Orna Donath: «Si una mujer no quiere ser madre la llaman loca, eso no es libertad»

-Cada vez más mujeres denuncian desigualdad salarial, abusos, machismo... ¿qué está cambiando?

-La sociedad lleva cambiando desde hace décadas, pero ahora está siendo más rápido. Las mujeres están diciendo que ya es suficiente de muchas cosas, como el abuso sexual, la desigualdad salarial y también la maternidad. En las últimas décadas las mujeres han estado hablando más libremente sobre la maternidad, desde diferentes ángulos, no solo desde el positivo.

-¿Entonces hoy son las mujeres libres para hablar sobre la maternidad?

-Todavía queda un largo camino, es un proceso que lleva tiempo.

-¿Por qué cree que no existe esa libertad?

-Es peligroso para la sociedad tratarnos como seres humanos con libertad para decidir sobre nuestras vidas, nuestros cuerpos, nuestros sentimientos. Aunque haya más mujeres trabajando, la mayoría de las sociedades mantienen la ecuación «mujer igual a madre». En Israel, si una mujer no quiere ser madre, le dicen que es una egoísta o una loca, que va a morir sola… Eso no es verdadera libertad. Hace dos semanas tuve una llamada de una mujer que decía que no quería ser madre, pero que lo estaba considerando por miedo a lo que le decían (que lamentaría no serlo). Ella creía que acabaría haciendo lo contrario a lo que realmente quería. En mi opinión eso no es libertad, no tenemos suficientes modelos, no escuchamos a esas mujeres de 70 años que no tuvieron hijos y dicen que tuvieron una buena vida así. Solo tenemos un modelo.

-¿Por qué una mujer que no quiere ser madre se convierte en madre?

-Miedo. Nos asustan todo el tiempo con el futuro. Es el arma más útil para alinearnos en la maternidad. Si alguien me dice que estoy loca o que soy egoísta, puedo decir que no, que no me conoce. Pero si alguien me dice algo sobre el futuro, es una herramienta muy poderosa porque no puedo saber qué ocurrirá. Siempre nos dicen que si no somos madres nos arrepentiremos, y no vemos otras versiones. No estoy en contra de la maternidad, pero es solo la mitad de la realidad.

-¿Hay padres arrepentidos?

-Empecé la investigación hablando de padres en general y hablé con diez padres arrepentidos.

-¿Y sus razones eran diferentes?

-La muestra no es representativa, eran solo diez, pero ocho de ellos lo fueron porque su pareja quería y ellos deseaban mantener la relación. No mencionaron la presión social.

-¿Por qué es un tabú hablar de arrepentimiento?

-La razón más obvia es que la maternidad es sagrada y suena increíble que una mujer pueda decir que lo lamenta. Es como si las mujeres hablaran en contra de la biología, porque se considera que la maternidad es nuestro destino biológico. Ahora estamos abordando las depresiones postparto, pero la narrativa es que es una cuestión de tiempo y al final te sentirás bien. Las mujeres que participaron en mi estudio, cinco de ellas abuelas, arruinan esta narrativa porque cuentan que a ellas no les pasó. Fueron madres hace 30 o 40 años, y miran atrás y no les valió la pena.

-¿Entonces cuál es su misión?

-Si las mujeres piensan que su destino es ser madre, estoy a su lado. Pero me gustaría que hubiera opciones. A veces si no eres madre, necesitas demostrar que eres buena en otra cosa. Me gustaría que no tuviéramos que probar nada. Simplemente ser lo que queramos.