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Primer ciego y sin manos del mundo que logra la autonomía con un perro guía

Alberto limpiaba un garaje con su padre a los 21 años cuando le estalló una granada de la Guerra Civil en 2013

Elisenda, Alberto y Xabat, una historia de superación en las calles de Teruel FOTOS y VÍDEO: MATÍAS NIETO
Érika Montañés

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«Era mecánico y ahora estoy jubilado». Quien resume así su «accidente» es Alberto Villalba, un joven de Teruel que tiene la cara atravesada por la metralla, es ciego y sufrió la amputación de sus dos manos, junto a parte de las extremidades ... superiores. En sus muñones, acopla dos prótesis. Hoy ha dejado una en casa y alrededor del antebrazo derecho envuelve entre movimientos seudoimposibles una correa que lo une a su perro guía. En la izquierda, «por obligación» y para dirigir al can, sí lleva la segunda. Pesa demasiado, un kilo y doscientos gramos, no tiene ductilidad, es antigua y emite un sonido que Alberto no sabe identificar. De repente, la mano artificial lanza un pitido. No lo espera y es incómodo. «Me dijeron que me acostumbrara y, bueno, he terminado por aceptarlo», afirma con pesadumbre, pese a haber perdido parte de la audición cuando le estalló una granada abandonada de la Guerra Civil en las manos. Y esa reflexión repentina se convierte en (casi) la única queja de Alberto durante horas de conversación y paseo por las calles de su ciudad.

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