Así se reconstruye una isla bajo 450 grados de temperatura
Finalizada la erupción del volcán de La Palma, se abre camino la recuperación empezando por carreteras que dan acceso a las viviendas y a uno de los motores económicos: las plataneras
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Iniciar sesiónEspaña y el mundo se conmovieron cuando un río de lava incandescente avanzaba pausada, como a cámara lenta, pero decididamente sobre la Iglesia de Todoque . Las cámaras grabaron en directo el terrible espectáculo –todo aquel desastre se transmitió como un ‘reality’– hasta el ... final, cuando el magma engulló el templo.
Pero la ‘maldición’ de la erupción en La Palma también dejó otros momentos, que asumieron otro cariz, el de ‘milagro’. La Iglesia de La Laguna corrió una suerte bien distinta a la de Todoque: el volcán la respetó y la lava no se detuvo ni a cinco, ni a tres, ni a un centímetro sino exactamente a sus pies. Esta zona, La Laguna, vuelve a ser foco de interés ya que es fundamental en la nueva ‘era’ en la que entra ahora la isla tras la erupción : la de la reconstrucción.
Al lado de esta iglesia, en el llamado cruce de La Laguna, en el municipio de Los Llanos de Aridane, es donde una retroexcavadora clavó por primera vez sus dientes en la lava para abrirse paso sobre metros y metros de piedra caliente. Amilcar Cabrera García , ingeniero de caminos del Plan Especial de Protección Civil y Atención de Emergencias por Riesgo Volcánico, más conocido como Pevolca; ‘Kiko’, dueño de Roturaciones Amagar, la empresa constructora, y Alberto, el operario que manejaba las máquinas tardaron poco en plantarle cara al volcán : el día 27 de diciembre, dos días después de anunciado el fin de la erupción ya estaban en el mencionado cruce. ¿El objetivo? «Es muy importante recuperar el casco urbano de La Laguna porque aquí está la masa trabajadora de Los Llanos , el auténtico corazón económico de la isla», cuenta a ABC Cabrera García, coordinador del grupo de servicios esenciales del Pevolca y también responsable del grupo de rehabilitación de servicios esenciales del Plan de Emergencias Insular. Cabrera García recuerda que esta zona es clave a nivel industrial pero también agrícola.
La zona de la obra tiene una perfecta forma de cruz: en medio, la carretera LP-213, de interés insular, que va en línea recta hacia Puerto Naos; al este hacia el municipio de El Paso y al oeste se une con la carretera LP-215, hacia el puerto de Tazacorte, donde están las plataneras. La unión de las dos carreteras (la 213 con la 215) es lo primero que se habilitó. Y se consiguió . Las máquinas se abrieron paso entre unos cinco metros de lava en tan solo 20 días ganándole 200 metros a los ‘tentáculos’ del volcán.
Batalla ganada al tiempo
Gracias a ello, la calle está despejada y tiene una altura ‘normal’, la que tenía antes de crecer por la lava. Realizado este paso, toca dotar a la zona de los servicios básicos: agua, luz, telecomunicaciones, etc . «Una vez instalados, asfaltaremos la carretera y habilitaremos las aceras para que la gente pueda volver a sus casa s », cuenta Cabrera García. Además, gracias a haber ganado los mencionados 200 metros, los agricultores se ahorrarán 45 minutos de camino desde las plataneras a la fábrica, donde llega esta fruta para ser empaquetada y distribuida .
Los ‘constructores’ de la isla no solo eligieron esta zona por ser estratégica a nivel económico sino también porque era donde menos altura de lava había: «Las condiciones geormofológicas ayudaban y las características físico-mecánicas de los materiales garantizaban que iban a ser capaces de aguantar las altas temperaturas», cuenta este ingeniero de caminos que reconoce que, aún así, costó mucho entrar porque se toparon con temperaturas de entre 400 y 450 grados . «Si bien no tenemos problemas con la presencia de gases sí los hay con el calor: la lava está muy muy caliente, de hecho, la temperatura mínima es de 80 grados. Es un desafío eliminar ese calor de convección, estará ahí durante décadas».
El desafío de enfriar la lava
El sol del mediodía confunde ya que de donde realmente proviene el calor es del suelo. De hecho, desde la mencionada carretera LP-213, que en su mayor parte sigue siendo un montón de lava, si se clava la mirada hacia el horizonte se aprecia cómo el calor ‘flota’ sobre la superficie . Se trata del mismo efecto (refracción) que se produce cuando vemos borroso el asfalto en días de mucho calor o, en ocasiones, cuando se observa un incendio.
Pero para entrar en las entrañas del volcán hubo que hacer un largo trabajo previo. Hay una primera capa, de unos dos metros y medio de altura, que ha sufrido un enfriamiento brusco desde que salió del cono, a 1.000 grados de temperatura, hasta los 800 que tenía cuando terminó su destructor ‘recorrido’ . Durante ese ‘tránsito’ en el que lo engulle todo a su paso, la lava va cambiando de estado: el material se suelta y las piedras parecen en realidad un montón de tierra. Debajo de esta capa aparece el basalto consolidado, la parte más dura y más caliente. «Primero se refresca la parte superior de la lava y eso hace que salga el calor de convección que viene del subsuelo, una vez ahí empezamos con la excavación propiamente dicha», relata Cabrera García.
Aunque parezca imposible el basalto consigue romperse . «La máquina entra en las fracturas de la piedra y lo perfora». Unos nueve metros de basalto se alzan ahora, como una enorme columna, en el cruce de La Laguna al este (que va hacia El Paso) donde se pretende ganarle otros 100 o 150 metros a la lava .
Otra zona donde también se trabaja intensamente es en San Isidro, Tazacorte, donde hay una carretera de 200 metros lineales que también fue arrasada por la lava. El objetivo en este caso también es asfaltarla para recuperar en torno a las 80 a 120 hectáreas de plataneras que hay en la zona . También se pretende comunicar unas 40 viviendas que han quedado afectadas por la lava. «Queremos que puedan volver a entrar los agricultores, hay que echar mucha mano de obra para hacer todo de nuevo, las plantaciones se han echado a perder enteras», lamenta Cabrera García. Como en el cruce de La Laguna, en esta zona también se han ganado 200 metros pero en menos tiempo porque se trataba de derribar un pie de colada, con menos altura y sin basalto contra el que luchar .
Dudas sobre el futuro
La gran duda, en cualquier caso, es qué se hará con el resto de la lava que ha caído debajo del volcán y que se extiende hasta el mar. Visto desde la montaña de La Laguna, parece que el volcán se ha ‘comido’ a la isla: el cono se alza en lo alto y, debajo de él, se extiende un triángulo imperfecto de 3.5 kilómetros de base y 5 kilómetros de altura aproximadamente, es decir, unos 10 kilómetros cuadrados (1.000 hectáreas, aunque la superficie afectada se calcula en 1.219 hectáreas) .
Pese al desastre, Cabrera asegura que no todo lo que trajo el volcán es malo. De hecho, al lado de las retroexcavadoras trabajan otras máquinas que trituran la piedra para convertirla en parte del hormigón que construirá casas. « Se va a reciclar el cien por cien y se usará para varias infraestructuras, incluidos hogares . El volcán no es tan destructivo».
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