Sanidad cambia siete veces los criterios para medir la evolución del coronavirus

El día 2 de abril se produjo el primer desajuste grave. En las series que recogen el número de hospitalizados y los pacientes ingresados en la UCI, Sanidad se percató de que estaba mezclando dos tipos de datos. Mientras unas Comunidades le remitían datos acumulados de todos los hospitalizados o pasado por cuidados intensivos desde el comienzo de la pandemia, otras hacían el recuento contando únicamente los casos registrados en cada jornada.

Después de varios días ofreciendo los cómputos totales en estas dos series, pese a que los datos no eran uniformes, el 8 de abril Sanidad dejó de sumar los hospitalizados en cada región y también los pacientes en UCI por falta de uniformidad entre Autonomías. En ese momento dejó de ser posible hacer la radiografía del sistema sanitario, variable clave en este estudio.

«Estamos recuperando las series históricas de hospitalizados y UCI y las Comunidades están ajustando», se excusó María José Sierra, jefa de área en el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES). Mientras tanto, el ministro Salvador Illa defendió ese mismo día en el Congreso no modificar otras series, como la de muertos, para que «todo el mundo» tenga una información homogénea: «No vamos a jugar a engañarnos a nosotros mismos, no nos haríamos ningún favor».

«Nos han pillado sin suficientes respiradores, sin suficientes camas UCI… todo esto ya se ha dicho y puede ser cierto, pero sí que podríamos haber preparado un protocolo de recogida de datos más efectivo, que es prácticamente a coste cero» subraya Pere Puig, presidente de la Sociedad Española de Biometría y catedrático en la Universidad Autónoma de Barcelona. «En España, en general, hay un problema en cuanto a la recogida de datos porque cada región los maneja. En otros países está más centralizado», añade María Eugenia Castellanos, también miembro de la Sociedad Española de Biometría y profesora en la Universidad Rey Juan Carlos.

La gran polémica del mes, sin embargo, llegó cuando Sanidad decidió incluir en sus informes los resultados de las pruebas de anticuerpos. Y con ella, otras tres modificaciones en los criterios que se sucedieron en apenas ocho días. El 16 de abril, el Ministerio incluyó dentro de los casos totales, aquellos detectados a través de pruebas PCR y también de anticuerpos. «Necesitamos datos estables para interpretar las tendencias, esto nos interesa de forma prioritaria. Si los datos tienen demasiadas distorsiones, es difícil tomar decisiones», aseguró Fernando Simón, director del CCAES, el día 17 en rueda de prensa.

Aquella semana, las distorsiones que pretendía evitar el científico se sucedieron en los balances, donde las cifras no cuadraron. Dos días después llegó el cuarto cambio. El 18, Sanidad eliminó de este recuento a los asintomáticos, es decir, aquellas positivos por test de anticuerpos que no tuvieron síntomas al pasar la enfermedad. Y por último, el día 24, Sanidad únicamente incluyó como casos reconocidos aquellos confirmados por pruebas PCR.

«Ha habido muchas variaciones y esto me da a entender que se ha improvisado bastante». Así interpreta Puig esta serie de cambios, que tuvieron su sexto capítulo el 25 de abril. En aquel informe, Sanidad, directamente, eliminó el número de test de anticuerpos realizados a la sociedad. «Una cosa que veo es que lo que se publica puede obedecer a unos criterios de imagen, pero quiero pensar que disponen o pueden disponer de todos los datos que se han ido publicando aunque hayan cambiado de criterio de publicación», sostiene el presidente de la Sociedad Española de Biometría. El experto pone como ejemplo que otros países, aquellos que realizan más test, muestran sin problema este dato.

El día 27 de abril llegó la última sorpresa . El Ministerio volvió a incluir en sus recuento los datos globales de hospitalizados e ingresados en las UCI de toda España. El proceso de ajuste del que hablaron las autoridades sanitarias se extendió casi un mes y el guarismo regresó al documento casi veinte días después de desaparecer el 8 de abril. Este hecho tampoco favorece el estudio de los datos por parte de investigadores ajenos al Ministerio, como lamenta la profesora Castellanos. «Si no cambia el criterio, te sirve para ver la tendencia, pero si de repente cambias, no sirve».

Todas estas variaciones, según entienden los dos expertos, no tendrían por qué deberse a un intento de manipulación del Ministerio, sino más bien responderían a falta de medios . No obstante, ambos subrayan que, cuanto más fiable sea una estadística de este tipo, más atinadas serán las decisiones que el Gobierno pueda tomar al respecto para controlar la pandemia.