Hazte premium Hazte premium

Los pilotos de drones de La Palma: «Nos hartamos de llorar. No hay futuro, solo lava»

Llevan semanas viendo en directo la destrucción de la isla y no ocultan que les empieza a pasar una factura emocional

Cuándo entró en erupción el volcán de La Palma

Qué es y cómo se forma un rayo volcánico

El volcán a vista de dron

Laura Bautista

«Nos hartamos de llorar», es un «desastre y una tragedia absoluta». Las lágrimas son parte de la factura emocional de los pilotos de dron que vigilan la erupción en La Palma. Domingo Fernández, presidente de Ascadron (Asociación Canaria de Operadores y Pilotos de Drones) y gerente de Dofer Ingeniería cuenta con cuatro de la decena de aeronaves en La Palma que vigilan el volcán. Son los ojos de los científicos y de los habitantes de La Palma desde que empezó la erupción y la destrucción de una isla que sienten como propia.

«Los vecinos nos piden si podemos mirar si su casa sigue ahí, y muchas veces ya no hay nada, damos continuamente más malas noticias que buenas». En las coladas de lava, «hay varios kilómetros en lo que ya no existe nada, pero la gente sigue teniendo la ilusión y la esperanza, porque eso no se pierde». Es una situación complicada, «allá por donde pasa la lava del volcán, todo se acaba» . Colada tras colada, las casas quedan sepultadas por montañas de magma de hasta 30 metros de alto.

No hay futuro, solo lava

Ven, en directo, cómo se pierde no solo el presente de estas personas, sino también todo su pasado y su futuro. «Después del paso del volcán no hay futuro, solo hay lava », cuenta desolado el presidente de Ascadron. Cree que este volcán ya se ha llevado «lo mejor de La Palma», las tierras más fructíferas de cultivo y la mitad del polígono industrial de Los Llanos. Lo peor, a juicio de Domingo Fernández, es que esta pesadilla aún no ha acabado .

El volcán «ya no es un espectáculo , no hay fotos bonitas», opina, «esto es una tragedia». El magma que sale de las entrañas de Cumbre Vieja está atravesando la vida de cientos de personas porque es uno de los pocos volcanes ‘urbanos’ de los últimos tiempos , el más destructivo del último siglo y el más monitorizado del mundo».

Su empresa contribuye a esta vigilancia intensiva. Sus drones trabajan para la emergencia, con imágenes que se envían al puesto de mando avanzado para conocer dónde está cada colada, hacia dónde avanza, a qué velocidad y temperatura gracias a las cámaras geotérmicas que tienen sus dispositivos. También permite analizar cuál es el punto más caliente y, por tanto, más fluida y con potencial destructivo. Ayudan a los científicos y también a los vecinos a tener una previsión de cuando llegará la lava para llevarse todo lo que pueden de sus casas «antes de que no quede nada».

Uno de los drones de 9 kg de peso que se acerca a la erupción y puede cartografiar superficies, áreas y volúmenes ABC

La herramienta más importante con la que cuentan los científicos es uno de sus dispositivos, de nueve kilos, el Matrice 300 RTK, de última tecnología y con apenas unos meses en el mercado. Este dron es muy preciso y es capaz de hacer fotogrametría con barridos de miles de fotografías, que después con la ayuda de un programa mide superficies, áreas y volúmenes en formato cartografía . «Los científicos nos preguntan a nosotros dónde está cada colada, la velocidad de cada brazo o la distancia de la lava al mar. Proporcionamos datos técnicos y no solo imágenes del avance destructivo».

Su dron puede cubrir en un mismo vuelo más de 6 millones de metros cuadrados de terreno , con un nivel de detalle que solo permite esta tecnología. Como detalla Domingo Fernández, los vídeos se han grabado con una cámara profesional que, a su vez, cuenta con tres cámaras, una de ellas termográfica, una cámara panorámica y una cámara Zoom 200X.

Realizan varios vuelos al día según la coordinación establecida con todos los medios aéreos. Este grupo está compuesto por una decena de drones de varias entidades, como el IGME, IGN, UME, CSIC, entre otros, que ya han realizado en total más de 590 vuelos desde que comenzó la erupción.

Las coladas son las que causan los daños, y en ellas se han puesto todos los ojos. La que más preocupa es la que avanza dentro del polígono industrial de Los Llanos, también el dedo que está cerca de llegar al mar. Es un fenómeno que cambia cada día, «lo que hoy está en pie mañana puede estar sepultado para siempre».

Los drones del equipo de Domingo Fernández están a kilómetros del cono, pero aún así no es zona segura, y siempre existe el riesgo de que una lluvia de piroclastos derribe las aeronaves. Sobre esta zona ya solo vuelan drones, es demasiado peligrosa para medios convencionales.

Además, la ceniza más fina entra en los rotores y la limpieza es clave para que sobrevivan a la furia del volcán. Domingo y su equipo ya habían trabajado en otras catástrofes, como la evaluación de daños de los incendios forestales de Gran Canaria en 2019, en cambio su trabajo habitual tiene un día a día más tranquilo, basado en tareas de ingeniería y aerofotogrametría, entre otros servicios .

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación