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Los «nuevos pecados sociales» tienen más de cien años

Los nuevos «pecados sociales», que algunas agencias de prensa anunciaron al mundo como gran novedad el pasado lunes para sorpresa infinita del Vaticano, tienen casi todos más de cien años, pues fueron

Los nuevos «pecados sociales», que algunas agencias de prensa anunciaron al mundo como gran novedad el pasado lunes para sorpresa infinita del Vaticano, tienen casi todos más de cien años, pues fueron incorporados al Magisterio en la encíclica «Rerum Novarum» de León XIII el 15 de mayo de 1891. En un lenguaje tan claro como vigoroso, León XIII advertía que «los ricos y los patrones no deben tratar al obrero como un esclavo; deben respetar la dignidad de la persona humana, ennoblecida por el carácter cristiano».

Juan Pablo II, cuyo Pontificado tuvo un marcado acento social, afirmaba en 1991, con motivo del centenario, que «León XIII fue la voz del Espíritu para descubrir al mundo de entonces la realidad del pecado, del gran pecado social y de la consiguiente amenaza de conflicto en la sociedad».

Las enseñanzas de Juan Pablo II -sobre todo en las encíclicas «Laborem exercens», «Sollecitudo rei socialis» y «Centesimus annus»- crearon un extenso marco recogido en 2004 en el Compendio de Doctrina Social de la Iglesia. La inmoralidad del uso y tráfico de drogas, del tráfico de seres humanos, de la contaminación ambiental o de las manipulaciones genéticas ha sido repetida en el último cuarto de siglo.

Benedicto XVI pronunció una homilía marcadamente ecológica en su encuentro con los jóvenes en Loreto el pasado verano, y ya en su primera Navidad como Pontífice dedicó un enorme esfuerzo a desenmascarar y condenar el consumismo, que degrada a las personas que lo practican y daña a las poblaciones pobres de los países del Tercer Mundo.

En su último encuentro con el cuerpo diplomático, el Papa puso en guardia a las nuevas potencias económicas como China e India contra el saqueo de recursos petrolíferos que llevaron a cabo sus predecesores durante el último siglo.

Los comentarios tergiversados y sacados de contexto por algunas agencias se referían a un curso para confesores, organizado por la Penitenciaría Apostólica. El Papa recibió a los participantes el 7 de marzo y les dirigió un discurso en el que no había ninguna referencia a «nuevos pecados sociales» o a «nuevos pecados capitales» sino un énfasis en el aspecto misericordioso e individual del sacramento de la Penitencia, que ayer impartió personalmente en la basílica de San Pedro.

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