El Papa recuerda a los obispos que el ecumenismo es «un deber y una obligación»

El texto, de unas treinta páginas, comienza recordando que la búsqueda de la unidad de los cristianos es «un desafío ante todo para los católicos» por su vocación de universalidad. En su decreto «Christus Dominus», el concilio Vaticano II «describe al obispo como un hombre de diálogo, que involucra a las personas de buena voluntad en una búsqueda común de la verdad a través de una conversación marcada por la claridad y la humildad, y en un contexto de caridad y amistad».

Aparte de su actividad personal, el obispo debe crear una comisión diocesana de ecumenismo y un delegado para multiplicar los contactos con fieles de otras confesiones cristianas. En los lugares donde su presencia es significativa, «muchos obispos han juzgado útil promover el nombramiento de encargados de la animación y la coordinación ecuménica parroquial, tal como se prevé en el Directorio Ecuménico».

Aparte de una actitud personal positiva, el «Vademecum» indica que «la presencia católica en los medios de comunicación debe demostrar que los católicos estiman a sus hermanos y hermanas en Cristo, y que están disponibles para escuchar y aprender de ellos».

Las páginas web de las diócesis deben alentar este espíritu y asegurarse de que « el delegado diocesano para el ecumenismo y la comisión ecuménica deben ser fácilmente localizables y contactables mediante la página web».

En esa línea, «la página ecuménica de un sitio web diocesano es un excelente espacio para dar a conocer los eventos y publicar las noticias. De todos modos, será siempre necesario pedir permiso antes de utilizar fotografías de los interlocutores, ya que en algunos casos la publicidad puede causarles dificultades».

El documento aconseja a los fieles rezar juntos especialmente el Padre Nuestro, las oraciones de los Evangelios y los Salmos. A su vez, «los sacerdotes católicos y los otros ministros cristianos podrían, cuando fuese apropiado, invitarse mutuamente a predicar durante sus respectivas celebraciones no eucarísticas», como hacen muchos obispos de modo habitual.

El «Vademecum» recuerda los múltiples escenarios de diálogo, desde el permiso para utilizar templos a los ministerios compartidos en hospitales, cárceles, etc.; o desde la ayuda conjunta a los necesitados hasta la participación común en el diálogo con las religiones no cristianas.

El texto enumera los criterios de participación o no participación en algunos sacramentos y recuerda que «el obispo diocesano está llamado a autorizar los matrimonios mixtos entre católicos y otros cristianos bautizados» . Teniendo presente que «los matrimonios mixtos no deben considerarse como problemas, ya que a menudo son un lugar privilegiado donde se construye la unidad de los cristianos».