundieron el argumentario.

Técnicas de lobby

Al comunicado socialista le siguió ayer, en los mismos términos, otro de la Asociación Contra el Borrado de Mujeres , de reciente creación y que agrupa a asociaciones y particulares feministas -también del PSOE-, preocupadas por cómo se está introduciendo a hurtadillas, en leyes de amplia aceptación social, «postulados ideológicos que no han sido aún objeto de un debate público ni parlamentario» como creen que ocurre en la ley de infancia. Una técnica propia de lobbys o grupos de presión, critican.

En este caso, interpretan que por una parte se utiliza la ley para « legalizar conceptos -como el del género como identidad- que no cuentan con aceptación social ni académica ni aportan nada». Aseguran que se confunden los conceptos de «sexo» y «género», tratándolos como sinónimos cuando lo biológico -el sexo- no es igual a lo cultural -el género-. Además, les preocupa que «el anteproyecto introduce la teoría "queer" en materia educativa , pues señala que se apostará por la educación inclusiva y el respeto a la “identidad de género” de los menores» , explican fuentes jurídicas de la asociación. «Nosotras defendemos la educación en igualdad entre mujeres y hombres. Esto significa que queremos que los menores sean educados sin roles sexuales», continúan.

Por otro lado, el colectivo critica que no existe un enfoque de protección a las niñas, como ante los abusos sexuales, de los que son mayoritariamente víctimas. «Lo nombra pero no se implementan ninguna de las medidas que llevan reclamando mucho tiempo las plataformas de víctimas. Con esta ley, una niña seguirá teniendo que convivir con su padre abusador y su madre seguirá teniendo problemas legales si trata de impedirlo », ejemplifican.

Lo mismo ocurre con la pornografía, sin medidas para impedir el acceso a la misma; o sin la modificación de los artículos 416 y 707 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal. «Esto significa que una menor, por miedo, puede negarse a declarar contra su padre agresor y este quedará impune», aseguran.

Fuentes ministeriales preguntadas por la falta de protección a las niñas en el texto aseguran que el objetivo de la ley era tener una perspectiva de violencia genérica y que su función no era abordar las diferentes tipologías de violencia, aunque de forma transversal sí se menciona la de género.

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