Pablo Malo: «La moralidad se ha desparramado por todos lados»
Este psiquiatra vasco, un conocido divulgador en Twitter de su ciencia, publica ‘Los peligros de la moralidad’, un libro donde indaga sobre cómo la moral se ha convertido en una herramienta para dividir a nuestras sociedades

En el primer párrafo de su nuevo libro afirma que su apellido ya lo predestinaba a ocuparse de la moral: se llama Pablo Malo y es psiquiatra, experto en psicología evolucionista, un estudioso del suicidio y su prevención, y ha tenido que aguantar infinidad ... de bromas en la infancia y de mayor. El chiste clásico es cuando se presenta a un paciente: « Soy el doctor Malo ». Y el paciente se queda mirando con cara de interrogación. «Perdone, ¿no me podría atender el doctor Bueno?»
El elemento definitivo que dio forma a la vocación del Dr. Malo fue haber nacido en 1958 en Erandio, en la margen derecha de la ría de Bilbao. Vivir en el País Vasco bajo el terrorismo de ETA le llevó a preguntarse cómo un porcentaje muy elevado de la población no sólo no condenaba el terrorismo, sino que lo justificaba o lo jaleaba. Esto lo llevó a indagar y concentrarse en el tema central de su último trabajo, ‘ Los peligros de la moralidad ’ (Ed. Deusto): ¿por qué hay gente que hace el mal convencida de que hace el bien? O, como dice James Waller, un psicólogo social cuya obra menciona, «cómo la gente normal comete genocidios y asesinatos en masa».
« Con ETA empieza esta búsqueda . Conoces a gente de esa esfera que paseaba a su madre, que cuidaba de sus amigos, que le imponía normas de buena educación a sus hijos... pero que era capaz de justificar el asesinato de un vecino ». Claro, lo fácil es asumir que son psicópatas, enfermos o inmorales, y lo difícil es desentrañar qué mecanismos psicológicos y sociales están operando allí. La respuesta que Malo ha encontrado después de años de estudio está en un universal antropológico: la tendencia humana a distinguir entre ‘ellos’ y ‘nosotros’ . Y eso conduce a que los límites de nuestra moralidad sólo alcance hasta los límites de nuestro grupo. «Los alemanes no ignoraban que matar era malo. De hecho no mataban a los de su grupo. Pero no aplicaban su moral a los judíos, los excluían». El mayor problema, según Malo, es la violencia moralista. Cuando un grupo se siente humillado, con razón o no, y se siente legitimado para castigar a otras personas. «Era la violencia de ETA, idéntica a la del asesino múltiple. Es difícil de entender, pero son vengadores, van impartiendo justicia ».
La búsqueda. La experiencia de ETA le llevó a plantearse: ¿Por qué hay gente que hace cosas malas convencida de que hace el bien?
Malo lee mucho y lo divulga en Twitter (bajo la cuenta @pitiklinov) y en su blog. Cree que la moralización que se ha impuesto en nuestro tiempo es peligrosa para la democracia . «La forma de ver hoy la política es por la oposición bueno/malo. Los otros son nazis o demonios. Y ahí, la democracia se queda bloqueada porque se pierde el diálogo. Cada uno está en su juego y desaparece la moralidad compartida».
Añade: «Esto es especialmente grave cuando se moraliza la ciencia . La ciencia no funciona bajo el modelo bueno/malo sino sobre el eje verdadero/falso. Cuando entra la moralización no se pueden investigar determinadas cosas».
Pero también se moraliza con las identidades, con el género, con la raza, con la fe hasta el punto de que obras, títulos o chistes que hace unas décadas eran admisibles, ahora no lo son. «Otro descubrimiento que he hecho al escribir este libro es que el ‘wokismo’ , esta nueva moda de la izquierda, no es más que una sustitución de la religión. Al perder fuerza la religión, la necesidad de seguir exhibiendo nuestra moralidad, de señalar que somos buena gente, de postureo, se expresa en la cultura de la cancelación. Yo pensaba que la secularización moderna sería algo como la antigua Grecia y me doy cuenta de que no, que la moralidad se ha desparramado por todos lados y eso nos paraliza».
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