religion
La sentencia al mayordomo del Papa revelará el lunes la trama de «Vatileaks»
El Papa ha invitado a la magistratura vaticana a «continuar el trabajo con diligencia»
juan vicente boo
El velo de misterio en torno a la filtración de documentos confidenciales del Papa está a punto de alzarse. El juez instructor del Vaticano , Piero Antonio Bonnet, ha logrado mantener a rajatabla el secreto de la fase de instrucción, que terminará este lunes ... con la sentencia de envío a juicio del mayordomo del Papa, Paolo Gabriele, acusado hasta ahora tan sólo de «robo con agravantes».
La sentencia dará a conocer el resultado de los tres interrogatorios a «Paoletto» y revelará también los nombres de otras personas interrogadas, no necesariamente como sospechosos sino como «personas informadas de los hechos»: la continua fuga de cartas e informes confidenciales desde mediados de enero hasta culminar en el voluminoso libro,«Los documentos secretos de Benedicto XVI», que publicaba más de un centenar el pasado 19 de mayo.
Al principio salían a la luz (en televisiones y diarios de baja audiencia) corruptelas en la concesión de contratos de suministro al Estado del Vaticano. Pero la «filtración» se fue convirtiendo en una «ducha» y después en una «cascada» de documentos sobre las peleas por el control del diario católico «Avvenire», la gestión del banco del Vaticano, el proyecto de unificar los grandes hospitales católicos italianos, el levantamiento de la excomunión a los obispos lefebvrianos, la liturgia del Camino Neocatecumenal, la Legión de Cristo, la diócesis de Milán, etc. Eran, a todas luces, documentos muy privados, y la mayor parte de la prensa internacional mantuvo la reserva respecto a su contenido.En conjunto, dejaban en buen lugar al Papa, a quien nadie imaginaba como un bombero ocupado en apagar tantos fuegos debidos al mal funcionamiento de la Curia.
Solo y sin cómplices
Si el juez autoriza la publicación completa tanto de su sentencia sobre Paolo Gabriele como de la requisitoria del fiscal, los ciudadanos empezarán por fin a saber qué es lo que ha pasado a lo largo de seis meses de una crisis sin precedentes, el período más amargo que se recuerda en la cúpula de la Curia vaticana, donde todos se habían vuelto sospechosos a los ojos de todos hasta que el 23 de mayo, la Gendarmería vaticana registró el apartamento del mayordomo del Papa, descubrió «una montaña de documentos» y procedió a su arresto inmediato.
El arresto de «Paoletto», una de las pocas personas con acceso libre al apartamento del Papa, causó una oleada de sorpresa e incredulidad . Paolo Gabriele, casado y con tres hijos menores de edad, servía al Papa con cariño filial. Era la última persona de quien se podría sospechar y, desde luego, incapaz de organizar una trama de filtraciones en cascada dirigidas aparentemente a dejar en mal lugar al secretario de Estado Tarcisio Bertone. Y sin embargo, Carlo Fusco, el abogado defensor del mayordomo, insiste en que «Paoletto» confiesa haber actuado absolutamente solo y sin cómplices , movido por la intención de ayudar al Papa a librarse de colaboradores inadecuados. Si así lo pensó, el resultado ha sido exactamente el contrario: logró empantanar al Papa y a la Curia vaticana durante varios meses, y ha conseguido que Benedicto XVI renueve rotundamente su confianza al cardenal Bertone.
Hasta ahora, el mayordomo está acusado tan sólo de «robo con agravantes», lo cual puede llevar a una condena de hasta seis años de cárcel . ¿Por qué no se le acusa de la «revelación de secretos de Estado», que es el otro delito evidente? Si el mayordomo no entregó los documentos a una televisión, un par de diarios y, finalmente, al periodista Gian Luigi Nuzzi para la publicación del libro, entonces ¿quién ha sido?
«Continuar el trabajo con diligencia»
Las mismas dudas rodean también su motivación. El abogado defensor repite que Gabriele «actuó solo» e insiste en que no está asumiendo el papel de chivo expiatorio para proteger a otras personas de nivel superior. Es posible que nadie le haya pedido explícitamente que fotografiase documentos en los despacho del Papa y de su secretario particular, Georg Gaenswein, pero resulta muy difícil de creer que «Paoletto» no haya sido víctima de malos consejos o de un clima de opinión que justificase su intento de derribar al secretario de Estado.
Benedicto XVI conoce los datos disponibles, pues el pasado 26 de julio recibió en Castel Gandolfo el informe final de la comisión investigadora formada por tres cardenales y presidida por el español Julián Herranz, que ha interrogado a una treintena de personas. A la cumbre sobre la trama del «Vatileaks» asistieron también los demás protagonistas: el jefe de la Gendarmería Vaticana, Doménico Giani; el fiscal del Vaticano, Nicola Picardi; el juez instructor, Piero Antonio Bonnet; el «número tres» del Vaticano,Ángelo Becciu; y el asesor de comunicación, Greg Burke. El Papa agradeció el trabajo realizado por la comisión cardenalicia y concluyo la reunión invitando a la magistratura vaticana a «continuar el trabajo con diligencia». El caso está ahora plenamente en sus manos.
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