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La Policía investiga diversos actos vandálicos cometidos contra varias iglesias de Palma

La Unidad de Delitos de Odio está recopilando información sobre los ataques, actuación que podría derivar en la entrega de un informe a la Fiscalía

Josep María Aguiló

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La Unidad de Delitos de Odio de la Policía Local de Palma está recopilando información sobre diversos actos vandálicos cometidos en estos últimos meses contra varias iglesias de la capital balear. Según ha avanzado este jueves «Diario de Mallorca», dichos ataques incluirían pintadas anticlericales , colocación de pegatinas insultantes e incluso también la interrupción de una misa por parte de varios jóvenes. Fuentes oficiales de la Policía Local han confirmado a ABC que la mencionada unidad está trabajando para averiguar quiénes podrían ser los culpables de los citados actos vandálicos, para a continuación, si se considerase oportuno, remitir un informe a la Fiscalía con toda la información recabada.

Uno de los hechos más graves ocurridos hasta ahora tuvo lugar el 22 de noviembre del pasado año en la parroquia de Santa Creu , una de las más antiguas de Palma, al haber sido construida en el siglo XIV. En concreto, dos personas lanzaron de madrugada pintura de color rojo contra la fachada y contra una de las entradas del templo, que quedaron visiblemente manchadas.

Los presuntos autores del ataque editaron un vídeo en el que se podía seguir la secuencia completa del suceso. El argumento esgrimido para intentar justificar dicho acto de vandalismo fue que un día antes, el 21 de noviembre, se había celebrado en la iglesia de Santa Creu una misa en memoria del jefe del Estado entre 1939 y 1975, Francisco Franco, y del fundador de Falange Española, José Antonio Primo de Rivera. La misa había sido solicitada por la Fundación Francisco Franco.

El objetivo del ataque a la parroquia palmesana fue denunciar el supuesto «colaboracionismo histórico» de la Iglesia católica con «el fascismo». Por su parte, la Asociación para la Revitalización de los Centros Antiguos (ARCA) emitió un comunicado en el que manifestaba su «total condena» por lo ocurrido. Además, recordaba que el templo figura como Bien Catalogado con una protección máxima por parte del Ayuntamiento de Palma y que también está declarado Bien de Interés Cultural desde 1976.

Desde entonces, la Policía Local está recopilando también información sobre varias pintadas ofensivas aparecidas junto a la iglesia de Santa Magdalena y en los muros del vecino convento de las Jerónimas . En dicho lugar aparecieron una inscripción que decía «Menos rosarios en nuestros ovarios» y un dibujo con una cruz en llamas. En otra iglesia palmesana, la de Sant Sebastià , fue detectada otra pintada, con el lema «Nuestro cuerpo es nuestro y hacemos lo que queremos». A todo ello hay que añadir la colocación de pegatinas insultantes con la inscripción «¡Stop mierda!», que también han sido localizadas en las puertas de acceso de otras iglesias, como por ejemplo la de Nuestra Señora del Socorro.

Otro hecho, aún más grave, tuvo lugar hace dos meses, si bien no fue denunciado en su momento. En concreto, un grupo de jóvenes irrumpió en la iglesia de Santa Magdalena, durante la celebración de una misa, coreando consignas anticlericales. Ello obligó al sacerdote a interrumpir la homilía. Cuando los jóvenes salieron poco después de la citada iglesia, la superiora de las Jerónimas fue increpada tras haberles recriminado su acción. El grupo entró de nuevo en el templo e interrumpió por segunda vez la misa.

Cabe recordar, en este contexto, que en octubre del pasado año la Audiencia Provincial de Palma condenó a un año de cárcel por un delito contra la libertad religiosa a cinco de los seis jóvenes que el 9 de febrero de 2014 irrumpieron en la iglesia de Sant Miquel de la capital balear con proclamas a favor del aborto . Al tratarse de una pena inferior a los dos años, ninguno de ellos ha tenido que ingresar en prisión.

El juicio por este caso se había celebrado en septiembre. Al final de la vista oral, el Obispado de Mallorca anunció que rebajaba su petición inicial de pena para los seis jóvenes. De los cuatro años de cárcel solicitados en un principio por la diócesis, se pasó finalmente a un año y medio, que era la condena solicitada por la Fiscalía. Aun así, desde el inicio del proceso judicial la diócesis también se había mostrado dispuesta a retirar la acusasión con la única condición de que los seis jóvenes reconocieran públicamente que habían actuado mal, algo que no sucedió finalmente. No obstante, durante la vista oral los encausados sí lamentaron las molestias que pudo haber ocasionado su acción a los fieles que se encontraban en el interior de Sant Miquel cuando tuvo lugar la protesta.

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