Santiago Dexeus: «El mensaje de la congelación de óvulos es antipático pero debe darse»

Su padre, el eminente doctor Santiago Dexeus Font , ya rompió tabúes defendiendo el uso de la anestesia en el parto. Él pasará a los anales de la medicina de nuestro país, entre otras cosas, por ser pionero en la defensa del uso de la píldora anticonceptiva y partícipe del nacimiento del primer bebé probeta en España.

Con la serenidad que imprime la experiencia, sentado en su despacho de la Clínica Tres Torres , junto a su hijo Damià, cuarta generación de la saga, este prestigioso ginecólogo, que ocupó la presidencia de la Comisión Nacional de Obstetricia y Ginecología entre los ejercicios 1991 y 2002, está convencido de que no hace falta ser «revolucionario» para ser un buen médico. «Basta con ser honesto», señala el especialista, a la vez que explica la receta universal que ha servido a su familia para conquistar la especialidad.

«Lo más importante es tener claro que el centro del acto médico es la paciente; ella y, por supuesto sus circunstancias», asevera. En el caso de la reproducción asistida este principio se eleva a la máxima. «Cuando te dedicas a la reproducción debes decir siempre la razón y hacerlo con la máxima sensibilidad y humanidad», asegura el ginecólogo. Su hijo, Damià Dexeus , comparte la misma opinión. «Aveces se deben dar mensajes a la mujer que son para ella dolorosos. Por eso es importantísimo cuidar la forma en que los transmites, sin faltar a la verdad», afirma Damià Dexeus.

Uno de los mensajes más duros de asimilar para una mujer que quiere ser madre es, según coinciden, «que su etapa fértil ya ha pasado». En este sentido, subrayan la necesidad de divulgar «más y mejor» las ventajas que ofrece de la congelación de óvulos. «Es un mensaje incómodo, aunque debe darse», reconoce Santiago Dexeus.

Padre e hijo hablan sobre la especialidad desde el conocimiento científico pero también y, sobre todo, «desde la sensibilidad». «Los diplomas, los reconocimientos, las publicaciones sirven de poco si no tienes el respeto de tus pacientes», concluyen.