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ENTREVISTA

Parages Revertera: «Mi enfermedad ha sido una oportunidad para ayudar a quienes más lo necesitan»

Sufre espondilitis anquilosante y, tras superar retos extremos como cruzar a nado el Estrecho, dio un giro radical a su vida

«Trato de que otros entiendan, a través de mi propio dolor, que los límites están más allá de donde creemos que están»

El 'motivador', durante una de sus conferencias ABC
Giuseppe Tringali

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En una época de incertidumbre que la pandemia ha acentuado, escuchar a personas que a través de sus vivencias pueden ayudar a reencontrar un nuevo equilibrio y seguir adelante recuperando fuerza, energía e ilusión por la vida es un lujo. Una de ellas es Jacobo Parages Revertera. Licenciado en Gestión Comercial y Marketing, es empresario y docente. Su enfermedad le hizo abandonar su carrera para ayudar a las personas en situaciones difíciles a superar sus límites y sus miedos. Ahora es conferenciante, motivador, 'coach?...

A los 28 años, mientras vivía en Londres, después de terminar sus estudios se le complicó la vida. ¿Qué le pasó?

Trabajaba en una multinacional cuando me fue diagnosticada una enfermedad crónica: espondilitis aquilosante. A partir de ese momento mi vida cambia por completo y me doy cuenta que tengo que gestionar una enfermedad dolorosa el resto de mi vida que me obligó a dormir sentado seis años. Entonces tomo conciencia de lo profundamente vulnerable que soy y de que en la vida hay circunstancias que te pueden cambiar y hacer más fuerte o, por el contrario, provocar que tires la toalla y te rindas.

¿Como superó ese momento? ¿Con qué herramientas? ¿Dónde las encontró?

Es un proceso en el que tienes que tomar decisiones casi a cada paso y me atrevo a decir que la actitud adecuada, el compromiso, el aceptar que estoy fuera de mi zona de confort, el poder abrazar ciertos valores como la determinación, el esfuerzo o el sacrificio me han ayudado mucho. Entender que se puede vivir de una manera apasionada a pesar de la adversidad, pero sobre todo, el darte cuenta de que puedes inspirar a otras personas a crecer desde tu propio dolor ha hecho que mi camino sea un camino de profundos regalos y muchas sorpresas.

¿Cuándo consiguió dar la vuelta a ese punto de inflexión en su vida y volvió a soñar?

Con tiempo, mucha paciencia, sin excusas y creyendo que la vida tiene que tener un sentido y un propósito. Recuerdo que desde pequeño siempre fui un soñador con grandes metas que alcanzar. El día que me fue diagnosticada la espondilitis anquilosante dejé de soñar, pero unos años más tarde decidí que los sueños están para ser cumplidos y que nada podía hacer que no cumpliera con el de mi adolescencia y de mi juventud: recorrer el mundo. Ese fue mi punto de inflexión.

Con el dolor como compañero de viaje, un día lo dejó todo y empezó una aventura con una mochila al hombro. ¿Dar la vuelta al mundo fue su primera prueba para desafiar la enfermedad?

Fue mucho antes. Cuando despiertas cada mañana con dolor, cada día se convierte en una prueba que te hace más fuerte, pero para eso te tienes que hacer 'amigo' de tu dolor porque si no te acaba ganando la partida. El gran paso es cuando decido dejarlo todo, mi trabajo y mi seguridad, para dar la vuelta al mundo en 15 meses. Ese viaje es, sobre todo, un viaje interior. Ese tiempo me enseñó que los sueños están para ser cumplidos a pesar las dificultades que encontramos en el camino. Enfrentarme a esa prueba y poder hacerla realidad ha marcado un antes y un después en mi vida.

¿Cuándo y cómo tuvo la decisión de retarse cruzando el Estrecho de Gibraltar a nado y después ir de Mallorca a Menorca, mientras luchaba contra un inesperado tumor maligno?

Después de haber dado la vuelta al mundo, y tras no hacer ejercicio durante 12 años, empiezo a nadar para superar la limitación física y mental de que nunca más podría hacer deporte. Cuatro años más tarde me aventuro a cruzar el Estrecho. Son meses de mucho entrenamiento, de sufrimiento, de sacrificio, más de mil kilómetros entrenados en año y medio para cruzar a nado el Estrecho de Gibraltar y poder compartir los frutos económicos con la Asociación Síndrome de Down. Poco después me diagnostican un tumor maligno y es, justamente eso, lo que me motiva a seguir entrenando para cruzar los 40 kilómetros que separan la isla de Mallorca y Menorca en doce horas sin parar de nadar. Soy la novena persona en el mundo en conseguirlo y el primer enfermo crónico. Así, pude compartir las donaciones obtenidas para una beca de investigación de dos años en un hospital de Madrid para curar la leucemia infantil.

