Portugal adopta restricciones urgentes para combatir la sequía extrema

Fue el anuncio fulminante realizado por el ministro de Medio Ambiente, Joao Matos Fernandes, inmediatamente después de divulgarse el serio aviso del Instituto Portugués del Mar y de la Atmósfera (IPMA): el 91% del territorio luso se encuentra en situación de sequía «severa».

Sin duda, son las actividades agrícolas las que más van a padecer con estas medidas desesperadas. Mucho más porque también se prohibirá la producción de electricidad en varias presas.

El intento urgente de atajar el crucial problema se extenderá hasta el final del verano, como mínimo, tal es la acuciante necesidad de adoptar decisiones sin tapujos. El objetivo no es otro que proteger el hecho de que el agua almacenada en los pantanos alcance para el consumo de aquí a dos años.

Mientras España todavía no ha dado un paso al frente en este sentido con unos niveles no mucho mejores, los vecinos portugueses se han puesto las pilas de manera muy rápida. Tanto es así que la Agencia Portuguesa de Medio Ambiente celebró una reunión de choque en el Algarve, que es la región más afectada por la sequía en compañía del Alentejo.

Por tanto, son las franjas colindantes con Andalucía y Extremadura las que han de actuar con mayor celeridad si no quieren enfrentarse a consecuencias aún mayores.

Solo se salvan de esta lacra (por razones obvias) las dos únicas autonomías existentes en Portugal: los archipiélagos de Madeira y de Azores. Por lo demás, de Faro a Braga se palpa el drama que está afectando a la tierra y al hombre debido a la ausencia prolongada de lluvias.

Tampoco puede olvidarse la zona que va de Castelo Branco a Bragança, no lejos de Galicia y de Zamora. «El grado de severidad de la sequía es muy superior en la actualidad [que en los años de 2005 y 2018, cuando igualmente se dejaron sentir los efectos]», proclama el IPMA.