El Papa habla de su visita a Auschwitz: «En el silencio he sentido la presencia de las almas que pasaron por allí»

De hecho, en julio el Santo Padre ha terminado de perfilar varios asuntos de peso como por ejemplo la sustitución del padre Federico Lombardi , la creación de la comisión para el estudio del diaconado femenino en los primeros siglos de la Iglesia o, por supuesto, los últimos detalles de su viaje a Polonia del que acaba de regresar.

Precisamente este miércoles ha dedicado sus palabras a repasar esta visita. De un lado, se ha mostrado encantado con la respuesta de los jóvenes congregados en Cracovia para celebrar la trigésimo primera Jornada Mundial de la Juventud, unos jóvenes que han dado «un signo de esperanza al mundo» . De otro, el Santo Padre se ha maravillado de que, hablando lenguas diferentes, los jóvenes hayan podido comprenderse, pero lo que más le ha impactado ha sido ver que «ondeaban juntas banderas de naciones que están enfrentadas» .

Muchos de estos jóvenes peregrinos estaban hoy presentes en el Aula Pablo VI y se han hecho notar. Francisco, en español, les ha dicho que «saben hacer barullo» . Muy atento a todos los detalles, no ha querido perder la ocasión de dirigir unas palabras especiales en memoria de Susanna , un joven peregrina de la diócesis de Roma que falleció de meningitis en Viena cuando regresaba de la JMJ. Ha pedido a Dios que de consuelo a sus familiares y amigos. También ha dedicado un emotivo recuerdo a Anna María Jacobini , periodista de la Raí que falleció durante la cobertura del evento.

El Papa no ha pasado por alto otras dos etapas fundamentales de su visita a Polonia: El santuario de Czestochowa, la patrona de Polonia, y Auschwitz. Para Francisco, la visita a la Virgen de Czestochowa le ha hecho comprender la fe en la que hunde sus raíces el pueblo polaco y que le ha ayudado en las pruebas y dificultades.

Ha felicitado al pueblo polaco por su valor y, tras recordar el pasado de Europa, ha lanzado un mensaje para el futuro: «Hoy Polonia nos recuerda a toda Europa que no puede haber un futuro para el continente sin sus valores fundamentales, los cuales a su vez, tienen en el centro la visión cristiana del hombre».

En Auschwitz-Birkenau el Papa ha reconocido que «el silencio fue más elocuente que cualquier palabra» y que su visita al campo de concentración «tenía por horizonte el mundo, un mundo llamado a responder al desafío de esta guerra por partes que lo está amenazando».

Allí no habló pero este miércoles ha explicado sus sensaciones en el escenario del horror: «En ese silencio he escuchado, he sentido la presencia de todas las almas que pasaron por allí; he sentido la compasión, la misericordia de Dios que algunas almas santas supieron llevar a aquel abismo».

Sintió, escuchó y rezó por aquellas y por todas las víctimas de las guerras. Así lo ha explicado ante los fieles que lo escucharon en completo silencio en el Aula Pablo VI. También ha asegurado que en Auschwitz ha comprendido más que nunca el valor de la memoria , «no como un recuerdo de los hechos del pasado sino como responsabilidad para el hoy y el mañana».

Allí también pensó en la crueldad, «no tan concentrada como en Auschwitz» pero presente en el mundo de hoy también «enfermo de crueldad, violencia y sufrimiento» y se dio cuenta de que Auschwitz es «una advertencia para que el odio y la violencia no triunfen y no se repitan».