Tras esas pruebas de superación: ¿Cuándo pensó dar a su vida una doble finalidad: la de ayudar y hacer de ello su objetivo profesional?

Gracias a todo eso me di cuenta de la enorme capacidad que tenemos los seres humanos de crecer desde la adversidad y, lo que es más importante, de ser útil a otras personas que pasan por momentos difíciles. Así entiendo mi enfermedad, como una oportunidad para crecer y ayudar a personas que lo necesitan. Desde mis retos deportivos he tenido el privilegio de ayudar a la Fundación Síndrome de Down y a la Fundación Uno Entre Cien Mil y su lucha contra el cáncer infantil. Además, esto me ha permitido dar un giro a mi vida profesional y convertirme en conferenciante, motivador, docente y formador en empresas, actividad en la que hago converger mi experiencia profesional de 25 años en multinacionales con mis logros de retos extremos. Hoy puedo decir que he encontrado la misión de mi vida y me llena profundamente. Tener la oportunidad de dar respuestas a preguntas que todos tenemos, tanto en el ámbito empresarial como en un aula, es un auténtico regalo que me he encontrado en este camino.

Nadar ahora en otro mar como conferenciante , consultor, docente y escritor con el libro 'Lo que aprendí del dolor', ¿le resulta igual de emocionante y satisfactorio? ¿Por qué ?

Me resulta muy satisfactorio y profundamente inspirador. Mi actividad profesional me resulta, si cabe, más emocionante que aquello a lo que me dedicaba antes de convertirme en quien hoy soy. Y lo es porque mi foco está plenamente centrado en las personas y en compartir la idea de que los límites están más allá de donde pensamos que están. Pero, sobre todo, me permite ayudar a organizaciones, equipos de trabajo y estudiantes a creer en sí mismos para lograr metas importantes para ellos, para aquellos que les acompañan y para las organizaciones con las que se han comprometido.

La pandemia nos afectado a nivel general y psicológico. ¿Qué opina al respecto?

La pandemia que estamos viviendo es una prueba inequívoca de que el ser humano es profundamente vulnerable. Muestra que en un chasquido de dedos todo puede cambiar; que en el camino surgen imponderables que jamás podremos anticipar y esto me ayuda a pensar que tenemos que estar preparados psicológicamente y formados en habilidades para aceptar lo que tenga que venir y para trabajar aquello que realmente necesitemos trabajar de cara a superar situaciones adversas y logar éxitos.

Desde su experiencia, ¿cómo puede ayudar a superar las incertidumbres y retos que se presentan en este contexto pospandémico y sus desafíos empresariales, culturales, tecnológicos, etc.?

Cuando alguien habla en primera persona de lo que le ha pasado y da claves de esa superación el discurso se hace más creíble, más útil y, por qué no, más inspirador. Eso es exactamente lo que me ha animado a dejar mi carrera en el mundo del marketing para ayudar a la gente a superar sus miedos; a gestionar su incertidumbre; a abrazar el cambio; a tomar decisiones y a adoptar una actitud de crecimiento que les ayude a entender la transformación que tienen que asumir y que les va a ayudar a avanzar si despiertan las habilidades adecuadas.

Explique, al menos, tres de las claves que son necesarias para la superación personal.

Podría citar muchas, pero me centro en éstas. La primera es actitud. Cuando la incertidumbre nos invade y estamos ante un desafío como el actual es cuando debemos fortalecer la idea de que depende de nosotros la actitud que elegimos para el logro del éxito final. Me encanta lo que dijo Víktor Frankl: «La última de las libertades del ser humano es elegir su actitud ante las circunstancias negativas que le ocurren».

La segunda clave es la autoestima. Es importante no dejar que caiga cuando pasamos por momentos de dificultad. Trabajar nuestras creencias y transformarlas para que conviertan en empoderantes y no limitantes, y buscar la manera de reflexionar sobre hasta dónde podemos llegar aún a pesar de pasar por momentos de dificultad es esencial. Para ello, es determinante creer en nosotros mismos y actuar con decisión. Si la adversidad afecta a nuestra autoestima va a provocar que abandonemos en lugar de seguir en la lucha.

La tercera clave es el compromiso. Cuando te comprometes contigo mismo para alcanzar cualquier meta te conviertes en casi imbatible, pero cuando te comprometes con los demás para el logro de una meta común, el camino a superar obstáculos se hace mucho más interesante. El trabajo en equipo divide el esfuerzo y multiplica resultados y el compromiso con las personas que conforman ese equipo es el mejor aliado de superación personal.

¿Cuál será tu próximo sueño?

Mi sueño profesional es seguir desarrollando mi faceta como conferenciante, docente y formador e intentar llevar mi mensaje a muchas más empresas y equipos de trabajo. Mi sueño deportivo está por decidir, por lo que sigo nadando y entrenando muy duro para, en 2022, estar en forma y aceptar el reto que llame a mi puerta.

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