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El olfato del periodista

Bajo su sentido del humor encerraba un rigor y una pasión por el periodismo difíciles de igualar

Antonio San José

En el verano de 1996, recibí la llamada telefónica de Pepe Oneto para convocarme con urgencia a un almuerzo. Antonio Asensio le acababa de nombrar director de Noticias de Antena 3 TV y, lejos de interpretarlo como un ascenso, sentía el peso y el vértigo ... de una actividad de gestión audiovisual que le era ajena y que le suponía, además, abandonar la dirección de su muy querida revista «Tiempo». El motivo del encuentro era ofrecerme la subdirección de Informativos del canal , en la confianza de que mi experiencia en el mundo televisivo pudiera ayudarle en la nueva tarea que el Grupo Zeta le había encomendado. Ahí comenzó una etapa profesional apasionante para mí, en la que pude vivir de cerca las muchas cualidades que Pepe tenía para el oficio, especialmente una intuición, en forma de olfato periodístico, que jamás le fallaba. Cuando te decía, con su lenguaje peculiar, «esto se va a calentar», podías estar seguro de que estabas ante una noticia con un desarrollo importante. Así era Oneto, un profesional que, bajo su inefable flequillo rubio y un sentido del humor gaditano que jamás le abandonó, encerraba un rigor y una pasión por el periodismo difíciles de igualar.

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